Reeditan la historia de Máxima

Reeditan la historia de Máxima

Este mes saldrá a la calle una biografía reeditada y ampliada de Máxima Zorreguieta, quien en abril se convertirá en reina de Holanda. Publicado originalmente en 2008, el libro traza un perfil íntimo de la princesa de los Países Bajos, princesa de Orange Nassau y señora de Van Amsberg, nacida en el seno de una acomodada familia porteña hace 41 años.

FUENTE. AGENCIA TÉLAM. FOTO. EFE.

 

La biografía “Máxima, una historia real”, de los periodistas Soledad Ferrari y Gonzalo Álvarez Guerrero, se reedita ampliada y toma vuelo a propósito del anuncio de la reina Beatriz de Holanda, que abdicó en favor de su hijo Guillermo, lo que convertirá a Máxima Zorreguieta en la primera reina argentina en la historia, a partir de abril.

Tan exhaustiva fue la investigación que incluso sus autores fueron amenazados por las huestes reales para que no se publicara la historia de “Máxima, la persona más popular en la Casa Real, incluso más que la reina”, señala Soledad Ferrari.

Aún así, los autores siguieron adelante y este mes reeditarán una versión ampliada, donde revelan datos sobre las vinculaciones de la familia Zorreguieta con personajes de la historia reciente más oscura del país.

“La Casa Real mandó a investigarla y se encargó de limpiar todo lo posible, salvo la historia del padre que era inocultable, y dejarla inmaculada. Es mucho más interesante que una princesa rubia y sonriente”, cuenta la autora de “Las Blaquier”.

Ante el hecho de que su padre, Jorge Zorreguieta, fue funcionario de la última dictadura militar y previo a la oficialización del romance, la Casa Real le encomendó al historiador Michiel Baud un informe sobre los antecedentes y el contexto en el que ejerció sus funciones y que se publicó por el Fondo de Cultura Económica.

Sin embargo, estas vinculaciones no son las únicas del entorno de la futura reina consorte. La reedición revela, por ejemplo, que la estancia que Máxima compró en Pipilcurá (Bariloche) es manejada por su tía, Marcela Cerruti, que vive en pareja con la ex nuera de Luciano Benjamín Menéndez, Claudia Méndez Casariego.

“Es una familia que no deja de desvincularse con la historia más negra de este país. Cuando Zorreguieta tenía una oficina de despachante de Aduana, su socio era Ofilio Cabanillas, sobrino de represor preso por robo de bebés. Son amigos, incluso de Blaquier, por más que ahora no quieren que los asocien”, cuenta la autora, que sugiere roces familiares por cuestiones de dinero.

“Ella creció con eso. Como mucha gente de su edad no supo hasta hace poco lo que pasó en esos años negros y, recién cuando saltó lo del padre, se reunió con Estela de Carlotto y ofreció su ayuda que quedó en la nada”, opina Ferrari.

“MÁS POPULAR QUE LA REINA”

El libro, editado por Sudamericana, indica que la futura reina de Holanda “no es la joven aristócrata y moderna, ni la jineta intrépida y aventurera, ni la economista brillante que nos cuenta la versión oficial”, sino “una persona común y corriente”, cuenta en esta entrevista Soledad Ferrari.

- ¿Cómo vivieron la investigación?

- Fueron dos años de ardua investigación con amenazas de la Casa Real, y fue muy difícil romper el cerco del silencio que había alrededor de ella. Una vez que lo hicimos nos dimos cuenta de que era mucho más interesante de lo que mostraban los medios holandeses.

- ¿Cómo era Máxima?

- Una chica divertida, no era gran alumna, hablaba mucho en clase, no tenía una buena relación con su madre, era malhablada. Una persona común y corriente. Su desparpajo y espontaneidad fue lo que enamoró al príncipe y a la reina.

- ¿Qué pasó con las amenazas?

- Máxima les pidió a todos que no hablaran. Nos llamó el jefe de prensa y protocolo de la Casa Real para decirnos que nos iban a demandar. Finalmente quedó en la nada y seguimos avanzando con testimonios de la familia, amigos, profesores, compañeros. Empezamos a construir la historia familiar. Por ejemplo, Máxima es hija de madre soltera, porque sus padres fueron amantes. La madre, María del Carmen Cerruti Carricar, era su secretaria y se pudieron casar recién con la ley de divorcio. En este retrato se puede leer cómo Máxima, bajo la tutela de su suegra, aprendió a lucir virtudes y a esconder su pasado para mudarse de castillo en castillo y disfrutar de una fortuna familiar estimada en cinco mil millones de euros, pero padeciendo, a la vez, el rigor protocolar de la realeza.

- ¿Qué tiene Máxima de interesante?

- Es ambiciosa, tiene cabeza, es muy latina. Es afectuosa y amiguera. El libro es objetivo y crítico de la familia y del medio donde se crió.

- ¿Qué repercusiones tuvo el libro en el seno íntimo?

- La familia lo leyó y, en general, gustó. A ellos, el tema del protocolo les importa muy poco. Se ríen, incluso cuando Máxima va a visitar a las primas, hay cinco guardaespaldas que le revisan la casa antes de que entre, les parece bizarro. Pero aceptan su nueva vida.

- ¿Cómo es la relación con su padre?

- Es edípica y le pesa que él no pueda estar en ningún acto oficial. Cada vez que la va a visitar, le hacen escraches. Ella no la pasa bien con eso y su boda no fue la soñada, ni mucho menos. Fue muy duro.

- ¿Cómo cree que será en el rol de reina?

- Creo que va a ser muy buena; de hecho lo fue como princesa. Será reina porque tiene el beneplácito de Beatriz, quien sabe que con Máxima va a estar todo bien.

- ¿Cómo lleva la vida monárquica?

- Debe tener sus momentos. Está cansada de viajar y dejar a sus hijas. Por protocolo, los amigos deben estar aprobados. No tiene libertad, tiene mucha plata, pero, si se quiere divorciar sus hijas quedan bajo la tutela del padre. Es difícil de aceptar.

Y agrega: “Antes de que llegara a la vida del príncipe, a Guillermo Alejandro le decían el ‘príncipe beer’ (cerveza) y cuando la conoció, revirtió su imagen. Máxima es la persona más popular en la Casa Real, incluso más que la reina”.

Para la autora, la argentina se preparó mucho para este papel. “No es una casualidad. Estudió idiomas e historia y entregó su libertad a una causa, la de la Casa Real. Es la preferida de Beatriz, hasta ella misma lo dijo: ‘Es la hija que nunca tuve’”.