Santo Tomé

Costa Azul y Costa Dorada: entre los countries y el río

  • Son asentamientos que ocupan el noreste de la ciudad, en la margen oeste del valle aluvional del Salado. Es una zona de una inigualable belleza y potencialidad natural, con un borde urbano que pobló en forma paulatina y en el que se destacan varios grupos de viviendas tan humildes como precarias.
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Tracción a sangre. Para muchos de los chicos de Costa Azul, la única forma de ir al colegio es en carro. El establecimiento escolar más cercano es la Escuela Nº 1259 Nilce Uviedo, en las cercanías del barrio El Chaparral.

Foto: Agencia Santo Tomé

 

Ariel Durán-Sergio Ferrer

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De paraísos habitacionales a asentamientos irregulares. Ése fue el derrotero, en líneas generales, de los sectores que en la actualidad conforman los barrios Costa Azul (cuyo ingreso principal está bien enfrente del predio conocido como Gato Félix) y Costa Dorada (también llamada Costa de Oro). Están ubicados en el cuadrante noreste de Santo Tomé; el primero de ellos al sur y el segundo al norte. Su límite oeste lo marca el denominado Acceso Norte que los separa de la zona de countries y clubes de campo. Al este está el río Salado con todo su valle aluvional. Al sur lindan con el Reservorio Municipal Nº 1, verdadera antesala del balneario Brigadier López y la calle República de Chile. Al norte está la autopista a Rosario. Una gran parte de las tierras que rodean estas locaciones serán afectadas y ocupadas para la construcción de la nueva conexión vial con Santa Fe.

El Litoral recorrió el lugar en compañía del dirigente social Luis Martínez, del grupo Comunidad, una institución surgida del trabajo con los habitantes de los sectores más carecientes y desprovistos de la ciudad. “Nuestro grupo hizo su primer contacto con Costa Azul y Costa de Oro después de la inundación de 2003. En diciembre de ese año, vecinos del lugar se manifestaron frente a la Intendencia para exigir el pago de un subsidio por la situación sufrida”, cuenta Luis. “A partir de ese momento hemos acompañado los reclamos y promovido distintos procesos de organización popular, entre ellos la problemática de los pescadores, las dificultades para acceder a las escuelas y a los servicios de salud, el tema de la inseguridad y demás”, añadió.

Con el paso del tiempo

“Para entender la realidad social del lugar había que conocer cuáles fueron sus orígenes; así fue como averiguamos que el loteo conocido como Costa Azul data de 1959 y lo componían trescientos lotes”, aclaró Martínez. El lugar fue pensado “como un espacio de buena calidad urbanística ya que, según los planos de aquella época, tenían previsto la construcción de un parque balneario, atracadero, edificaciones e instalaciones de uso público, avenidas y calles anchas”.

“No sabemos lo que pasó realmente con esa iniciativa, pero lo desarrollado en la planificación nunca se concretó. No se abrieron calles ni desagües; no se hicieron espacios públicos, efectores de salud, escuelas, plazas o centros comunitarios-, ni redes de servicios como agua corriente, electricidad y cloacas, todas ellas, acciones que el loteador debió concretar previo a la venta de los terrenos y no hizo”, remarcó Martínez.

Con el paso del tiempo y el abandono de parte de aquellos titulares dominiales, en el lugar empezaron a radicarse familias de pescadores, cuidadores de casaquintas, trabajadores informales y vecinos de Santa Fe que ante cada inundación decidían trasladarse a este sitio. Lo paradójico de esta historia es que con el transcurrir de los años, si bien existe un proyecto de urbanización con propietarios originales, fueron esos vecinos asentados en las condiciones ya descriptas los que poco a poco se encargaron de desmontar algunas áreas y empezaron a reclamar y a luchar por la energía eléctrica. Mientras, el municipio sumó algunos de los servicios básicos como la recolección de residuos, el arreglo de calles y la iluminación pública.

