Otra vez prevaleció en un clásico

CRAI, pese a los méritos de Universitario

Logró revertir un comienzo adverso y supo disimular bajas importantes, para construir la quinta victoria sobre seis presentaciones.

Joaquín Schierano intenta atravesar la marca impuesta por Juan Manuel Rivero y Franco Ingaramo. El lock es uno de los más jóvenes que se destacan en el remozadísimo plantel de CRAI. Foto: Luis Cetraro

César Miño

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En contexto de virtudes y defectos compartidos en partes muy similares, CRAI venció al Club Universitario de Santa Fe por 30 a 22, afianzándose en la segunda posición del Grupo B de la instancia clasificatoria del Regional del Litoral 2013.

Más allá de que hubo imperfecciones de diverso tipo, ha sido un partido que fue ganando atracciones con el correr de los minutos, hasta llegar a un desenlace que estuvo abierto hasta prácticamente el epílogo. A la hora del análisis, quizás resulte conveniente detenerse en los tramos más salientes del heterodoxo contenido.

Primero, puede resultar oportuno aseverar que Universitario mereció algo más que la escueta ventaja de 10 a 8 con la que concluyó el primer tiempo. Fundamentalmente, porque durante algo más de los veinte minutos iniciales se adueñó del protagonismo, en base a un sistema defensivo que lució tan impiadoso como inteligente, producto de que la lectura táctica de los intentos adversarios resultó impecable.

En ese lapso, no sólo consiguió la ventaja parcial de 10 a 0; sino que desperdició un par de situaciones más que propicias para seguir sumando. Como contrapartida, en la que bien puede considerarse su primera acción de traslado efectivo, CRAI construyó el try apoyado por una de las figuras del partido: Facundo Garibay.

Esto pareció revitalizarlo y comenzó a insinuar lo que sería más ostensible en el complemento: manejar, aunque sea por momentos, el ritmo de las acciones; algo que resulta muy adecuado para sus pretensiones.

El complemento

Desde los momentos iniciales, quedó claro que el desarrollo sería más vertiginoso, aunque más desordenado, ya que ambos intentaron calmar sus apetencias ofensivas a través de intentos de la más variada concepción.

Más allá de todo esto, la equidad se transformó en la característica principal, por lo que los pequeños detalles fueron los que permitieron que el marcador se moviese hacia uno y otro sector.

En materia de méritos, vale consignar algunas actuaciones individuales realmente pausibles: como las del citado Garibay, de Santiago Candioti y de Estanislao Bay, de parte del vencedor; o las de Franco Ingaramo, Nicolás Milo y Germán Millaá, en el perdedor.

En cuanto a las defecciones, CRAI mostró falencias notorias a la hora de responder vía kicks desde la zaga y también tuvo inconvenientes en el control de la pelota en el juego de contacto, en especial, en la etapa inicial.

En cuanto a Universitario, amén de algunas impericias en las instancias decisivas de sus arrestos; vale subrayar que fue penalizado en demasía en aspectos que habitualmente resultan muy sólidos en su juego, como por ejemplo el scrum.

Por otra parte, como aspectos comunes para destacar, surgen la capacidad que CRAI tuvo para disimular la tempranera lesión de Emanuel Piermarini y la posterior de Ignacio Alejandro Haeffeli, reemplazados por dos de los tantos jóvenes del plantel; mientras que Universitario también logró sostener su estructura en los diez minutos que jugó con un hombre menos, producto del único sin bin aplicado en el partido.