Un grande del cine francés

Belmondo a los 80 años

Considerado uno de los actores más extraordinarios de su generación, y codiciado por los grandes cineastas franceses como François Truffaut, Louis Malle y Claude Sautet, fue también un intrépido héroe de acción.

Belmondo a los 80 años

 

Belmondo en mayo de 1974, en el Festival de Cannes: en ese tiempo se encontraba en el pináculo de su celebridad.

Foto: AFP

 

Sabine Glaubitz

DPA

En sus papeles de timador, boxeador y atrevido, Jean-Paul Belmondo ha recibido duros golpes ante las cámaras, pero tampoco la vida lo ha tratado con guantes de seda. Sin embargo, es un luchador, como en sus películas. Y a pesar de haber sufrido una apoplejía, no deja de trabajar. Hoy, esta leyenda del cine francés cumple 80 años.

Su último proyecto es una comedia de gángsters dirigida por Claude Lelouche, en la que da vida a un viejo criminal a la fuga. Y es que la ironía siempre fue uno de sus puntos fuertes. Hace ya más de 40 años que filmó junto a Lelouche “Un homme qui me plaît”, en la que daba vida a un compositor que se enamoraba de una actriz.

Joven estrella

Rompecorazones, lanzado o rebelde fueron algunos de los atributos que marcaron los comienzos de su carrera. Corría el año 1959 cuando Jean-Luc Godard dio al entonces joven actor de 26 años el papel protagonista de “À bout de souffle” (“Sin aliento”). La película se convirtió en un clásico de la Nouvelle Vague y Belmondo, que encarnaba al delincuente de poca monta Michel, en una estrella de la noche a la mañana.

Los grandes cineastas franceses como François Truffaut, Louis Malle y Claude Sautet se peleaban por este tipo joven e intrépido, enfundado en unos estrechos jeans y una ajustada americana. Su atractivo personal y su capacidad para la ironía marcaron su filmografía en los años ‘60 y ‘70. Para el cineasta Jean-Pierre Melville, Belmondo era uno de los actores más extraordinarios de su generación.

No en vano, su filmografía roza el centenar de títulos a los que se suman más de 40 papeles de teatro. Películas como “Dos mujeres” (“La ciociara”), junto a Sofía Loren; “Une femme est une femme”, “L’Aîné des Ferchaux” o “Peur sur la ville” lo convirtieron en una figura de culto del cine francés. Junto con Alain Delon, Belmondo se perfiló como uno de los grandes actores con capacidad para transformarse.

Héroe y boxeador

Ya sea como combatiente de la resistencia francesa en “L’As des as” o al servicio de fuerzas malvadas, Belmondo se imponía con su pasión por el riesgo y escenas espectaculares. Fue el héroe de más de 70 películas de acción sin servirse de un doble, no tuvo miedo en subirse a helicópteros, saltar de trenes en marcha o escalar los 320 metros de la Torre Eiffel. Cuando en “Hold-Up” se hirió la cabeza filmando una escena peligrosa, puso fin a este arriesgado perfil de su carrera. Tenía 52 años.

Belmondo es un luchador. Lo aprendió en el cine y en la vida. Desde su aficción al boxeo se hizo un hueco en el teatro hasta llegar al Olimpo del cine. Y después, volvió a caer de golpe en la tierra: primero, en los años ‘80, cuando el cine le dio la espalda y regresó a sus comienzos, sobre las tablas. Y luego, en 2001 con un ataque de apoplejía que lo dejó paralizado de medio cuerpo y apenas sin poder hablar. Siete años más tarde, rodaba la nueva versión del clásico de Vittorio de Sica “Umberto D.”, “Un homme et son chien”.

De hombre solitario a viejo criminal a la fuga: y es que Bébel, como lo llaman cariñosamente en casa, no se deja vencer así como así. Ni siquiera con la sonada separación de su última pareja, la 40 años más joven Barbara Gandolfi, se dejó minar.