Otra vez a los tumbos

Caña: ¿hasta cuando tirar del carro?

  • Gracias a una intervención de último momento del estado y el sacrificio de todos los eslabones de la cadena se pudo hacer zafra en Villa Ocampo. La sucesión de contingencias climáticas, el retroceso del área sembrada y las periódicas quiebras de los ingenios ponen en duda la sustentabilidad del sistema. Se espera por el riego, que estabilizaría definitivamente la región.
Caña: ¿hasta cuando tirar del carro?
 

Juan Manuel Fernández

[email protected]

Enviado Especial

Una vez más la cuenca cañera entró zozobrando a la zafra. No fue el clima ni la disponibilidad de caña lo que este año preocupó a las miles de personas que dependen de la actividad, sino la quiebra del ingenio de Villa Ocampo y la decisión de no moler a sólo dos meses de empezar la cosecha.

Afortunadamente una auténtica “gesta” del municipio local -junto a productores y trabajadores de la planta- logró sortear el desafío de poner en marcha la industria. Y no fue el único esfuerzo: los contratistas -de cosecha y flete- sacrificaron un ajuste de tarifa y aceptaron trabajar este año a los precios de 2012.

Pero los problemas nunca terminan. Hoy el azúcar vale menos que hace dos años y el desaliento sobrevuela a los cañeros, que irremediablemente reducirán el área sembrada para 2014.

Con todos estos condicionantes, el círculo se vuelve vicioso: con menos área bajará la disponibilidad de caña a moler, se “afinarán” los números de los ingenios -que también sufren por el precio deprimido del azúcar- y los problemas financieros de la industria se sentirán entre los productores, que no encontrarán incentivo para aumentar la siembra.

Esta dinámica se vuelve aún más volátil con las sequías y las heladas que -de manera cíclica- impactan en los rendimientos culturales y desembocan, recurrentemente, en la quiebra de las industrias. Una historia que se repite desde hace décadas.

¿Cómo estabilizar de una buena vez la cuenca? Todos los actores señalan al menos dos cuestiones: una firma presidencial que autorice a la provincia a tomar un préstamo del BID -ya otorgado- para iniciar la obra de riego en 10.000 hectáreas, desde El Sombrerito hasta El Rabón; y una política comercial que descomprima el saturado mercado interno del azúcar -ya sea con exportaciones u otros destinos para la producción, como los biocombustibles- y mejore los precios.

Números malos

“Los números son malos, tanto en el campo como en la industria”, se lamentó el ingeniero Elvio Lobisa, asesor del Centro Operativo Tacuarendí y ahora convocado por la nueva administración del ingenio Arno para coordinar las tareas a campo. Explicó que al comienzo de la zafra el kilo de azúcar valía $2.40 y ahora mejoró hasta $3, pero sigue lejos de los $3.5 que él calcula como “precio de indiferencia” que alcance a pagar -al menos- los costos directos en las chacras.

P8-9_A_P1220990.JPG

Cañas del futuro. Las lluvias del verano promovieron excelente rindes, que podrían ser el piso con la adopción del riego.

Foto: Juan Manuel Fernández

Para tener un parámetro, Lobisa detalló que el costo de cosecha y flete, “el rubro que siempre es el que más impacta en el cultivo”, vale $100 por tonelada mientras se cobra -por el 55% del azúcar que produce esa tonelada, debido al sistema de maquila- alrededor de $140. “Con esos $40 se tienen que prorratear los costos de siembra, fertilizante, labores culturales, conservación y amortización de su maquinaria -enumeró-; esto es inviable, es utópico, no existe”. Este costo hoy equivale al 80% de la venta, mientras “no debiera superar el 35%”. Para tener rentabilidad, el azúcar debería valer cerca de $4.20.

Tan acuciante es la situación que “las empresas de servicios decidieron cobrar lo mismo que el año pasado para tratar de que le queden unos pesos al productor”.

Con la ventana de siembra casi terminando -se extiende de mayo a septiembre- el impacto inmediato se verá en una menor área sembrada, pero además repercute en la salida de productores del sistema. “Incluso hay lotes que podrían ir a caña y ya están ocupados con otra cosa, por ejemplo trigo”, advirtió el técnico.

Aguantar hasta el rebote

Es lo que ocurrió con Sergio Copetti, que con 500 hectáreas de caña es de los productores más grandes de Villa Ocampo. Este año le dedicó unas 50 hectáreas al trigo y reducirá 10 de caña para el año próximo. “Hacía varios años que no hacía trigo, ahora me entusiasmó el precio”, dijo, y agregó que hoy en la zona se paga $2.200 la tonelada de cereal. Al estar en “zona de primicia” confía en que podría captar ese valor con una trilla temprana -en noviembre- y para eso sembró un ciclo corto en fecha temprana.

