De la UNL y de la Uner

Publicaron “Obra poética”, de Daniel Elías

 

De la redacción de El Litoral

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La Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional de Entre Ríos publicaron recientemente “Obra poética”, de Daniel Elías, quien nació en 1885, fue bautizado en Gualeguaychú y cuya niñez transcurrió en Villaguay. Cursó sus estudios secundarios en el histórico Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Se recibió de abogado, ejerció de juez. Se casó, tuvo dos hijos y murió en la flor de la edad, de su propia voluntad, una tarde de noviembre de 1928. Sus dos libros de poemas, Las alegrías del sol (1929) y Los arrobos de la tarde (1938) aparecieron después de su muerte, en tiradas limitadas y nunca volvieron a ser publicados. Parecen aguardar, todavía, en aquel “cajón de la mesa del escritorio de arriba”. Esta edición de su obra poética, que incluye ambos libros y otros textos inéditos es, entonces, pura novedad, según se consigna en la obra presentada.

Siempre bien nombrada -no lo olvidan los poetas mayores de Entre Ríos: Carlos Mastronardi, Juan L. Ortiz, Amaro Villanueva, Arnaldo Calveyra- pero al parecer poco leída, atendiendo al menos a la posesión impracticable de sus libros, esta poesía atesora aún su secreto. Quizás baste un verso para evocarlo: “La desgracia feliz de ser poeta”, según Villanueva; “De linda esta mañana parece una mentira”, según Calveyra. El lector que nunca sintió el nombre de Elías, se confrontará de pronto a un universo insospechado.

Dice Miguel Ángel Federik, responsable de este volumen: “Le bastaron memoria y mirada creyente para darle estatura a modestas cosas: el verdor de unas exiguas viñas con gorriones, la luz dominical de unos cielos apacibles, los estadios del día entre los sauces, la sombra andante de sus héroes anónimos, el trigo que nace después de las batallas y esos trabajos del sol que pone hombres de pie y sigue haciendo redondas las naranjas”.

El país del sauce

La colección “El país del sauce” tiene como motivo la región que trazan los valles de los ríos Paraná y Uruguay, pero tienta la realidad un espacio más bien impreciso, menos geográfico que imaginario, delimitado por aquellas voces y miradas que participan de su formación. El título se inspira en un verso de Juan L. Ortiz que, refiriéndose al río y su territorio, atesora la siguiente pregunta: “¿es mi país, únicamente, el sauce?”. Esta pregunta, en realidad, es la primera de una extensa serie. La fisonomía de un “país” depende, es la enseñanza del poeta, de las preguntas que ha sabido convocar y atesorar.

“El país del sauce” propone entonces una colección de textos clásicos, concebidos desde diferentes campos del conocimiento o de la creación, pero que recrean esta idea de la región como proceso en permanente emergencia. Se entiende por clásico aquel libro indispensable, cuyo hallazgo marca la vida de sus lectores y cuya protección y cuidado compromete a todo un pueblo.

Otros títulos de la colección: Viaje a Misiones, Eduardo L. Holmberg. Próximos volúmenes: El río Paraná. Cinco años en la República Argentina, de Lina Beck Bernard y El junco y la corriente, de Juan L. Ortiz.