En Costa Azul, viven aproximadamente cincuenta familias. En Costa Dorada, por su parte, si bien residen muchos pobladores fijos -algunos dedicados a tener animales de granja y otros a actividades ligadas al cirujeo-, sigue siendo preferentemente una zona destinada a la pesca de fin de semana, la recreación y el descanso.

Los nombres

  • En el caso de Costa Azul, la denominación que tuvo el loteo inicial fue “Villa costa azul. Parque balneario”. Figuran como sus impulsores José Luis Menini y Juan Galdón. Eran más de 300 lotes, divididos en 18 manzanas.
  • En el caso de Costa Dorada, en realidad surgió como “Costa de oro”, aunque uno de los vecinos del lugar manifestó que a ese sitio siempre se lo conoció como Barranca Colorada. También se inició como un loteo de 300 parcelas, aunque distribuidas en 15 manzanas.
  • Los proyectos originales, en ambos casos, jamás se concretaron.

PROPIEDAD

  • En estos barrios prácticamente nadie es propietario real o definitivo del lugar que ocupa, y es uno de los problemas que se presenta por la forma en la que se fue asentando la gente. En tal sentido, impera una situación de precariedad que en algún momento se tendrá que solucionar.
  • La falta de buenos accesos y de un medio de transporte que cubra regularmente el sector dificultan su vinculación con la zona urbana de la ciudad.
  • Los microbasurales y los depósitos irregulares de chatarra son otros aspectos negativos de estos barrios.

Voces de adentro

"Necesitamos imperiosamente que se haga la entrada principal, es la mejora más urgente que pedimos al intendente. Éste es un lugar tranquilo, sin robos ni tiros, pero que cambió mucho en los últimos dos o tres años porque fue impresionante la cantidad de gente que llegó. Antes el barrio tenía unas once viviendas, nada más... ahora se superpobló”.

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Elvira Brunetti

Ama de casa, jubilada municipal.

"Éste es un barrio tranquilo, aunque a veces viene a molestar gente de afuera que puede llegar a cometer algún delito. Acá llevamos adelante una copa de leche, tarea para la cual nos ayuda la Municipalidad de Santo Tomé. Atendemos prácticamente a unos 80 chicos, todos de Costa Azul. Les damos la merienda dos veces por semana”.

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Rocío Lucero

Ama de casa, encargada de la copa de leche.

Voces de afuera

"Hace por lo menos sesenta años que vengo a pescar y a descansar a esta zona, a la que siempre la llamamos Barranca Colorada y ahora le dicen Costa Dorada. Éste es un lugar por demás tranquilo, para pasar el fin de semana con la familia, recrearse, tomarse las cosas con calma. Hasta tenemos una canchita de bochas para despuntar el vicio”.

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Víctor Nicolini

vive en Santa Rosa de Lima, Santa Fe.

 

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Junto a la barranca

Esta casaquinta fue una de las edificaciones que en su momento distinguió al sector y le daba categoría a este paradisíaco lugar. En su época fue un chalé de destacado perfil constructivo. Cuenta con pileta de natación, torre de agua y un amplio jardín.

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Ideal para el descanso

Además de un paisaje costero de envidiable fisonomía, los lugareños pueden gozar de una llamativa tranquilidad. A pesar de la degradación sufrida, el lugar no tiene nada que envidiarle a las mejores ubicaciones de la zona de la costa santafesina.

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Precariedad sobre las vías

Las viejas estructuras del ferrocarril dieron espacio a las casitas de material y chapa que prosperan en esta jurisdicción. Al decir de una vecina, en los últimos años hubo una verdadera “explosión de gente”, tanto en Costa Azul como en Costa Dorada.

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Claro contraste

La existencia de un puñado de buenas edificaciones contrasta con el tipo de viviendas precarias y humildes que prevalecen en la zona, cuyo valor potencial inicial se fue degradando paulatinamente. La basura acumulada en algunos sectores refleja y acentúa esa mutación.

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La familia unida

Entre los animales que se crían en la zona de Costa Dorada pudo notarse varios grupos de patos mudos y gansos como los que aparecen en la foto, alimentándose a la vera del río. No obstante ello, el lugar es conocido especialmente por la presencia de varias “chancherías”.