El ministro atravesó sin problemas la interpelación

Lamberto invitó a la oposición a discutir políticas de seguridad

El oficialismo celebró efusivamente el paso del socialista por la Cámara de Diputados. Pidió apoyo para acordar temas con la Nación. Miradas diferentes desde el justicialismo.

Lamberto invitó a la oposición a discutir políticas de seguridad

Como en su casa se veía al ex diputado en la Cámara Baja santafesina. Enfrentó con solvencia las preguntas del justicialismo. Foto: Guillermo Di Salvatore


Mario Cáffaro

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El Frente Progresista se fue satisfecho de la Cámara de Diputados y casi sacando en andas al ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, tras más de 8 horas de interpelación donde se repitieron argumentos, sospechas, chicanas pero donde aparecieron algunos intentos de pretender consolidar políticas de Estado en la materia para bajar los índices de criminalidad y de inseguridad que padece la sociedad santafesina.

“No hay nada que esconder, acá se presentaron las políticas de Estado que se podrán mejorar con leyes y con diálogo. El Frente Progresista tiene las cartas sobre la mesa para dejar de lado la verticalidad militar que tiene la policía y para que haya control sobre la fuerza”, señaló el radical Santiago Mascheroni, último orador de la sesión que se inició a media mañana y terminó cuando caía la tarde.

Mascheroni había salido al cruce de las afirmaciones de uno de los miembros del justicialismo, Héctor Acuña, que llevó adelante la interpelación que a modo de síntesis dijo que la visita del ministro le había dejado la sensación de que hay corrupción policial, de que hay narcotráfico y hay altas tasas de homicidio. “Es un acto de temeridad que desnaturaliza todo lo escuchado en este recinto”, le señaló el radical.

Ocho horas

Lamberto respondió la mayoría de las consultas puntuales que le habían sido formuladas por escrito y se cuidó siempre -y no le fallaron los reflejos en las más de 8 horas- de no dejar un título periodístico a los diputados justicialistas que pretendieron embretarlo buscando alguna definición general sobre corrupción policial, cajas negras, encubrimientos, etc. También se ocupó de separar bien nítidamente las aguas entre causas en trámite administrativo dentro de la policía o el ministerio y causas ya judicializadas. Fue paciente en las respuestas, y en algunas utilizó largas introducciones para girar en torno de ciertos temas sin profundizarlos. Es que fue un estudiado partido de fútbol donde el presidente de la Cámara, Luis Rubeo, tuvo que aplicar y recordar permanentemente el reglamento y el reloj para evitar que hablara más de quince minutos cada legislador.

Ante los embates justicialistas sobre la mayor presencia de droga en la provincia, Lamberto se ocupó de remarcar la necesidad de que haya una política nacional sobre la materia y que las provincias colaboran en ella y cuando se le cuestionaron procedimientos de efectivos santafesinos que luego fueron observados por los jueces federales instó a solicitar que los fiscales participen de los procedimientos para validar el trabajo policial. Tuvo guiños hacia la política del Sedronar que hoy encabeza Rafael Bielsa y rescató la continuidad en la actual gestión de leyes dictadas durante el último gobierno de Jorge Obeid como la del escalafón único para la policía, la creación del Isep y el nuevo Código Procesal Penal de la provincia.

Fueron varios los diputados justicialistas que insistieron en cuestionar al jefe y al subjefe de policía por estar implicados en una investigación abierta por Asuntos Internos a pedido de la justicia. El ministro subrayó que no es José Luis Romitti el subjefe el que se encuentra investigado. En cuanto a Cristian Sola se ocupó de destacar que puede justificar sus bienes. Lo hizo ante expresiones de Gerardo Rico (Movimiento Evita) quien dijo que fue a la ciudad de Roldán a ver la casa donde vive el jefe de policía: aseguró que tiene un valor de 500 mil dólares.

Diálogo

En otro momento, Lamberto le pidió apoyo a los legisladores justicialistas para poder firmar tres convenios con el gobierno nacional, que apuntan a ingresar al registro de huellas dactilares, al registro de reincidentes y para la aplicación de leyes y protocolos contra la trata de personas.

