Señal de ajuste

Un virus ataca a la farándula

Un virus ataca a la farándula
 

Roberto Maurer

Tendida en el piso, entre gritos, mientras abanican su rostro lívido llegan los primeros auxilios: se trata de una de las víctimas del acoso de los videos hot que actualmente atacan a nuestra farándula. En “Dale, la tarde”, todos lo vimos, mientras entrevistaban acerca del tema a un experto en seguridad informática (*), Florencia Peña sufrió una baja de presión al revivir el infierno de su propia experiencia, más que por el contacto diario con su compañero de trabajo Mariano Iudica, quien con su sola presencia es capaz de provocar lipotimia a quienes lo rodean.

Ya con Florencia Peña fuera de pantalla, desde Mar del Plata se ofreció la nota anunciada con Fátima Florez, protagonista del último video hot. Se asegura que son 18, aunque hay quienes sostienen que suman 19. Sentada en un sillón, la actriz cómica era una viuda, enteramente vestida de negro y anteojos oscuros, dialogando dramáticamente entre sollozos con la movilera. Norberto Marcos, su marido, representante y co-protagonista de los videos, está fuera de cámara, y cuando lo quieren tomar, hace una seña de rechazo y se va aun cuando al final de la extensa entrevista aparece para advertir que “le puede pasar a cualquiera”, como si se tratara de una enfermedad infecto contagiosa. No es así, el sector vulnerable es la farándula, porque se trata de videos hot que reúnen el par de atractivos que demandan los viciosos: son del subgénero “amateur” y sus protagonistas son las celebridades. Estamos ante la fascinación de lo real, aunque sólo se encuentre en la web.

¿ES LA ENVIDIA, ENTONCES?

“Me arruinó la vida”, dijo Fátima Florez, aunque al darse cuenta de la tragicidad de la frase, se corrigió: “por unos días”. Su hipótesis es que la quieren “derribar” en este momento de éxito. “Cuando alguien asoma la cabeza, te la quieren cortar”, con lo cual habría que adherir a la teoría de la envidia como germen de la desgracia ajena en el mundo. La notera la palmea en la espalda, y también llora.

“Mi marido sufre del corazón y esto le hace muy mal”, sigue. Desde el estudio, Mariano Iudica y Rodrigo Lussich aprietan con la delicadeza que exige la situación, pero aprietan. “Me parece que tu marido está con culpa...”, desliza Iudica, y su detestable insinuación se mueve como una serpiente venenosa. “¿Pediste ayuda terapéutica?”, siguió. Siempre tratan de llegar al fondo, y si encuentran resistencia retroceden como alimañas.

El día anterior ya se había tratado esta campaña de videos hot. Era una asamblea de víctimas, con la propia conductora Florencia Peña, Silvina Luna, que asegura que el tiempo curó sus heridas, y la Sueca, parte de un trío sexual en un video que, al final, nunca fue visto y cuya existencia ni siquiera ha sido garantizada.

La igualdad de géneros no parece ser aceptada en el tratamiento mediático de estos episodios: el pudor sería sólo propiedad de las mujeres. Los hombres no sentirían pudor, de lo que se infiere que son impúdicos contumaces y, por lo tanto, constituyen el mercado de estos videos.

“LO QUE ESTÁ PASANDO”

Hacia el final, Mariano Iudica se refirió dramáticamente a la plaga de los videos hot con la frase “lo que está pasando”, citando ejemplos entre los cuales incluyó arbitrariamente la disputa entre Nazarena Vélez y su ex Daniel Agostini por el hijo, un caso que el día anterior había sido escandalosamente exprimido en el programa. O sea que ese “lo que está pasando” abarcaría a la farándula y un estado de conmoción interna generalizada, del cual los videos serían apenas una parte. Los ricos y famosos representan lo universal, es decir, sus dilemas son los nuestros.

Es oportuno recordar que el calentamiento global es una amenaza superior a los problemas de la farándula, que en su esencia nos resultan ajenos, en tanto para cualquiera son indescifrables: cuando lloran, seguramente sienten, pero no son seres humanos comunes, o tal vez no son seres humanos. Es muy difícil determinar cuál es la intimidad violada, si se trata de personas que del exhibicionismo de sus intimidades ha hecho una profesión. Al final, todavía incómodo ante la cámara, el marido de Fátima Florez aconsejó: “A todo el mundo, que se cuide”. No precisó el alcance de quienes integran “todo el mundo”. Los videos de miles de parejas anónimas llegan a la web por distintos caminos, y nadie se entera, ni le importa.

(*) Por causa de los videos hot es una especialidad actualmente muy convocada por los medios. A veces es el turno de los constitucionalistas -parece haber millares-, en otras ocasiones son médicos forenses los consultados, o ex pilotos de aviones, o cartoneros. Depende. Los especialistas suelen aparecer en bandada.