al mArgen de la crónica

Paz, ¿real o ficticia?

En medio de su campaña para recabar apoyos para un ataque en Siria, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha dado un golpe de timón. La entrevista que el mandatario concedió la pasada noche a seis canales de TV era parte de una estrategia para lograr el apoyo de la opinión pública y el Congreso a una intervención en Siria. Pero de repente, comenzó a hablar de paz.

Los miembros de la administración Obama llevaban días apareciendo ante las cámaras, asegurando que el régimen de Bashar al Assad no podía salir indemne tras el supuesto ataque con gas tóxico que mató a más de 1.400 personas.

A media tarde del lunes, incluso la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, y la reactivada ex secretaria de Estado Hillary Clinton habían presentado nuevos argumentos, en una campaña publicitaria sólo similar en época electoral.

Y de repente, Obama dejó de hablar de guerra. Por supuesto que paralizaría un ataque militar si realmente Al Assad pusiera bajo vigilancia internacional sus armas químicas. Y sí, claro que se puede ver con escepticismo si la propuesta rusa al respecto es realmente seria y si los sirios estarían dispuestos a colaborar, afirmó el presidente.

Pero después, Obama pronunció palabras que pocas horas antes casi nadie habría creído posible escuchar de su boca: “evolución positiva”, “posibilidad de éxito”..., expresiones que no parecen propias de un comandante en jefe que tiene el dedo en el gatillo.

Ahora la gran pregunta en Washington es: ¿ha sido precisamente el presidente ruso, Vladimir Putin, desde hace meses enfrentado a Obama, quien le ha proporcionado una salida al que podría ser su mayor traspiés político?

Y es que los medios de comunicación contabilizaban entre los diputados seis veces más votos en contra de la resolución sobre la guerra que a favor.

Nadie en la capital estadounidense se atrevía a decir si Obama podría recuperarse de semejante derrota.