Consejos para tener en cuenta

Advertencia para los adúlteros: Internet es chismosa y no olvida

 

La reciente renuncia del jefe de la CIA, general David Petraeus, después que se ventilara su romance con su biógrafa Paula Broadwell, disparó todas las alarmas. Todas las pruebas del adulterio estaban contenidas en la red de redes. Los especialistas coinciden en que no hay manera de esconderse: todos los mensajes electrónicos, aún después de borrados, dejan una huella que se puede rastrear y sacar a la luz. Y aconsejan volver a la tradición: discreción, nada escrito y negar siempre.

 

María Peña

Agencia EFE

El romance del renunciante director de la CIA David Petraeus con su biógrafa Paula Broadwell no sólo ha arruinado su brillante carrera sino que ha puesto sobre aviso a otros adúlteros: Internet es chismosa y no olvida.

Petraeus, un general de cuatro estrellas considerado un “general de generales”, anunció recientemente su renuncia al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tras admitir que tuvo una relación ilícita con Broadwell después de abandonar el Ejército.

Su anuncio ha causado una conmoción dentro y fuera del Pentágono pero también ha puesto de relieve una gran verdad del siglo XXI: la autopista de la información facilita los amoríos pero también se ha convertido en su tumba.

“No debe sorprender que alguien como Petraeus se haya enredado en un triángulo amoroso. Las necesidades afectivas son distintas a las profesionales, y la inteligencia emocional no tiene que ver con la intelectual... la gente puede tener muchas tentaciones y muchos vacíos que llenar con éstas”, dijo a EFE la terapeuta familiar Claudia Campos.

“Los hombres buscan compañía, alguien que los valore, que los admire, y posiblemente ése fue el caso del general Petraeus. Broadwell seguramente sintió admiración por él y empezó a sentirse atraída por su rango, por su historia intelectual y si hubo química y atracción mutua, ¿por qué sorprenderse de que cayeran en esto?”, señaló la experta.

Según Campos, la mayoría de las infidelidades ocurre en los lugares de trabajo, donde se pasan más horas que en casa y entre colegas se encuentra un “paño de lágrimas”. Los viajes, las largas ausencias y, sobre todo, Internet, también facilitan los amores clandestinos, agregó.

El romance del máximo jefe de los servicios secretos de Estados Unidos fue descubierto por la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) después de que siguiera la pista de una queja de acoso presentada por una segunda mujer, Jill Kelley, contra Broadwell, quien consideraba a ésta su rival por los afectos del general.

Los agentes del FBI descubrieron el intercambio de correos íntimos entre Petraeus y su antigua amante en una cuenta de Gmail que ambos compartían.

¿Un cómplice perfecto?

Quienes deciden llevar vidas paralelas han encontrado en Internet un cómplice perfecto en sitios como Facebookcheating.com, o AshleyMadison.com, cuyo lema es “la vida es corta. Ten un affaire”.

Pero a Petraeus y a otros en su situación se les olvida que, según los gurús de la tecnología, aun cuando uno borra un mensaje electrónico, éste deja una huella indeleble en el disco duro de la computadora.

Asimismo, los mensajes instantáneos, fotos o textos compartidos en Facebook o Twitter también tienen una especie de marcador electrónico que puede ser rastreado con mucha facilidad en cuestión de minutos.

Toda transacción realizada en Internet o con cualquier medio electrónico deja una pista del usuario, sin importar a qué extremo llegue para proteger su identidad, según los expertos.

Es algo que saben muy bien quienes contratan a investigadores al tramitar un divorcio.

Según una encuesta realizada en 2010 por la Academia Estadounidense de Abogados Matrimoniales, el 81 % de los abogados especializados en divorcio dijo que se apoyó en “pruebas” descubiertas en Facebook y otras redes sociales para tramitar sus casos.

Algunos se preguntan si, a raíz del caso Petraeus, sería mejor regresar a los adulterios a la vieja usanza, libres de celulares y demás artefactos de alta tecnología.

Un consejo del congresista demócrata Barney Frank repetido más de un centenar de veces en Twitter parece pensado para las relaciones prohibidas: “nunca escribas cuando puedes hablar, nunca hables cuando puedas asentir, nunca asientas cuando puedes hacer un guiño”.

“Los seres humanos no sabemos estar en soledad, pero la gente tiene que recordar que la vida privada a nivel de internet no existe. No hay dónde esconderse”, sentenció Campos.

Amenazas

Paula Broadwell, la ex amante del ex director de la CIA David Petraeus, amenazó presuntamente a Jill Kelley con “hacerla desaparecer” en los correos anónimos que le envió y que desencadenaron la investigación sobre el último escándalo sexual en EE.UU., informó el diario New York Daily News.

Según cita el diario, que dice haber accedido a alguno de esos intercambios electrónicos, Broadwell amenazaba seriamente con hacer “desaparecer” a Kelley, amiga de la familia del general retirado, si no se alejaba de Petraeus.

Debido a estos correos electrónicos comenzó a destaparse el escándalo, ya que Kelley informó a un amigo suyo agente del FBI (policía federal) sobre las amenazas que estaba recibiendo de manera anónima, y los agentes federales comenzaron una investigación.

Un amigo de Kelley, bajo anonimato, aseguró al mismo diario que ella temía realmente por su vida y afirmó que “cualquier persona normal también lo hubiera denunciado a las autoridades”.

Los correos electrónicos amenazantes también citaban a “poderosos amigos” con los que Broadwell podría contar para perjudicar a Kelley.

El origen de la investigación la inició ese agente del FBI amigo de Kelley, a quien esta contó en mayo que había recibido correos amenazantes anónimos, asunto que el agente derivó a la Unidad de Delitos Cibernéticos del FBI que comenzó a tirar de los hilos del escándalo.

Los supervisores del agente del FBI amigo de Kelley que inició la investigación descubrieron que se había “obsesionado” con el caso y en el verano le prohibieron continuar vinculado a la investigación.

El escándalo se complica a medida que se conocen más detalles y el FBI está siendo cuestionado por no haber informado antes de la investigación que destapó el asunto, mientras hay preocupación sobre si la amante de Petraeus obtuvo información clasificada.

El jefe de las tropas de la OTAN en Afganistán, John Allen, también está siendo investigado por un presunto vínculo con Kelley, con quien habría mantenido “comunicaciones inapropiadas”.

Mientras el Pentágono y el FBI investigan casi 30.000 documentos intercambiados entre Kelley y Allen, el nombramiento del militar como comandante aliado supremo en Europa está en suspenso por sus presuntos vínculos con el caso.

Advertencia para los adúlteros:  Internet es chismosa y no olvida

El general Petraeus junto a Paula Broadwell, su biógrafa y amante, durante uno de los varios encuentros que tuvieron en Afganistán. El romance terminó con la brillante carrera del militar y puso en serios apuros a la administración de Barak Obama. Foto: Agencia EFE

De regreso

El general John Allen reanudó ayer su trabajo en Afganistán una semana después de que el Pentágono anunciara una investigación por supuestas comunicaciones “inapropiadas” con una mujer vinculada al triángulo amoroso por el que dimitió el ex director de la CIA, David Petraeus. Allen, jefe de las tropas de la Otan en Afganistán, se encontraba en Washington cuando saltó el escándalo la semana pasada, ya que estaba previsto que testificara ante el comité de Fuerzas Armadas del Senado que iba a evaluar su nominación como comandante aliado supremo en Europa, que ahora ha quedado en suspenso.