“Hoy estoy a cero de ganancia”, dijo respecto de la caña, aún con lotes de rendimientos culturales excelentes, de entre 90 y 100 toneladas por hectárea. Incluso descapitalizándose el margen es exiguo: “estamos hablando de $30 por tonelada, es super bajo. Por lo menos, debieran quedar $150”.

Acostumbrado a los vaivenes del cultivo, Copetti deseó que en 2014 el azúcar tenga otras salidas para apuntalar el precio: “que se pueda exportar, que se vuelque a biocombustible”. Y, con resignación, recordó: “hace dos años atrás vendíamos a $4.10 y ahora $3”.

Nieto de cañero, conoce el rubro desde los 9 años, cuando empezó a trabajar con su padre. Lógicamente, no es la primera vez que el precio es malo. Pero su experiencia le indica que a esta situación le sigue un rebote: “mi cálculo es que esto puede volver a pasar”. Por eso aspira a no recortar mucho la superficie: “puede venir dos o tres años malos pero después vienen buenos y hay que estar preparado”.

Hoy su estrategia es “aguantar todo lo que uno puede, sacar recursos de otro lado”, aunque aclaró que “mucho no se puede porque hay que pagar los gastos y venimos de un año malo”.

P8-9_B_P1220978.JPG

Corrida por el grano. El área sembrada retrocederá unas 1.000 hectáreas porque,ante la incertidumbre del precio, muchos lotes fueron sembrados con trigo.

Foto: Juan Manuel Fernández

Milagro contra reloj

Al conocerse la caída de INAZA -empresa que administraba el ingenio Arno de Villa Ocampo- la primera especulación fue que toda la caña se procese en Las Toscas. Pero al ver los muy buenos rendimientos que se esperaban eso no iba a ser posible. Entonces hubo que armar un plan de contingencia para hacer en dos meses lo que lleva 6: poner a punto el ingenio para la zafra.

Así se organizó una SAPEM (Sociedad Anónima con Participación del Estado) con 60% de participación del municipio local, 20% de los trabajadores del ingenio y 20% de productores cañeros. La jueza y el síndico de la quiebra aprobaron el alquiler de las instalaciones y toda la comunidad se puso a trabajar. “La organización de la Sapem puede decirse que fue casi milagrosa, porque se hizo tan rápido”, dijo Lobisa. En tiempo récord hubo que “organizar todo”: primero poner apunto la fábrica, luego organizar frentes de cosecha y recepción de materia prima, incluso diagramar personal. “Y se está logrando”, ya que el ingenio lleva alrededor de 52.000 toneladas molidas desde el 28 de julio, a razón de 2.000 diarias. “Por cada tonelada están saliendo cerca de 120 kilos de sacarosa y la calidad es muy linda”, afirmó Lobisa.

El intendente Enrique Paduán refirió que son tan buenos los rendimientos culturales que la planta llegó a funcionar “sin un tronquito de leña” al aprovechar el bagazo como fuente de energía para la caldera. De ajustar el funcionamiento del sistema, en el futuro hasta “podríamos volver a producir papel sin tumbar un sólo árbol”, se entusiasmó. Y recordó la relevancia social y económica de la industria, que involucra más de 1.500 personas, entre 400 trabajadores permanentes más los frentes de cosecha y los obreros del surco. “Hay que darle sustentabilidad”, reflexionó.

Una firma, nada más

El “complejo industrial Arno” -como lo llamó el intendente- se creó hace más de 70 años para procesar azúcar, alcohol y papel. “Ya entonces funcionaba como cadena; si en aquel tiempo un visionario como Francisco Conti -su fundador- pudo, nosotros también debemos tener la lucidez de poder hacerlo”. Es “un negocio que no tiene techo” a raíz de la utilización en bioenergía (etanol y biomasa). El problema es que el área de caña actual no basta para todo y por ello se precisa con urgencia poner en marcha el proyecto de riego, que garantizaría la sustentabilidad de 10.000 hectáreas, capaces de abastecer todo el sistema.

El proyecto “ya está terminado”, incluidos los pliegos de licitación y hasta la ley de endeudamiento de la provincia. Se trata de un préstamo del BID por 54 millones de dólares (36 para la obra), “un proyecto que se paga en 5 años, no en 20”. Lo único que falta es el aval de la Nación para que Santa Fe pueda tomar la deuda. Paduán afirmó que no hay razones para que el gobierno central se niegue, ya que el pago está garantizado “a través de la garantía de la coparticipación”.

