Un año del adiós a Spinetta

Poesía y vanguardia del rock

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El Flaco, como se lo conoce masivamente, durante su último show en Santa Fe: fue en la explanada de la UNL, el 16 de octubre de 2010. Foto: Archivo El Litoral

 

Mariano Suárez

Télam

Luis Alberto Spinetta, de cuya muerte se cumple un año hoy, emergió en la escena marginal y oprimida del rock en los ‘60 y pervivió a su radical transformación con una búsqueda próxima a la vanguardia y guiada por la libertad estética.

Los marcas universales del rock, a veces primitivas en sus formas y armonías, confluyeron en Spinetta con una tradición literaria y una ambición musical en la que podían encontrarse Los Beatles y Astor Piazzolla. Con ese impulso trazó una parte de historia del rock argentino y persistió a su primera época, caótica y creativa, como a su plácida continuidad tras su incorporación al mercado de consumo.

“El Rock no es solamente una forma determinada de ritmo o melodía. Es el impulso natural de dilucidar, a través de una liberación total, los conocimientos profundos a los cuales, dada la represión, el hombre cualquiera no tiene acceso”, escribió en 1973, a modo de un manifiesto y cuando se aprestaba a editar su celebrado álbum “Artaud”

La definición quizá no represente a todo aquello que hoy, más no sea por comodidad, aparece en las bateas bajo el rótulo de “rock nacional”, pero sí permite adivinar su actitud como artista.

El origen

Nació el 23 de enero de 1950 en Buenos Aires. Su oído comenzó a entrenarse a partir de la influencia de su padre, Luis Santiago, un cantante de tangos amateur. Aquel rasgo tanguero perduró en su música.

Su biografía remite a sus 17 años cuando junto con su compañero del secundario Emilio del Güercio (bajo) y también con otros dos alumnos del Instituto San Román, Edelmiro Molinari (guitarra) y Rodolfo García (batería), dio forma a Almendra.

Un simple de 1968 que contenía el “Tema de Pototo” que inspiró también la vida creativa de Charly García y “El mundo entre las manos”, fue el prólogo para el lanzamiento, en 1969, de un álbum debut que incluyó canciones como “Ana no duerme”, “Plegaria para un niño dormido”, “Laura va” con el bandoneón de Rodolfo Mederos y “Muchacha (ojos de papel)” que ubicó a Almendra junto a Manal y Los Gatos como emblema del naciente rock local. La recepción de aquel disco fue dispar. Almendra no sobrevivió a su propio caos interno y se separó tempranamente en 1970.

El grupo logró editar antes de la ruptura “Almendra II”, ya bajo cierto esplendor comercial y un reconocimiento de la prensa y los músicos del rock. Enseguida Spinetta lideró otros proyectos como “La búsqueda de la estrella” y “Spinettalandia y sus amigos”.

Explosión rockera

Siguiendo el modelo de trío de Pappo’s Blues y con la voluntad de tomar distancia de los requerimientos de los sellos discográficos, Spinetta dio forma a Pescado Rabioso, que primero incluyó a Black Amaya (batería) y Osvaldo Frascino (bajo) más adelante reemplazo por David Lebón; y luego se convirtió en cuarteto al sumar a Carlos Cutaia (teclados).

“Intenté romper la ternura y el eje sensible de Almendra. Había partido de una música esencialmente ciudadana, tanguera, con reflejos de bossa nova, con aires de jazz e influencia de Piazzola, y ahora me rebelaba contra eso creando riffs... Creo que fue una etapa medio punk”, analizó el propio Spinetta años más tarde.

La obra más memorable de Pescado Rabioso, “Artaud” (1973) es, en rigor, un disco que Spinetta grabó en forma solista, con invitados y temas que tenía pensados para la formación, ya entonces alejada en la incomprensión del rumbo musical y las lecturas del cantante (Artaud, Rimbaud, etcétera).

Nuevos proyectos

A mediados de ese mismo año Spinetta convocó a Carlos Alberto “Machi” Rufino en bajo y Héctor “Pomo” Lorenzo en batería para dar forma a Invisible, una propuesta en la que retomó el melodismo de Almendra.

Siguieron Banda Spinetta (1977), un eufemismo para otro paso individual; el primer regreso de Almendra (1979); y su afirmación solista en los ‘80 con “Kamikaze” y “Mondo di cromo”.

Ensayó trabajos en colaboración con Charly García sólo prosperó el tema “Rezo por vos” y Fito Paez; forjó otros discos históricos como “Tester de violencia” o “Pelusón of milk” y más adelante, con Los Socios del Desierto, continuó un derrotero conceptual y lejano a los golpes de efecto.

“La gran desventaja de algunos es hacer música como por obligación: para enriquecerse, o para figurar. A los dos compases sabés qué tipo de trabajo y artista estás oyendo, y ante quién se agacha y para qué”, afirmaba.

Falleció el 8 de febrero de 2012 a causa de un cáncer de pulmón que se le había diagnosticado en julio de 2010.