El ministro de Educación porteño estuvo en Santa Fe

Bullrich: “La toma de escuelas le hace mal a la educación estatal”

  • El funcionario macrista se refirió a esta forma de protesta reiterada en los colegios de la Ciudad de Buenos Aires. Aseguró que hay un “fraude educativo” en el país y dio pistas para empezar a revertirlo.
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A los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, que destrozaron una iglesia, “hay que decirles que perdieron el privilegio de seguir en esa escuela”, opinó Bullrich. La decisión de expulsarlos es facultad del rector de este colegio, que depende de la UBA.

Foto: Luis Cetraro

 

De la Redacción de El Litoral

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De paso por Santa Fe, el ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Esteban Bullrich, hizo una escala en El Litoral donde se refirió a los desafíos de la educación y las tomas de los colegios porteños. “Esta metodología de protesta le hace mal a la educación estatal”, manifestó el funcionario macrista.

Las tomas de colegios alcanzaron repercusión en todo el país cuando la semana pasada, alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires produjeron destrozos en la histórica iglesia San Ignacio de Loyola. “Hay que poner límites cuando algo está mal”, consideró el funcionario, al referirse a la posible expulsión de los estudiantes involucrados.

El ministro porteño, que estuvo acompañado por Miguel del Sel -máximo referente del PRO en Santa Fe-, aseguró que detrás de las tomas de 13 establecimientos educativos en la capital del país, hay “desinformación” y “transgresión adolescente”. Y pidió a la sociedad hacer una reflexión seria sobre qué modelos se están transmitiendo a la juventud cuando “al chico que toma una escuela se lo entrevista como si fuera un héroe”.

—La toma de colegios parece una forma de protesta ya instalada en la Ciudad de Buenos Aires ¿Qué opinión le merece esta metodología?

—En Chubut, hay 60 escuelas tomadas pero no se sabe nada, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires hoy (por ayer) quedan 6 colegios tomados y somos el centro del universo. En Buenos Aires, justamente lo que hemos conseguido a partir de demostrar que las escuelas tomadas no le hacen bien a la educación estatal -que el año pasado perdió matrícula en el nivel medio-, es que el movimiento perdiera fuerza. En 2012, tuvimos más de 40 escuelas tomadas, y este año sólo 13, de un total de 1.200 establecimientos.

Por un lado, tengo que hacer una autocrítica porque no he conseguido que el debate educativo sea sobre lo relevante: mientras se hacían las tomas, había otras escuelas que estaban compitiendo en la construcción de autos eléctricos no contaminantes. Pero también debemos reflexionar como sociedad sobre qué modelos les estamos dando a los adolescentes. ¿Por qué son héroes los pibes que toman la escuela? ¿Por qué los ponemos ahí arriba y elegimos entrevistarlos, en lugar de darle espacio a los pibes que eligen no tomar la escuela? Si el héroe es el tipo que hace una toma, como sociedad les estamos diciendo a los jóvenes que ése es el camino a seguir.

—¿Hay razones politizadas detrás de las tomas o bien son formas de divertimento, como dijo usted en una declaración?

—Lo que dije, aclaro, es que si a los 13 años te decían vamos a dormir en la escuela, lo hacías. Yo no tomé escuelas pero hacíamos rateadas; por supuesto que nos clavaban 25 amonestaciones. La transgresión es parte de la adolescencia, por eso creo que somos los adultos quienes tenemos que marcarles el camino a los jóvenes. Detrás de la toma, lo que hay es desinformación porque uno de los grandes ejes que planteaban los chicos es que queríamos reducir la diversidad de los títulos: de 158 a 10. Y no es así, porque los títulos serían como 158 tomos de una enciclopedia, y el gobierno nacional nos da 10 estantes -que son las orientaciones- para acomodar esos libros. Lo que estamos pidiendo al gobierno nacional es que amplíe las orientaciones a 17. El segundo argumento es que vamos a sacar historia y geografía, y eso no es así, sino que las ponemos como materias opcionales en 4º y 5º año. El tercer argumento -que los docentes se iban a quedar sin trabajo- también es falso porque hay una resolución que garantiza que no se perderá ni una sola hora. Con lo cual, los tres argumentos son falsos.

Fraude educativo

—¿Cuáles son los desafíos de la educación a futuro?

—Con Mauricio (Macri), hablamos de que hay un fraude educativo en el país porque la mitad de los jóvenes no termina el secundario; la mitad de los que terminan no comprende textos; y de los jóvenes de 25 años, solamente 1 de cada 10 llega a un título universitario.

Nuestro planteo es revertir eso. En la Ciudad de Buenos Aires, estamos trabajando fuertemente para hacerlo con tres ejes: uno es reconocer el problema y que los políticos nos hagamos cargo. El segundo es trabajar con los docentes, porque si no tenés buena calidad de docentes, es difícil que tengas buena calidad educativa. El Estado tiene que obligar a todos los docentes a que se capaciten todos los años en la universidad. Obviamente, hay pagar buenos salarios, mejorar el estado de las escuelas y darles herramientas, como las computadoras con acceso a Internet que entregamos a todos los alumnos y maestros de primaria. El tercer eje es que toda la sociedad se sume al movimiento para volver a poner la educación como centro de la política. Siete millones de adultos argentinos no terminaron el secundario, eso no es una buena señal hacia los jóvenes. Hay que mostrarles que la educación importa.

El dato

Recuperación

  • Sobre el traspaso de matrícula del sector educativo estatal al privado, Esteban Bullrich indicó que la Ciudad de Buenos Aires “logró revertirlo y, el año pasado, por primera vez, creció la cantidad de alumnos del sistema estatal con respecto al privado”, excepto en la escuela media que “perdió matrícula por las tomas”. La gente está eligiendo la escuela pública en ese distrito porque “los chicos tienen inglés desde la primaria, repartimos computadoras a 90.000 familias, tenemos más escuelas con jornada extendida y logramos no tener paros docentes”, sostuvo.