Javier Beltramino:

“Fuimos haciendo camino al andar”

El santafesino, productor asociado de “Metegol”, contó a El Litoral sobre cómo fue participar en el exitoso proyecto capitaneado por Juan José Campanella, que se ha convertido en un éxito de público.

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Real y dibujado: “Soy yo con un extra de la peli, que se supone soy yo... Me dibujó hace años Mariano Epelbaum, creador de todos los personajes de la película... cuando Metegol no me había hecho engordar 15 kilos y multiplicar mis canas por mil”, se ríe Beltramino.

Foto: Gentileza Javier Beltramino

 

Ignacio Andrés Amarillo

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“Desde niño supe que mi pasión era el cine, pero me costó dar el salto... Primero pasé por cuatro carreras que fui dejando... Hasta que dije basta: me tomé un colectivo a Buenos Aires, alquilé una pensión a una cuadra de Plaza de Mayo, y allí comencé de nuevo... o reanudé desde donde me había quedado cuando era niño”.

El que habla es Javier Beltramino, nacido un 14 de septiembre de 1980 en Santa Fe, y uno de los laderos de Juan José Campanella en la gestación de “Metegol”, el fenómeno que ha llevado más de un millón de espectadores a las salas de cines.

El Litoral se contactó con él para adentrarse en su actualidad y sus próximos proyectos.

—Después de años de gestación, ¿qué se siente ver la película en todos los cines, los afiches y todo lo que se habla de ella?

—Primero, alivio. Alivio de haber llegado a la otra orilla. Esta película es inédita en el mundo. Muchas veces sentía que estábamos en un barco parecido al que le tocó comandar a Cristóbal Colón. Haciendo honor a Machado, realmente aquí fuimos haciendo camino al andar. Y ver en la pantalla aquello que se imaginó antes de zarpar, genera alivio, alegría, y mucha emoción.

—¿Cómo le está yendo en el mercado internacional?

—La película está prevendida a más de 70 países. Y en estos momentos se está negociando para lanzarla en Estados Unidos. Extrañamente el primer país en comprarla fue Rusia, hace dos años. El metegol, a diferencia de lo que muchos piensan, es tan internacional como el ajedrez. El juego se inventó en el año 1890 en algún rincón de Francia u Alemania. Sin embargo, no hay dos países en los que el juego tengo el mismo nombre. Si vas a Chile y decís metegol, no entienden de qué estás hablando. Hasta que ven una imagen de un metegol y dicen: “¡Ahhh, el taca-taca!”.

Magia digital

—¿Cómo llegaste a sumarte a la producción de “Metegol”?

—Es una larga historia que para esta nota resumiré al máximo posible. En aquellos largos años en los que intentaba sin éxito trabajar en cine, mi pasión desde siempre, yo trabajaba en Hewlett-Packard. Desde allí empujé mucho el “Proyecto Metegol”, tal se mencionaba internamente. Y convencí a la casa matriz (Houston) a fuerza de argumentos racionales para que cambiaran 180º su posición respecto al proyecto. El más importante creo tiene que ver con poner en práctica algo que se viene pregonando desde hace al menos una década: la famosa democratización de la tecnología. Hasta “Metegol” eran sólo palabras.

Gracias a que HP e Intel comprendieron que esta película era una gran oportunidad para demostrar a Latinoamérica que con las mismas máquinas que utilizan en DreamWorks (que tiene una histórica alianza con HP) se puede “crear la misma magia”, avalaron el proyecto. La democratización tecnológica no tiene que ver con que un chico pueda comprar cada vez más barata una máquina más potente para jugar a videojuegos que requieren más potencia... La verdadera democratización tecnológica es que ese chico sepa que con ese equipo puede crear.

Campanella me terminó llamando para entrar a “Metegol” porque precisaba a alguien con “ese empuje”, según me comentó, para entre otras cosas seguir cambiando la mentalidad de corporaciones y demás, con un prejuicio muy arraigado frente a proyecto de semejante ambición.

Los resultados están a la vista. Tanto HP & Intel no se arrepienten de ser parte de “Metegol”. Y para la película, sin lugar a dudas, fue un apoyo fundamental.

Desafíos

—¿Cuáles fueron tus tareas principales en la organización?

—Mi crédito dice “productor asociado”. Sinceramente, es muy complicado definir qué es ser un productor asociado. Sólo puedo decir que en estos casi tres años hice tantas y diferentes tareas dentro de una película con una ambición enorme que debía suplir con creatividad la natural falta de recursos en cuanto a producción, a diferencia de los gigantes de la industria mundial.

—¿Cuáles fueron los principales desafíos para la producción?

—Sólo por mencionar algo que se me viene rápido a la cabeza y que tuvo que ver con mi rol dentro de la producción. Tuve que ir en dos oportunidades a la Secretaría de Comercio Exterior, para explicarle al equipo de (Guillermo) Moreno que precisábamos ingresar todas esas máquinas que tenían demoradas en la Aduana por una simple razón: son máquinas que por ahora no se producen en la Argentina, lamentablemente, y las necesitábamos para justamente iniciar una industria... “Metegol” tiene que ser la punta de lanza de una industria de la animación en la Argentina. Afortunadamente, se liberaron los equipos aunque la demora afectó los tiempos de producción.

Aprendizaje y futuro

—¿Qué significó trabajar con Campanella?

—En lo personal, que estudié cine (además de otras carreras; ninguna terminé, incluso cine), y significó mucho por diferentes motivos. Aprendí muchísimo de cine, estrictamente de cine, ya que Juan es una persona que va caminando por el pasillo y te habla de cine. Y es muy generoso en cuanto a compartir conocimientos.

Por otro lado, es un director que escucha. Que siempre repite que uno nunca sabe de dónde puede salir una buena idea. Por lo tanto, participaba a todo el mundo del proceso creativo. Y eso creo es vital para un proyecto en el que trabajaron más de 350 personas durante tres años. Desde lo humano, por suerte tuve la gran fortuna de compartir almuerzos, y demás encuentros, en los que me ha dado consejos que valoro mucho. Es una persona que como los personajes de la época de oro de Hollywood como siempre repite no dicen, hacen.

—¿A qué proyectos te vas a abocar ahora?

—Comencé a trabajar como jefe de Producción en Cine en Telefónica, junto a Axel Kuschevatsky. Y paralelamente trabajo en proyectos personales, directamente relacionados con mi necesidad de crear, que es lo más hermoso en esta vida. Creo que es la mejor espada para la histórica batalla que ya tenemos perdida desde el mismo momento en que nacemos.