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Es la realidad, aunque duela

Enrique Cruz (h)

“Sería conveniente trabajar sobre la idea de que no tengamos público visitante. A lo mejor sería preferible tomar esta idea que está dando vueltas en el orden nacional. Habrá que discutir si vale la pena semejante esfuerzo”. Lo dijo el intendente de la ciudad, con todo lo que supone una opinión de alguien que lleva el apellido Corral. El papá de José fue Super Manuel, uno de los dirigentes clave en la historia de Unión. Y no faltará quien pueda pensar que la opinión del intendente es “parcial, porque es hincha de Unión”. Un error por donde se lo mire. Y una subestimación a la capacidad, probidad y responsabilidad de un hombre que sabe muy bien que es el intendente de todos y no de una parte de la ciudad.

Corral tuvo la valentía de decir lo que piensa. Y es posible que muchos funcionarios del gobierno provincial también comiencen a formarse la misma idea, respecto de los muchos problemas de seguridad que genera la organización del clásico que se jugará en un par de meses.

Para un futbolero, como quien esto escribe, es duro de digerir. Pero cabezas rotas, hinchas atemorizados y heridos, policías agredidos y tantas cosas -algunas peores- que se observan cada fin de semana y se observaron en los clásicos pasados, justifican una toma de conciencia plena de parte de las autoridades encargadas de velar por la seguridad y ya no de la dirigencia del fútbol.

Hay una justicia deportiva con leyes que deben ser aplicadas. Pero hay una instancia superior, que corresponde exclusivamente al Estado (nacional, provincial, municipal) que debe resguardar y velar por todos. A todos nos gustaría un clásico con duelos de hinchadas, colorido, pasión, fiesta y paz. Esto último, en los tiempos que se viven, es casi imposible de asegurar. Duele, pero es una realidad que no se puede eludir; por el contrario, es imperioso prevenir. Y en serio.