Labor del Centro Municipal de Monitoreo Urbano

El sistema de vigilancia detectó numerosas actitudes sospechosas

Actos de vandalismo, peleas, disturbios y consumo de alcohol son los principales hechos que registraron las cámaras. Antes de cumplirse dos meses de trabajo ya derivaron llamadas al 911 en 99 ocasiones.

a.jpg

Aplicación. El Centro Municipal de Monitoreo de Cámaras Urbanas en pleno trabajo. La concentración de los operadores frente a la pantalla es fundamental. Agencia Santo Tomé

 

Ariel Durán-Sergio Ferrer

[email protected]

El sistema de vigilancia en la vía pública empieza a dar sus primeros resultados. A dos meses de su puesta en funcionamiento, el Centro Municipal de Monitoreo con Cámaras Urbanas de Santo Tomé ya lleva detectado un centenar de actitudes sospechosas y situaciones de las consideradas como “anormales”, que son aquellas que deben ser advertidas y anticipadas por los agentes operadores (monitoreadores), para luego dar aviso al Servicio de Emergencias 911 de la policía de la provincia.

En dicho contexto, además, también fueron prevenidos y evitados por lo menos dos casos de robos concretos; en uno de ellos, inclusive, la fuerza policial atrapó al implicado en el momento en que intentaba romper una vidriera en la avenida 7 de Marzo.

Como se recordará, el sistema de control urbano opera con el apoyo de 21 cámaras de vigilancia ubicadas en lugares estratégicos de la ciudad y fue instalado este año por el gobierno local, con la intención de combatir la inseguridad, prevenir situaciones de riesgo y evitar hechos delictivos en la vía pública. El Centro Municipal de Monitoreo es el ámbito operativo sobre el cual descansa -en gran medida- la efectividad del sistema y está ubicado en el predio del ex Inali, en la zona del paseo costanero. Los responsables del mismo son Diego Pellegri y José Simoniello.

Consumo de drogas

De acuerdo con lo manifestado por el director municipal de Protección Civil, Jorge Kolev, muchas de las llamadas al 911 fueron realizadas a partir de observar actos de vandalismo y “hechos negativos para la ciudad’’ -como ser peleas, disturbios, consumo de alcohol-, que se suceden en la vía pública (la mayoría de ellos en la costanera) y que “tratan de ser anticipados para que no pasen a mayores’’. “Lo que más se ha detectado son actitudes a las que definimos como sospechosas, las que muchas veces son difíciles de probar, pero que son abordadas en virtud del trabajo de prevención y de anticipo en el que hacemos hincapié’’, aclaró el funcionario.

“Esas actitudes de las que hablo pueden ir desde algo menor, hasta casos de consumo de drogas en la vía pública’’, acotó Kolev posteriormente. “Tuvimos un par de casos que creemos o suponemos que eran venta callejera de droga, los que también fueron informados a la policía... y tengo que aclarar que lo suponemos, porque nunca estás seguro de qué es lo que se tranzó o se vendió allí’’, redondeó el concepto anterior. “A partir de nuestra requisitoria, la policía se acerca a los sospechosos, les llama la atención, los revisa y en algunos casos hasta los lleva detenidos, como ocurre cuando constata que esa persona no tiene manera alguna de justificar la moto que está manejando; no obstante ello, no sabemos en realidad si con esas actuaciones se evitó algún tipo de delito’’, concluyó.

Preventivo sí, sancionatorio no

  • “Tratamos que las cámaras sean fundamentalmente preventivas, ya que muy poco nos aportaría ser sancionatorios, o servir como elemento de prueba; lo que queremos es evitar que se cometan hechos delictivos”, aclaró Jorge Kolev. “En ese contexto se puede decir que la respuesta de la policía ha sido bastante rápida y está en un promedio de 4 a 5 minutos; obviamente, esos minutos ante un delito muchas veces podría significar llegar después, por eso se instruye a quienes operan el monitor y dan aviso para que traten de anticipar cada situación”, prosiguió.

“No digo que eso sea lo ideal, pero allí radica un poquito la debilidad del sistema, el que, repito, se puede mejorar”, agregó. “Durante la primera etapa de trabajo hubo que superar algunos inconvenientes de ajuste, que debieron ser subsanados; también tuvimos que dedicar un tiempo prudente para la capacitación de los agentes monitoreadores y para empezar a trabajar profesionalmente”, describió Kolev luego. “Eso nos llevó más o menos un mes de adaptación; después de ese período sí se trabajó realmente a full, con una efectividad bastante elevada... si quieren ponerle un número, 9 puntos sobre 10”, enfatizó también. “Siempre existe un margen para mejorar, pero se trabajó bien; por eso mismo, en términos generales el balance es muy positivo, aunque somos conscientes de que es un aporte importante para combatir la inseguridad, no la solución definitiva”, finalizó.

El dato

Detalles

  • Los operadores dedicados a tareas de monitoreo son doce y trabajan en turnos de dos personas por vez, hasta cubrir las 24 horas. Cada monitoreador trabaja las 6 horas que le corresponde, pero cuenta con 5 minutos por hora dedicados a distenderse, ya que el hecho de estar permanentemente frente a las cámaras requiere una concentración importante. Las instrucciones que tiene el monitoreador es la de saber “leer” o interpretar determinadas cosas y a partir de lo que observa anticipar, si es posible, todo lo que parezca una situación anormal o de riesgo.