Una víctima se constituyó como querellante

Procesado por corrupción de menores a través del chat

La Justicia confirmó la prisión preventiva para un analista de sistemas de 31 años, que contactaba a nenas por el chat, a las que fotografiaba y filmaba desnudas y luego las amenazaba.

De la Redacción de El Litoral

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El juez de Instrucción Sexta, Sergio Carraro, procesó a Nicolás A. Borra, un analista de sistemas de 31 años acusado de varios casos de corrupción de menores, que cometía a través del uso de Internet.

Aunque el procesamiento no se encuentra firme -todavía no fue apelado- los delitos que se le atribuyen en calidad de autor son los de “promoción de la corrupción de menores de 18 años en forma reiterada (3 hechos), y agravada por ser una de las víctimas menor de 13 años; corrupción de menores de 18 años agravada por el engaño y el uso de amenazas en forma reiteradas (2 hechos); y distribución de imágenes pornográficas con exhibición de menores de 18 años”.

Además, el juez Carraro confirmó la prisión preventiva; ordenó su traslado a una dependencia del Servicio Penitenciario provincial; y trabó un embargo por $ 20.000.

La resolución firmada el viernes pasado ya fue comunicada a las partes. Mientras tanto, uno de los padres de las menores víctimas se constituyó como querellante en el caso.

Un impostor

Borra tiene 31 años, es soltero y trabajaba como analista de sistemas para una empresa dedicada a los negocios bursátiles, ubicada sobre la peatonal San Martín. Fue arrestado el viernes 26 de octubre por la tarde a la salida del trabajo y desde entonces se encuentra preso.

Las conductas pedófilas que se relatan en el expediente consistían en captar a chicas de entre 13 y 16 años, haciéndose pasar por un chico de su misma edad y agregándolas en sus contactos de Facebook.

Una vez que entraba en confianza pedía que le mostraran partes de sus cuerpos al desnudo. Tomaba imágenes o hacía capturas de pantalla y con ese material luego las extorsionaba para que siguieran enviando tomas cada vez más osadas. De lo contrario amenazaba con enviar las fotos y videos a sus compañeros de colegio, o colgarlos en alguna red social.

Un año atrás

La causa se inició por dos vías diferentes. Por un lado, en octubre del año pasado hubo una denuncia de una madre ante las autoridades policiales del Centro de Orientación a la Víctima de Violencia Familiar y Sexual de la URI.

Pero un mes antes, en septiembre de 2011, en Berazategui, provincia de Buenos Aires, el padre de una joven que entonces tenía 13 años, denunció una serie de episodios que le generó no pocos inconvenientes en el seno familiar y su entorno.

Por el segundo caso, le fue remitido al juez Carraro un oficio para revisar una conexión de Internet del barrio Guadalupe. El 7 de agosto de este años, las Tropas de Operaciones Especiales allanaron la casa desde donde se había establecido el contacto.

Allí se incautaron cuatro equipos de computación, en uno de los cuales encontraron las imágenes y las conversaciones denunciadas en Buenos Aires.

Producto del análisis del material secuestrado se pudo establecer la conexión del caso bonaerense con la anterior denuncia en tierra santafesina. Luego, fueron apareciendo nuevos casos con historias similares, algunas de las cuales continúan siendo investigadas.

La historia de la traffic

En septiembre del año pasado circuló por varios medios la versión de una traffic que había secuestrado a una joven estudiante de secundaria, a la que un grupo de varones fotografió y filmó desnuda, obligándola a realizar poses sugerentes, que a la luz de las pruebas resultaban demasiado forzadas.

Esa historia fue la que le contó la supuesta víctima a través del Facebook y luego relató a su madre. Alarmada, la mujer reprodujo el testimonio ante la policía y luego en los tribunales.

Cuando se pudo establecer la relación entre el nombre de la joven presuntamente secuestrada y el reciente caso de corrupción a través del chat, la menor se retractó y dijo que “contó los hechos de esa manera porque se sentía atemorizada por amenazas del sujeto que la hostigaba tanto por Facebook y por Hotmail”.

Entonces sí, explicó cómo fue que sus fotos aparecieron en la red y aunque nunca fue efectivamente secuestrada, quedó presa de un desconocido que la mantenía amenazada, para que continuara satisfaciendo su morbo.

1.970

conversaciones

fueron descubiertas en uno de los equipos secuestrados desde la habitación de Nicolás Borra. Allí, se hallaron archivos de interés en la causa relacionados con cuentas de correo investigadas, con un total de 1970 (mil novecientos setenta) archivos de chat, videos y correos que vinculan al dueño de la computadora con las víctimas. También almacenaba fotos de mujeres menores de edad en escenas de desnudez.