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“La poesía del pensamiento”

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El ensayista estadounidense George Steiner. Foto: Archivo El Litoral

Uno de los epígrafes de La poesía del pensamiento (Del helenismo a Celan), sintetiza el tema del libro. Es de Alain y reza: “Todo pensamiento empieza por un poema”. Y el epígrafe de Sartre que lo sigue completa la idea: “Hay siempre en la filosofía una prosa literaria oculta, una ambigüedad en los términos”. Allí están los dos personajes de este libro de George Steiner: la filosofía y la poesía, y la relación, no siempre simple ni armónica, entre ellas.

Wittgenstein afirmó que debería haber redactado sus Investigaciones en verso. La metáfora, que ostenta la poesía, y que la filosofía utiliza con abundancia, es un elemento que incluye ese específico poético que es la música.”Tal vez hasta la melodía, ‘supremo enigma de las ciencias del hombre’ (Lévi-Strauss) es, en cierto sentido, metafórica”.

Heráclito, Dante, Paul Celan, Heidegger, Hegel son los nombres recurrentes en el ensayo. Una apartado especial está dedicado a nuestro Jorge Luis Borges, ya que la relación entre poesía y filosofía en la poesía (y también en la prosa) del autor del El Aleph es explícita, y Steiner recuerda que J.F. Mattei contó unas ciento setenta presencia filosóficas en la obra de Borges, que van de Anaxágoras y Heráclito hasta Bertrand Russell y Heidegger, pasando por los maestros islámicos, Averroes y Avicena.

“En este ensayo trataré de aclarar en qué medida toda filosofía es estilo”, sostiene Steiner. Ninguna proposición filosófica fuera de la lógica formal es separable de sus medios y contextos semánticos. Tampoco es totalmente traducible, como halló Cicerón con respecto a sus fuentes griegas. Allí donde la filosofía anhela universalidad abstracta, como en el more geometricum de Spinoza o en la epistemología de Frege, las tensiones y frustraciones resultantes son inconfundibles”.

Si, como decía Whitehead, todo la filosofía occidental es una nota al pie de página de Platón, es porque el estilo de Platón es suficientemente rico en su estilo. De un gran poeta se puede decir otro tanto, y Steiner, para seguir en la órbita de los diálogos platónicos, cita a Shakespeare y a Goethe, aunque concluye que ningún ejemplo “con la posible excepción de Dante, iguale el ámbito, la variedad y las inmediateces del teatro mental de Platón”.

Pero es inevitable recordar el juicio demoledor de Platón sobre los poetas: “Siempre que entran en liza la filosofía y la literatura, afloran elementos de la polémica platónica...[La convicción de Platón] expuesta con escalofriante severidad en las Leyes, ha generado numerosos programas de ‘control del pensamiento’ y censura, ya sea inquisitorial, puritana, jacobina, fascista o leninista. El poeta o novelista libre de toda traba fortalece, ejemplifica las díscolas irresponsabilidades de la imaginación. Está siempre a la izquierda del sentir oficial. En la economía, siempre bajo presión, de medios y obligaciones cívicos, lo estético puede conllevar derroche y subversión a la vez. Desde este punto de vista, Platón hace algo peor que repudiar la ‘sociedad abierta’ (la célebre acusación de Popper): repudia la mente abierta”.

La tesis, indudablemente, no es original. Habrá también quien pueda recurrir a algún tipo de poesía particular (la surrealista, los poemas caligráficos, etc.) para aducir que se trata de una tesis de relativa amplitud, pero aquí también cabe metalingüísticamente el propio argumento del libro para defenderse: todo ensayo literario, podría decirse, “es estilo”. Y el de George Steiner se destaca ampliamente en el panorama actual de la crítica y de la teoría literarias. Publicó el Fondo de Cultura Económica.