Juicio a Ríos Montt en Guatemala

En Guatemala se ha resuelto iniciarle un juicio por genocidio al ex dictador Efraín Ríos Montt, quien se desempeñó en ese cargo entre 1982 y 1983. Ríos Montt -quien tiene mas de ochenta años- es acusado de haber ordenado la masacre de más de mil quinientos indios mayas ixiles durante su gestión. La masacre es una de las tantas que se perpetraron en esa suerte de guerra civil que hubo en Guatemala y que recorrió la historia de ese atormentado país entre 1960 y 1996. El juicio contra este dictador recién se inicia y, según los observadores, su desarrollo no será sencillo pues los abogados de la defensa han presentado objeciones acerca de su constitucionalidad.

Más allá del desenlace, lo sucedido es trascendente para Guatemala y para América latina porque es importante para el presente y para el futuro que los crímenes cometidos por las dictaduras sean sancionados y, en este caso, la figura del genocidio sea debidamente encuadrada.

Hay que decir en principio, que el juicio a Ríos Montt es ejemplificador porque, a decir verdad, las masacres perpetradas por los escuadrones de la muerte en Guatemala representan una cifra aproximada a las doscientas mil personas. En el contexto de las guerras revolucionarias y estimuladas por las contradicciones generadas por la Guerra Fría, las estructuras represivas, en algunos casos estatales y en otras privadas, cometieron tropelías de todo tipo contra la población indígena. El anticomunismo fue en la mayoría de los casos el justificativo ideológico, pero en términos prácticos el objetivo fue la ocupación por la fuerza de territorios destinados a la explotación privada.

Conviene destacar que Guatemala debe ser uno de los pocos casos del continente, por no decir el único, en el que el concepto de genocidio es aplicado correctamente. Se trata del exterminio de etnias o de diferentes comunidades indígenas por parte del terrorismo estatal, una tragedia que otros países no vivieron con semejante intensidad.

En otros lados -entre ellos la Argentina- lo que ha predominado es el terrorismo de Estado, la represión ilegal y el crimen político, pero el exterminio sistemático de una etnia -rasgo decisivo del genocidio- sólo se ha manifestado en Guatemala. El dato merece tenerse en cuenta, sobre todo en nuestro país, donde esta palabra suele ser empleada a veces con ligereza; también, como golpe de efecto o recurso propagandístico.

Guatemala salió de esta suerte de guerra civil prolongada pagando altísimos costos sociales. En la actualidad, el sistema democrático intenta consolidarse pero es jaqueado periódicamente por los flagelos de los remanentes de aquellos escuadrones de la muerte adiestrados por la CIA y que en su condición de mano de obra desocupada se incorporaron a las actuales bandas de sicarios dedicados al narcotráfico.

Como se advierte, los errores y horrores del pasado los siguen pagando las nuevas generaciones ante la impotencia de las autoridades y la complicidad de los mismos que en su momento se beneficiaron con el genocidio.