“AMERICAN GRAFFITI” CUMPLE 40 AÑOS

Retrato agridulce de los años ‘60

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George Lucas fue uno de los nombres que renovaron el cine norteamericano en los ‘70 gracias a una nueva mirada sobre los géneros clásicos.

Foto: EFE

 

Juan Ignacio Novak

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En los albores de los ‘70 el cine norteamericano mostraba síntomas de asfixia y la necesidad de renovar el oxígeno era evidente. Los géneros clásicos, que hasta entonces habían marcado pautas claras al espectador, estaban en crisis. Fue entonces cuando una joven “camada” de realizadores irrumpió en la escena y generó esa necesaria renovación.

En esta época, Francis Ford Coppola dirigió “El padrino”, Peter Bogdanovich “La última película” y Martin Scorsese “Calles salvajes”. A esa efervescencia se sumó otro nombre: George Lucas, quien tras la interesantísima pero poco exitosa “THX 1138” realizó “American Graffiti” que se estrenó un 1º de agosto de 1973, hace cuarenta años.

Rodada en una especie de “estado de gracia”, captó a la perfección el clima juvenil de los ‘60. La trama transcurre en la última noche del verano del ‘62 en una pequeña localidad californiana. A pocas horas de ir a la universidad, unos adolescentes salen a pasear en auto, en buca de diversión para mitigar la ansiedad ante las nuevas responsabilidades.

Con un guión redondo, Lucas le toma el pulso a una época entrañable al mostrar un atisbo de las vidas de estos jóvenes, su despertar sexual en el asiento de atrás de un coche, sus miedos, ansiedades, rebeldías y sueños. Todo ello en medio de los sonidos del incipiente rock and roll con Buddy Holly, Bill Haley & His Comets y The Platters entre otros.

Entre los sobrados méritos que le caben a esta película figura el hecho de ofrecer sus primeros protagónicos a un grupo de actores que se convertirían en estrellas hollywoodenses. Entre ellos Richard Dreyfuss, Charles Martin Smith, Harrison Ford y Ron Howard, que se volvería con el tiempo un reconocido director, con cintas como “Cocoon” y “Apolo 13”.

Pasaron cuatro décadas y “American Graffiti” permanece como una de las mejores demostraciones del notable ingenio creativo de su director. Y por sobre todas las cosas, como una mirada nostálgica y agridulce de una generación.