Corazón de leona

 

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Así soy yo - María Florencia Villar

Lleva el hockey en su piel. Es una fiera en la cancha y con su habilidad, imparable para los rivales. Inteligente, habilidosa y exigente consigo misma a la hora de entrenar. La santafesina, capitana de la primera división de hockey del CRAI, ganó la medalla dorada en el Campeonato Sudamericano integrando la selección argentina.

TEXTOS. LUIS GUDIÑO.   foto. amancio alem.

 

SUS INICIOS. “Comencé a los 5 años en CRAI, con mi hermana Sol. Gracias a nuestros padres que nos llevaron al club donde ellos practicaban rugby y hockey fuimos a probar si nos gustaba el deporte; así como empezamos nunca dejamos. No faltábamos, desde el primer momento nos reenganchamos. Los primeros torneos eran muy divertidos, se jugaban generalmente los domingos, pasábamos todo el día en el club que era sede y se jugaban muchos partidos. Era muy lindo pasar todo el día con el equipo, hacer hinchada cuando jugaban otras categorías y ¡nos cansábamos de jugar también afuera de la cancha!”.

EL DEBUT. “Mi primer partido en primera división del club fue a los 15 años, cuando pasé a 5ta. división. Fue muy lindo y lo disfruté mucho porque me encantaba el equipo, me llevaba muy bien con las chicas más grandes, y además jugaba Marita, mi mamá. Compartir la cancha con ella fue de las experiencias más lindas que tuve en el hockey. Con todo el grupo me divertía muchísimo; éramos un grupo con varias ‘personajes’, la pasaba muy bien y tengo los mejores recuerdos de aquel momento”.

EXIGENTE. “Siempre me gustó mucho entrenar, desde que empecé no falto nunca, por nada. Incluso desde que comencé en categorías competitivas cuanto más entrenaba más me gustaba, y si me hacían quedarme a entrenar con otra categoría, más contenta estaba. Siempre fui bastante fanática y hasta el día de hoy disfruto mucho de cada entrenamiento. Cuanto más puedo entrenar, más lo hago, porque además me divierto siempre con el grupo que me toque estar”.

ESTUDIO. “Siempre pude organizarme bien para no perderme nada. En el colegio me fue muy bien, aunque por ahí me ganaba el cansancio y me dormía en clases, pero por suerte me entendían las profesoras. También me justificaban todas las faltas por entrenamientos o viajes con los seleccionados y eso me permitió hacer todo. En la facultad (estudia Nutrición) ya fue más complicado combinar el cursado, el estudio, los entrenamientos y el trabajo, pero sólo era cuestión de organizarme y aprovechar bien los tiempos. Por ahí tenía que estudiar de noche o dormir muy poco, pero siempre lo hice porque era lo que quería y para poder cumplir con todo”.

EL CRAI. “Es mi club de toda la vida, nací ahí como jugadora y me formé mucho como persona. Si bien uno aprende lo primero en casa con la familia, y en el colegio, creo que los valores que aprendemos en el club al formar un equipo y al sentirnos parte de una institución que te da todo terminan de educarnos y de formarnos realmente. A mi club le debo mucho de lo que soy y de lo que logré, y momentos incomparables como haber compartido la cancha con mi mamá y mis hermanas. Con mis compañeras siempre me llevé muy bien y tuve la posibilidad de jugar con todas mis amigas. Por suerte, todas en algún momento fueron gitanas y muchas lo siguen siendo”.

EL SELECCIONADO. “Con el seleccionado de Santa Fe tengo miles de recuerdos, desde los primeros entrenamientos en la primera convocatoria. Domingos a las 8 de la mañana, ese momento en el que nadie quiere hacer nada y todas íbamos con el mayor entusiasmo a dar lo mejor, entre una mezcla de alegría y nervios ¡por las tremendas ganas de quedar en la lista! Y después vinieron muchísimos viajes, disfrutar de torneos en todos lados, ascender, descender, llorar y festejar con la camiseta de Santa Fe. Siempre me tocó compartir los seleccionados con grupos increíbles, en los que -sea cual fuera el resultado- la pasábamos bien y nos divertíamos. Y después de tantos años de trabajo y esfuerzo siento que se creció muchísimo, formamos un gran equipo en los últimos años con el seleccionado mayor. Y si bien todavía no pudimos dar el salto que todas queremos lograr, cada vez que lo intentamos estuvimos muy cerca, y a pesar de que ya significó muchísimo esfuerzo será necesario todavía un poco más y confío en que pronto lo vamos a alcanzar”.

