En honor a Nuestra Señora de la Merced

Influencia en el ámbito local

La presencia de la Virgen de la Merced en San Justo tiene su origen en la devoción que le profesaba la familia Iriondo cuando se constituyó aquí la Primera Comisión Pro Templo en 1892, presidida por el presbítero Valeriano Colabianchi. En ese momento, nombraron presidente honorario al doctor Néstor de Iriondo, hijo de Doña Mercedes Zaballa y del Dr. Simón de Iriondo. La influencia de la familia Iriondo-Cabal, propietaria de todas estas tierras que eran de Mariano Cabal hizo posible la construcción del antiguo templo. Ellos donaron la primera imagen y la campana mayor, que pesa más de cien kilos.

Los primeros pobladores de San Justo al carecer de una Iglesia, se reunían a rezar en el domicilio del primer juez don Francisco Rivero, donde existía el oratorio; y en la vivienda del coronel Francisco Romero Manzanares (antiguo edificio de la Escuela Normal).

La Virgen de la Merced es patrona de las ciudades de Mercedes, Bahía Blanca, Chascomús, Tucumán, Viedma, además del Vicariato Castrense, y se la conoce también como la Virgen Generala.

Antes de la batalla de Tucumán, el general Manuel Belgrano había dicho a sus soldados “dimos la protección de la Virgen de la Merced’’. Después al dar el comunicado de la victoria, atribuyó a la Virgen gran parte del triunfo, y más tarde consagró todo el Ejército a la Virgen Santísima y puso en su mano su bastón de mando, después de una solemne procesión que tenía como punto terminal el Campo de las Carreras, donde se había librado la batalla.

De acuerdo con el sentido popular, la Virgen de La Merced se presenta con su blanco hábito llevando en su pecho el escudo distintivo de ella y de los frailes mercedarios. En sus manos, sostiene las cadenas rotas de las cautividades que atacan sus hijos oprimidos.