Una industria en desarrollo

De la tecnología al arte, diez formas de innovar en videojuegos

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Las aplicaciones de los videojuegos van desde el entretenimiento hasta la capacitación y la educación. Foto: Archivo El Litoral

  • ¿Qué diferencia a los videojuegos? ¿Qué hay además de entretenimiento? ¿Es posible reinventar un clásico? Sobre éstos y otros aspectos de un sector en auge disertó un docente de la UNL en un nuevo café científico.

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(C) Comunicación científica UNL - El Litoral

Videojuegos que sirven para entrenar al personal médico y paramédico en la atención de urgencia, que buscan generar conciencia sobre las condiciones de vida en Sudán o que incorporan el trabajo de artistas plásticos latinoamericanos; la propuesta de un café científico sobre la innovación en videojuegos va mucho más allá de los últimos lanzamientos de las consolas de moda. Sebastián Teitelman, docente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) presentó una revisión de la actualidad del sector en el cual se inserta el trabajo de desarrolladores locales, con el apoyo de la Universidad.

Bajo el título “Innovar en videojuegos. De los fichines a los juegos serios”, se desarrolló una nueva edición de café científico el jueves 8. Este nuevo encuentro se enmarcó en el ya tradicional ciclo organizado por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Santa Fe junto con la UNL, la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (FRSF-UTN), la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) y el Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Santa Fe.

Lo nuevo

En una industria que hoy puede compararse con grandes clásicos como el cine y la música, desarrollar videojuegos innovadores se plantea como un reto. En este sentido, Teitelman, quien es docente en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (Fich) de la UNL, destacó las posibilidades que se abren para nuevos diseños. “Innovar no requiere siempre de una gran inversión, muchas veces pasa por la creatividad. Del mismo modo, es cierto que un videojuego innovador no necesariamente es exitoso”, destacó.

Según el especialista, la dosis de entretenimiento y la posibilidad de crear nuevas experiencias son las claves para dejar una marca en la industria. A lo largo de su disertación, Teitelman detalló diez modos de innovar que incluyen la tecnología, el negocio, la aplicación, las audiencias, las redes sociales, el diseño, los géneros, el arte, la narrativa y la universidad.

En cuanto a la tecnología, por ejemplo, la introducción de dispositivos móviles, los nuevos modos de controlar los juegos que trascienden el joystick para incorporar el juego y hasta las señales cerebrales (neurogaming) pueden revolucionar los juegos hasta ahora conocidos.

Las aplicaciones de los videojuegos también se diversifican y si bien el entretenimiento es clave, esto puede ser cooperativo con fines de capacitación, educación y concientización. El docente presentó ejemplos internacionales como un desarrollo para el entrenamiento de guardiacárceles y de vendedores. “Si bien existen simuladores, los videojuegos serios pueden captar sus ventajas. Cuando uno lo está viviendo, el personaje se transforma en una extensión de uno”, analizó.

También se destacó la aparición de nuevos sectores de mercado, como las mujeres, que sólo recientemente se identificaron como un segmento específico de usuarios. Las redes sociales y las posibilidades de juegos on line masivos y multijugador son otras de las características de la industria actual de los videojuegos.

Con creatividad

La capacidad de inventiva de los diseñadores es lo que puede transformar incluso los clásicos. Teitelman mostró una nueva versión de un juego clásico: el pong. Este diseño de la década del ‘70 en el que el jugador mueve una línea blanca en una pantalla negra simulando un partido de ping pong fue reinventado y los jugadores de pie juegan con su cuerpo en el espacio, uno frente al otro, sin ver una pantalla y sólo guiándose por los sonidos de los rebotes que emite el juego.

Finalmente, Teitelman destacó el apoyo de la UNL al sector, particularmente a través de la formación de técnicos en diseño y programación en videojuegos. La primera propuesta de formación universitaria del tipo en el país. “Me crié en la década del ‘80, pertenezco a la primera generación que creció con videojuegos y si bien muchos somos gamer, podemos tener la inquietud y tomar la decisión de dar el salto para ser desarrolladores”, reflexionó.