No dejó pasar por alto la necesidad de una cárcel federal en la provincia y recordó que la deuda de la Nación para con los presos federales que están en comisarías de la provincia supera los 35 millones de pesos.

El ministro resaltó las políticas anunciadas el martes por la tarde de bases para una seguridad democrática e instó a la oposición a sentarse a una mesa de diálogo para mejorarlas, al tiempo que validó diversos aspectos de la ley de emergencia en seguridad cuyo veto parcial con propuesta de redacción ingresó anoche a la Legislatura. “Hace falta que nos sentemos para acordar reformas”, repitió.También repitió cada vez que lo consideró necesario que nunca afirmó haber perdido el control sobre la fuerza policial como tituló algún medio nacional.

“Me siento respaldado por todo el gobierno”, señaló. Quizás no hacía falta que lo diga. Fueron muchos los ministros y secretarios que llegaron con Lamberto a la Legislatura y lo acompañaron durante toda la interpelación y se fueron juntos casi nueve horas después, satisfechos. Enfrente, en el justicialismo había diferentes miradas desde las muy críticas hasta los que se mostraron dispuestos a tomar el guante arrojado por el gobierno y avanzar junto al Ejecutivo con la esperanza de producir un cambio.

El caso Tognoli parece haberse desdibujado después de golpearlo fuertemente al gobierno, un gobierno que empezó a rearmarse y que aceleró una serie de propuestas que marcarán el debate que se viene.

Fantasmas

Fue Alicia Gutiérrez (SI) quien valorizó la figura democrática de Raúl Lamberto y de su equipo. De paso, recordó los nombres de los funcionarios que durante administraciones justicialistas estuvieron en el área de Seguridad, muchos de los cuales estuvieron o están implicados en delitos de lesa humanidad, entre ellos Héctor “el Pollo” Colombini, condenado en el marco de la causa Brussa y quien estuviera a cargo de Drogas Peligrosas. Mencionó además a Rodolfo Riege, Nicolás Correa y Enrique Alvarez.

Más tarde fue Oscar Urruty (PPS) quien le recordó a Gutiérrez que se olvidó de algún otro nombre como el de Oscar Biaggioni quien fue funcionario del gobierno de Binner en Seguridad: le imputó de haber sido quien compró las balas que mataron a Pocho Lepratti cuando ocupaba el mismo cargo durante el gobierno de Carlos Reutemann.

Lamberto invitó a la oposición a discutir políticas de seguridad

Medio gabinete provincial acompañó a su par de Seguridad.

Foto: Guillermo Di Salvatore

/// INTERPELATIVAS

Aportes

Mónica Aeberhard (100% Santafesino) además de apuntarle al ministro por declaraciones de un policía, que habló de tráfico de drogas en la fuerza, le recomendó la lectura de un libro de Carlos Del Frade -de 2000- que también vincula a la policía con ese delito. Es más, durante un cuarto intermedio le llevó las fotocopias de uno de los capítulos del libro.

Equipo

Lamberto estuvo en el hemiciclo de Diputados con su equipo y se apoyó especialmente en el secretario de Seguridad, Matías Drivet, el hombre de su mayor confianza y quien ocupa el cargo dejado vacante por Marcos Escajadillo. Precisamente la presencia de este ex funcionario -ahora en Gobierno- fue reclamada con vehemencia por algunos justicialistas que pretenden explicaciones por su paso en Seguridad.

Damas enojadas

También estaba Ana Viglione la secretaria de Delitos Complejos sobre quien el justicialista Héctor Acuña imputó una serie de irregularidades administrativas, incluso actuales. Otra que estuvo es la ex diputada Lucrecia Aranda a quien la peronista federal Alejandra Vucasovich acusó de haber frenado durante cuatro años el tratamiento de un proyecto para crear una secretaría contra la trata de personas. En un cuarto intermedio las damas rosarinas cruzaron reproches mutuos y ningún saludo.