Incluso destacó que esta campaña es representativa del piso de rendimientos y disponibilidad de caña para los ingenios que habría de concretarse el sistema de riego. “Las industrias sabrán que todos los años contarán con una determinada cantidad de caña entonces pueden hacer las inversiones necesarias para que esto funcione”, explicó el intendente. “Esto nos traería la seguridad que tenemos ahora: tener la caña necesaria para producir este efecto”.

El productor Sergio Copetti graficó le importancia de sostener la cuenca cañera: “la caña mueve más que el girasol, la soja y el algodón juntos; eso es importante para una zona chica como la nuestra. Por eso nos aguantamos y buscamos siempre una salida”. Y advirtió: “si paramos esto no arranca más; no es como otras producciones que a los 6 meses podés cambiar, esto dura 5 años y hay que seguirlo”.

El dato

Retroceso permanente

  • La historia reciente devela un declive sostenido del sistema cañero. A principios de los 80 había en la cuenca 16.000 hectáreas con caña en manos de unos 1.000 productores. En los 90, el área y la cantidad de cañeros fueron cayendo hasta un piso de 5.000 hectáreas con 201 productores en 2001. Desde 2003 el cultivo inició un proceso de recuperación y la superficie creció a razón de 1.0000 hectáreas al año hasta un techo de 8.700 en 2007. Esa zafra las heladas arruinaron el sueño de una cosecha récord -las buenas lluvias del verano auguraban muy buenos rendimientos culturales- y también el de alcanzar 10.000 hectáreas sembradas. Desde entonces la superficie es oscilante: el año pasado hubo 6700 hectáreas, luego de crecer más de 1.000 respecto de 2011; pero este año -con 6.500 a moler- la nula rentabilidad ya confirma para 2014 la pérdida de unas 1.000 hectáreas nuevamente.
P8-9_ENPALABRAS_COPETTI_P1220982.JPG

“la caña mueve más que el girasol, la soja y el algodón juntos; eso es importante para una zona chica como la nuestra. Por eso nos aguantamos”

Sergio Copetti

Productor Cañero de Villa Ocampo

P8-9_ENPALABRAS_PADUÁN_P1230010.JPG

“Con riego, las industrias sabrán que cuentan con una determinada cantidad de caña y podrán hacer las inversiones para que esto funcione”

Enrique Paduán

Intendente de Villa Ocampo


Un fusible para evitar la catástrofe

P8-9_NOTAREL_UNFUSIBLE_P1230004.JPG
  • La SAPEM “Con Francisco Conti” está autorizada por el Concejo Municipal de Villa Ocampo para administrar el ingenio Arno por varios años. El intendente Enrique Paduán indicó que en esta figura encontraron la herramienta para “salvar la zafra”. Para ello, el síndico y la jueza de la quiebra les alquilan las instalaciones por tres meses. Luego, serán ellos quienes “decidirán qué se hace con el ingenio”. Aunque aclaró que, en caso de ser necesario -por ejemplo que no se consiga comprador o no se resuelve la quiebra en la justicia- podrían hacer zafra el año próximo. Esto podría “evitar una catástrofe económica regional”.

En cuanto a la quiebra de INAZA, se lamentó de que “cada 10 años, igual que el país, tenemos crisis de este tipo”..

¿Para cuando el riego?

El proyecto de riego para 10.000 hectáreas en la cuenca cañera (ampliable a 30.000 y también aprovechable para abastecer agua potable a la región) fue presentado en el Ministerio de Economía en junio 2010. “El crédito está otorgado”, dijo el intendente Paduán. Y explicó que si la obra empezara hoy, en dos años estaría en funcionamiento. “Estamos a la espera de qué nos dice Cristina lo antes posible”, reclamó.

Al respecto no hay “hoja de ruta” ni conversaciones: están librados al libre albedrío del gobierno nacional. Paduán recordó que ya hicieron gestiones con Débora Giorgi, Agustín Rossi, Omar Perotti, María del Carmen Alarcón e incluso a Axel Kicillof. Y que un diputado santafesino del Frente Para la Victoria, Marcos Cleri, dijo durante una visita que “la provincia no se puede endeudar en dólares”. Pero para Paduán se trataría de un proceso de sustitución de importaciones, porque se generaría energía que podría disminuir el fuerte déficit que tiene el país. “Por supuesto que se justifica endeudarse en dólares”, indicó. Además, advirtió que con esa obra “no habría ninguna crisis ni los gobiernos tendrían que estar asistiendonos permanentemente”.