UNA ALEGRÍA “Fueron muchísimas alegrías en tantos años, pero creo que la mayor llegó el año pasado con mi club, al ganar por primera vez en la historia del CRAI un campeonato de primera división. Significó muchos años de esfuerzo y de perseverancia hasta que nos consolidamos como equipo y pudimos demostrar lo mejor en la cancha y terminar en lo más alto un torneo que fue casi ideal. Y en lo personal, la alegría más grande la tuve hace muy poco, al jugar con la camiseta argentina. Viví un torneo increíble y significó cumplir un sueño y disfrutar de un momento inexplicable. Fue un gran premio para mí y para toda mi familia, que es la que más me apoya y me acompaña en mi carrera”.

UNA TRISTEZA. “La tristeza más grande que pasé fue perder a mi entrenadora en 7ma. división, Teresa Poletti. Fue muy feo y realmente muy duro de superar. Teníamos un grupo relindo y -a la vez- ¡éramos insoportables! Ella era la mejor, nos bancaba más que nadie. Tengo hermosos recuerdos con ella y siempre voy a estar muy agradecida de lo mucho que me enseñó como persona”.

SUS ALUMNITAS. “Poder transmitir todo lo que uno fue adquiriendo fue una de las posibilidades más lindas que me dio el club desde muy chica, empezando a colaborar en los entrenamientos con las categorías inferiores. Hace un par de años que siempre entreno alguna categoría o ayudo a otros entrenadores, y es algo que me gusta y que disfruto. Me fueron tocando distintas categorías, en todas me divertí, se aprende mucho de los más chicos y es muy lindo ver cómo crecen en muchos aspectos y todo lo que pueden lograr entrenando”.

EL MEJOR GOL. “Uno contra Banco Provincial, en la ronda de vuelta del año pasado. No sé si fue el mejor gol pero fue importante en un partido en el que queríamos ganar para mantener la punta”.

EL GOL ERRADO. “También contra Banco, creo que fue en 2011. Yosi Kakazú hizo mal una salida de fondo y me la dio al palo muy cerca del área y tomé la peor decisión. Estando sola entré al área y pegué a las manos de la arquera (risas). Muy mal”.

MÁS ALLÁ DEL HOCKEY. “Fuera del hockey, me gusta mucho pasar momentos con mi familia, estar en casa y con amigas. Disfruto mucho de los programas en alguna quinta o en un campo”.

RIVER Y “CACHITO” VIGIL. “Jugar en River Plate de Buenos Aires fue una de las experiencias más lindas que viví, por compartirla junto a mi hermana Sol, por conocer a un grupo de jugadoras como ‘Las Vikingas’ (que son excelentes) y disfrutar de tener un técnico único como Sergio ‘Cachito’ Vigil. Fueron dos años inolvidables, de muchísimo entrenamiento, viajes y muy lindos momentos con el grupo y con toda la familia de River”.

LEONAS CAMPEONAS. “El sudamericano con la selección argentina fue un torneo espectacular, lo disfruté muchísimo y viví una experiencia inolvidable. Pasé momentos que nunca me voy a olvidar, como ponerme esa camiseta, escuchar el himno antes de jugar y levantar la copa con todo el equipo”.

SUS SUEÑOS. “Espero poder ganar otro campeonato con el club y que podamos lograr un campeonato en la Liga Nacional. Y en lo personal, seguir creciendo como jugadora y poder llegar a una nueva oportunidad con la selección nacional”.

 

DATOS PERSONALES

María Florencia Villar tiene 27 años, nació en Santa Fe. Familia: Marita (mamá), Luis Francisco (papá). Hermanos : Luis (28), María Sol (26), María Gracia (20), Facundo (18). “Vivo con mi mamá, mis hermanos (menos Sol que vive en Buenos Aires y juega en River Plate) y mi abuela Tati”.

ESTUDIOS

Cursa 5to. año de la Licenciatura en Nutrición, de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, Universidad Nacional del Litoral.