En un estacionamiento de Leicester

Encontraron los restos de Ricardo III

Fue el último rey de Inglaterra de la casa de York. Murió en 1485 en la batalla de Bosworth, que puso fin a la guerra de Las Dos Rosas que enfrentó a los York con los Lancaster y abrió el camino al trono de los Tudor. La historia lo habría olvidado si William Shakespeare no lo hubiese rescatado en una de sus más conocidas tragedias.

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La calavera de Ricardo III exhibe signos de las muchas heridas que recibió en la cabeza en la batalla de Bosworth donde él perdió la vida y su familia el trono británico. Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

El análisis de ADN ha permitido constatar que los restos localizados en septiembre en un estacionamiento de Leicester (centro de Inglaterra) pertenecen al rey Ricardo III, fallecido en 1485, confirmó hoy la Universidad de Leicester.

El responsable del equipo arqueológico de esa universidad, Richard Buckley, aseguró en rueda de prensa que las pruebas demuestran que el esqueleto encontrado es, “más allá de cualquier duda”, el del monarca que reinó de 1483 a 1485, el último de la casa de los York que fue seguida por la dinastía de los Tudor.

El estudio del esqueleto, que presentaba diez heridas (ocho de ellas en el cráneo), ya arrojaba pruebas “altamente convincentes” de que podía corresponder a Ricardo III, el último monarca inglés fallecido en una batalla, pero han sido los análisis ADN los que finalmente han confirmado el descubrimiento.

Los científicos recogieron el material genético de la dentadura y el fémur de los restos y los compararon con ADN de Michael Ibsen, descendiente de la hermana de Ricardo III, Ana de York, y de otro de sus descendientes anónimos.

Los resultados mostraron la coincidencia entre el material genético de Michael Ibsen y el del esqueleto localizado en lo que fue el coro de la iglesia de Grey Friars, derruida en 1538 y en donde hoy en día hay una playa de estacionamiento, lo que permite identificarlo como el rey Ricardo III.

Las labores de excavación en el aparcamiento comenzaron a finales del pasado agosto con el ánimo de encontrar la tumba del monarca que, según las reseñas históricas, fue enterrado en el antiguo templo tras morir en la batalla de Bosworth Field en 1485.

El alcalde de Leicester (centro de Inglaterra), Peter Soulsby, anunció que, una vez confirmado que los restos mortales pertenecen al último monarca inglés que murió en batalla, éstos serán transportados a la catedral de la localidad británica.

La investigación fue dirigida por la Universidad de Leicester e impulsada por el Ayuntamiento de la localidad inglesa y la sociedad Ricardo III.

Recordada como la última gran batalla de la Guerra de las Dos Rosas (1455-1485) entre los partidarios de la Casa de Lancaster y los de la Casa de York, su fin condujo a la caída de Ricardo III y al comienzo de la dinastía Tudor con Enrique VII.

El esqueleto que se encontró a principios de septiembre estaba bien conservado y casi completo, a excepción de los pies, con curvaturas en la espina dorsal que indican que el individuo padecía esclerosis, lo que coincide con las descripciones que se hicieron del monarca en la época.

No obstante, los expertos de la Universidad desmienten la veracidad del retrato poco amable que de él hizo el dramaturgo William Shakespeare en “Ricardo III” y aseguran que esta imagen se debe a las “historias difamatorias” que circularon entre sus oponentes y que impulsaron los que acabaron con él, los Tudor.

Hijo menor del tercer duque de York, Ricardo III nació el 2 de octubre de 1452 y cuando sólo tenía ocho años, perdió a su hermano mayor, Edmundo, y a su padre en la batalla de Wakefield.

Nombrado Duque de Gloucester, en 1483, sucedió en el trono a su hermano Eduardo IV, cuyos hijos se probaron ilegítimos y reinó durante dos años hasta su muerte.

El alcalde de Leicester, Peter Soulsby, anunció que los restos mortales del último monarca inglés que murió en batalla, serán transportados a la catedral de la localidad británica.

La última batalla

El 22 de agosto de 1485, Ricardo se enfrentó con las fuerzas lancasterianas de Enrique Tudor en la batalla de Bosworth.

Las crónicas cuentan que Ricardo luchó con bravura y habilidad durante la batalla, descabalgando a John Cheney, un famoso campeón de justas y matando al portaestandarte de Enrique, William Brandon, y prácticamente llegando hasta el propio Enrique, pero finalmente se vio rodeado y asesinado. La tradición dice que sus últimas palabras fueron: “Traición, traición, traición, traición...”.

El cuerpo desnudo de Ricardo fue expuesto probablemente en la Colegiata de la Anunciación de Nuestra Señora y después ahorcado por Enrique Tudor, ahora Enrique VII, antes de ser enterrado en la iglesia de la hermandad franciscana de los Grey Friars, Leicester. En 1495 Enrique VII pagó 50 libras por un monumento de mármol y alabastro y, según la tradición, durante la Disolución de Monasterios su cuerpo se arrojó al cercano río Soar, aunque hay pruebas de que el memorial era visible en 1612 en un jardín construido en un lateral de Grey Friars.

Según otra tradición, Ricardo consultó a un vidente en la ciudad de Leicester antes de la batalla, quien predijo que “donde tu espuela golpee en el camino a la batalla se romperá tu cabeza en el regreso”. En el camino al combate, su espuela golpeó el pretil del Bow Bridge. De acuerdo con la leyenda, al volver de la batalla con su cuerpo sobre un caballo, su cabeza golpeó en la misma piedra y se rompió.

Las crónicas galesas cuentan que Wylliam Gardynir mató a Ricardo con un hacha. Otras crónicas dicen que fue Rhys ap Thomas.

Ricardo III fue el último rey de Inglaterra muerto en batalla -los otros fueron Harold Godwinson y Ricardo I, Corazón de León.

Enrique Tudor sucedió a Ricardo, convirtiéndose en Enrique VII, intentando cimentar la sucesión casándose con la heredera yorkista, Isabel de York, hija de Eduardo IV y sobrina de Ricardo III, y matando a todos los demás.