Historias escritas sobre el ring

Mandela, Campeón Mundial de la Humanidad

a.jpg

Nelson Mandela fue un pugilista que en algún momento crucial de su vida, optó por otra clase de lucha: la social y política. Julio Vásquez estuvo a punto de combatir en el sitio donde él estuvo preso. Ilustración: Lucas Cejas

 

Sergio Ferrer

Nelson Rolihlahla Mandela fue boxeador y como tal militó en peso mediano, el kilaje de Carlos Monzón. Nació el 18 de julio de 1918 y se cree que peleó hasta 1950. No alcanzó a ser púgil profesional, porque se dedicó a la abogacía y a la actividad política, pero en el campo aficionado tuvo una destacada actuación.

Es más, a juzgar por los escasos comentarios sobre su trayectoria, puede llegarse a la conclusión que “Madiba” fue lo suficientemente bueno y competitivo como para destacarlo también a través de su desempeño en el viril arte de los puños, deporte al que dedicó gran parte de su juventud.

A propósito, no está de más resaltar que el ensayista y periodista uruguayo José Laurino fue uno de los escritores de habla hispana que más se interesó en el pasado pugilístico del líder sudafricano y uno de los que no dudó en asegurar -desde una posición académica perfectamente fundamentada- que el tiempo dedicado al boxeo ayudó a Mandela a sobrevivir a los años de prisión y encierro a los que lo sometió el régimen blanco de Sudáfrica entre 1963 y 1990.

“Gracias a las dotes psicofísicas que le aportó la disciplina del boxeo, Mandela supo enfrentar, en 1994, el desafío de presidir a su país sin que ocurriera el baño de sangre o triunfara la sed de venganza que preanunciaban los más escépticos y reaccionarios de sus connacionales”, analiza Laurino.

Esas mejores condiciones, agrega el autor, “fueron esenciales para afrontar más que dignamente, a una edad en la que muchos dirigentes políticos ya están retirados o van camino a estarlo, la conducción de una nación en la que podía haber imperado el odio racial antes que el pluralismo, porque sus hermanos habían sido tratados durante décadas como ciudadanos de segunda clase”.

Nocaut al Apartheid

En 1995, Laurino dedicó una de sus obras (“365 días del año a puñetazos”) a todos los boxeadores, desde los más notorios hasta los desconocidos (“los que no figuran en las grandes listas”), especialmente a uno de ellos, “Madiba”.

“Mandela honra al boxeo, entre otras cosas, por ser el ciudadano negro que es el presidente de todos los sudafricanos, sin importar color, credo religioso no filosofía política”. Laurino habla con conocimiento de causa, ya que Mandela fue campeón amateur negro de su país en 1943, época en la que dio inicio a sus estudios de Derecho.

Y fue “campeón negro”, se aclara, porque las peleas o cruces interraciales estaban prohibidos, disposición que obligaba a los pugilistas denominados “no blancos” (los negros, mestizos y asiáticos) a no combatir con los blancos.

“Durante toda su trayectoria como pugilista, Mandela evidenció los atributos que confiere el boxeo a quienes comulgan con él, entregándose a horas extenuantes de gimnasio”, insiste Laurino sobre las aptitudes pugilísticas del mítico referente xhosa, nacido en Mvezo aldea cercana a Umtata, en el territorio de Transkei (desde 2009, y por disposición de la ONU, cada fecha de su cumpleaños se celebra el Día Internacional de Nelson Mandela, también conocido como Día Mundial de Mandela). “Sólo un hombre dotado de su resistencia física, así como de su fortaleza espiritual y moral, pudo salir todavía saludable de las mazmorras del despotismo blanco, donde lo encerraron durante veintisiete años”, rescata Laurino en otra de sus definiciones. “Con su vitalidad inmensa, el apoyo del Congreso Nacional Africano y de todos los hombres libres, Mandela puso nocaut al apartheid”, insiste el analista en su sentida descripción.

Admiración por Alí

A Mandela se lo podría considerar un verdadero Campeón Mundial de la Humanidad. De hecho, el 26 de octubre de 1998, en el centro de eventos Vodaworld Midrand de Johannesburgo (y en el marco de la trigésimo sexta convención anual del Consejo Mundial de Boxeo), el presidente de dicha entidad, José Sulaimán Chagnón, le hizo entrega a Mandela el emblemático cinturón verde que lo consagra desde ese momento como “Champion of de World of de Human Equality”, es decir, “Campeón del Mundo de la Igualdad Humana”.

Entre las referencias al boxeo que se le han adjudicado a Mandela, están sus elogios a Marvin Hagler, Roberto “Manos de Piedra” Durán y Muhammad Alí (ex Cassius Clay), de quien ha sido incondicional admirador.

Precisamente, sobre este último supo decir lo siguiente: “Al boxeo puedes tomarlo como una filosofía de vida; por eso uno de los pugilistas a quien admiré mucho fue Alí. Primero recibía el castigo sin responder, sólo aguantaba y aguantaba... después se sobreponía a eso y pasaba al ataque. Recuerdo su pelea con George Foreman en Zaire, en 1974. Luego de varios asaltos, Alí se dijo a sí mismo: tanto pleito y ni siquiera he empezado a tirar golpes... Entonces se decidió a hacerlo. Uno no puede limitarse a aguantar, todos tenemos un límite para eso; después hay que pelear”.

Otra de las opiniones de Mandela relacionada con el boxeo es la que sentenció sobre el pesado blanco sudafricano Frans Botha, la noche que este cayó por nocaut ante Mike Tyson. “Yo lo hubiera hecho mejor que él”, dijo en esa oportunidad. En otra ocasión, consultado respecto de si habría sido un buen boxeador profesional, explicó: “Disfrutaba mucho del boxeo, pero tal vez me hubiera resultado difícil como profesión, porque tenía otras preocupaciones en mi mente... otras metas”.

Un lugar llamado Robben Island

Julio César “Zurdo” Vásquez, uno de los más destacados campeones del mundo originarios de la provincia de Santa Fe, fue pugilista profesional entre 1986 y 2009. Durante ese período realizó 82 peleas, 27 de ellas en el exterior. Combatió en Argentina, Uruguay, Estados Unidos, España, Francia, Inglaterra, Irlanda del Norte, Kazajstán, Mónaco, Rusia y Croacia.

Nunca lo hizo en Sudáfrica, pero estuvo a punto de concretarlo entre 1994 y 1995, exponiendo el título de campeón mundial mediano junior de la Asociación Mundial de Boxeo por entonces en su poder. Su rival iba a ser el peleador local Mpumelelo “Mpush” Makambi, pugilista negro al que apodaban “Rey León” y era bastante popular en esos momentos.

De haber prosperado la iniciativa, la sede del pleito hubiera sido nada más y nada menos que la ex prisión de Robben Island, lugar situado a 12 kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo. Allí, Nelson Mandela pasó aproximadamente 18 de sus 27 años de cautiverio (ingresó en 1964 como el prisionero número 466). Desde 1999, las antiguas instalaciones carcelarias son Patrimonio de la Humanidad, como símbolo de la lucha anti-apartheid.