Luis Alberto Romero

“En Argentina hay demasiado gobierno y muy poco Estado”

  • El historiador aludió al carácter populista y poco republicano que signó a la democracia en nuestro país y a las dificultades para sostener la convivencia política.

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Romero disertó en la cena mensual de Adepa, ante editores periodísticos de todo el país. Foto: Gentileza Adepa

 

De la redacción de El Litoral

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El historiador y catedrático Luis Alberto Romero planteó la necesidad de reconstruir al Estado para poner límites a gobiernos autoritarios. “Hoy en Argentina hay demasiado gobierno y muy poco Estado, cuya función es regular y controlar para evitar desvíos y garantizar igualdad de oportunidades”, argumentó.

Al hablar anoche en la cena de camaradería que mensualmente organiza la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), Romero sostuvo que el proceso político de la Argentina desde las primeras décadas del siglo pasado se puede caracterizar como el de “una democracia poco republicana”.

“Desde (Hipólito) Yrigoyen, luego acentuado con (Juan Domingo) Perón, la Argentina tomó el camino de una democracia más bien populista”, dijo ante un auditorio conformado por directivos y periodistas de los principales diarios del país.

Historia y actualidad

Tras ser presentado por Daniel Dessein, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de Adepa, el orador invitado hizo una reseña de la historia política argentina desde 1916 hasta la actualidad.

Romero explicó que la sociedad argentina, alimentada por las corrientes migratorias externas e internas, tuvo la capacidad de “generar asociaciones notables”, como “mutuales, sociedades de fomento, cooperativas agrarias y clubes de fútbol”, las cuales constituyeron el “nido de aprendizaje de construcción de ciudadanía, del debate de ideas”.

“En esas asociaciones, se hacía lo que se necesitaba para hacer política y desde las mutuales, de las sociedades de fomento se pasó entonces, con total comodidad, a los comités (partidarios)”, indicó.

Pero -continuó- en una “sociedad móvil, alimentada por diferentes culturas y que incorporaba a los inmigrantes y les brindaba la posibilidad de progreso”, resultaba difícil definir “el ser nacional”, pero igualmente surgió “el problema de la identidad, de qué somos nosotros, una cuestión traumática para muchos intelectuales y en la que se encerró la Argentina”.

Por encima de las leyes

Fue así que Romero mencionó como “voceros de la nacionalidad” al Ejército, que se colocaba como “garante de la Nación, por encima de las banderías políticas e incluso de la Constitución” y a la Iglesia, que aseguraba que la Argentina “era una nación católica”, por lo cual aquellos que no profesaban esa religión, como miles de inmigrantes, “pasaron a ser ciudadanos de segunda”.

Como “tercer gran vocero de la nacionalidad”, mencionó al peronismo y al radicalismo, pues, pese a sus diferencias, coincidían en definirse como representantes genuinos del denominado ser nacional. “Yrigoyen precisó- decía que su partido era la causa nacional y su tarea, regenerar la Nación”, mientras “Perón siguió más radicalmente esa línea, pues pregonaba ‘nosotros somos el pueblo, la Nación y nuestros enemigos la antipatria’”.

Dijo que “esa idea es la que ha llevado a entender a la política por encima de las leyes” y que “en ese debate por la definición de Nación, el que logra imponerse tiene una herramienta fantástica, que es decidir quiénes están adentro y quiénes están afuera”.

“Ese enano nacionalista terminó por llevar a la democracia para otro lado, para el lado del movimiento, para el lado de la concepción de un pueblo homogéneo, para el lado del líder carismático, para el lado de una democracia populista donde la convivencia política resulta muy conflictiva”, concluyó.

El dato

Historiador

Romero, nacido en 1944, colaborador habitual en varios diarios, con artículos de su especialidad, fue durante más de dos décadas profesor titular de Historia Social en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e investigador del Conicet. Ha escrito, entre otras obras, “Sectores populares, cultura y política”, “La larga crisis argentina” y “Breve historia contemporánea de la Argentina. 1916-2010”. Recibió, entre otras distinciones, la Mención Especial en el Gran Premio Nacional de Historia (1994) y el premio Konex en Historia (2004).