al mArgen de la crónica

Un abuelo con onda

En los conciertos, Mick Jagger derrocha energía sobre el escenario, con sus ajustados jeans y casi la misma voz que hace 50 años. Pero cuando mañana el cantante de los Rolling Stones celebre su cumpleaños 70, la palabra “jubilación” quedará todavía muy lejos para el veterano rockero.

La historia de los Stones comenzó en 1961, con el reencuentro de dos amigos en una estación de tren. “Mick y yo teníamos absolutamente los mismos gustos musicales. Todo fluyó sin palabras”, escribió Keith Richards en su autobiografía.

El 12 de julio de 1962, los Stones ofrecieron su primer concierto en el legendario Marquee Club de Londres. El resto es historia. Con Jagger en la voz y Richards a la guitarra, los Stones alcanzaron fama mundial y la marcada voz de Jagger se convirtió en seña de identidad.

El cantante con los labios más famosos del mundo se crió en Dartford, en el sur de Londres como un tímido joven. Pero más tarde, el manager de los Stones, Andrew Oldham, lo convertiría en un indomable rebelde. Oldham decidió vender el cuarteto como una banda de chicos malos, los “anti Beatles”.

Y Jagger también ha sido un “chico malo” en lo que a mujeres respecta. “Tenía 18 años cuando los Stones empezaron a tocar en clubes de Londres y me di cuenta de que a las mujeres les llamaba la atención”, cuenta Mick, que desde entonces dio muchos titulares a la prensa del corazón.

Jagger estuvo casado en dos ocasiones: primero con Bianca Pérez-Mora Macias y después con Jerry Hall. Antes, durante y después de sus matrimonios no han cesado de circular noticias sobre los “affaires” del cantante, que entre tanto tiene siete hijos y dos nietos. Desde 2001, mantiene una relación con la estilista estadounidense L’Wren Scott.

Sus méritos musicales le valieron el título de Caballero en 2003. En aquel entonces, cuando “The Guardian” le preguntó lo que significaba para él, “Sir” Mick respondió: “No mucho, aunque mi padre estaría muy orgulloso”.