Acudir a su reino

Estrella Quinteros

En recuerdo y homenaje al amigo y maestro de tantos escritores nuestros, Edgardo A. Pesante.

Quien escribe poesía primero tiene lenguaje, ese lenguaje escribe el llamado del poema que se presenta instantáneamente.

¿Qué es lenguaje? Ante todo la lengua materna, el idioma en el cual nos fue dada la vida.

Encontrar la palabra, esa única para ese lugar, el sitio dentro del poema: hay palabras que llaman a otras, que encajan como una pieza preparada para ello, algunas veces se resisten, el poema se nos cae, indefenso espera. La poesía se escribe con la vida, es inútil prescindir de ella, pero creo que sobre todo desde lo que uno es o cree que es. Por eso cuesta escribirla porque uno se escribe a sí mismo, sin tapujos y ¿cuántos somos aquéllos elegidos para mostrar al mundo lo que somos? No lo cuenta nadie, lo hacemos nosotros mismos, ¿quién se anima a mostrar el alma desvalida, a identificarse con el dolor del mundo que es el de todos? ¿Quién descubre su derrota a los ojos de todos?

Todos hemos tenido a la orfandad de la mano en algún momento de nuestras vidas; el poeta la escribirá como nadie. La orfandad es el canto más triste del mundo y se hace colectivo su clamor cuando el hombre descubre su pequeñez, su finitud. El poeta se salva cuando la escribe y el lector la comparte, él es prójimo, ese otro que necesita a alguien para identificar su pena o su delirio.

Hilo delgado y mínimo, la poesía. Para resistir, para no morir, para perdonarnos. Acudir a su reino es el camino espiritual para el que también estamos hechos, fuera de ese otro mundo malsano en el cual todo se confunde y es el mal y el bien lo mismo. Sabemos desde niños la verdad, la llevamos en la frente, que no se nos duerma entonces, que permanezca como la poesía que siempre ostenta milagro y belleza para ensalzar y no malgastar el don de la vida.

Edgardo A. Pesante, de quien el 22 de marzo ppdo. se cumplió el 25º aniversario de su fallecimiento. Foto: Archivo El Litoral

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