Acosados por los robos

“Estamos pensando en cerrar sucursales”

La afirmación pertenece a Verónica Busso, encargada de marketing de las panaderías Polo Norte. Sólo en la última semana sufrieron cinco asaltos a mano armada.

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El último robo ocurrió ayer a la tarde en la sucursal de Facundo Zuviría y Ricardo Aldao. Foto: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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“La verdad es que estamos atrapados en un problemón. Los robos son cosa de todos los días; la policía no te da soluciones, los empleados tienen miedo de estar detrás del mostrador. Entonces sentimos que estamos cada vez más acorralados”.

La expresión pertenece a Verónica Busso, encargada de marketing de la firma Polo Norte, cuyas panaderías vienen siendo víctimas repetidas de robos y asaltos a mano armada.

El último de los hechos ocurrió ayer a la tarde y tuvo lugar en la sucursal ubicada en la avenida Facundo Zuviría y Ricardo Aldao.

Poco antes de las 18 un sujeto irrumpió en el citado local y, sin mediar mayores trámites, sacó a relucir un arma de fuego.

A punta de pistola, el rufián obligó a la empleada a encerrarse en un baño para luego sustraer todo el dinero de la caja y darse a la fuga.

Pero el asalto en cuestión no fue el único. Forma parte de una seguidilla de robos (cinco en una semana), que sumió a la firma en un verdadero calvario.

El golpe anterior se produjo la tarde del viernes en la sucursal de San Jerónimo y Domingo Silva.

En este caso quien llevó la peor parte fue un repartidor de la empresa, el que fue desvalijado por dos violentos malvivientes.

“Los cacos le llevaron no sólo el dinero que tenía encima”, recordó hoy Verónica Busso. “Le robaron mercaderías, la campera que tenía puesta y hasta las zapatillas. También le sacaron el teléfono celular pero como no les gustó porque era ‘viejo' se lo azotaron contra el piso”.

La empresaria agregó que “ayer nomás tuvimos que llamar al 911 porque los mismos tipos que habían asaltado al repartidor estaban otra vez frente a la puerta de la sucursal. Es increíble.

Sentimos que perdemos el tiempo. Porque uno va a la comisaría, hace todos los trámites y las soluciones no llegan”.

Sin salida

“Todo es como un callejón sin salida -prosiguió Busso-. Pusimos cámaras, entonces los ladrones roban con el casco puesto; pusimos rejas, pero los clientes se quejan porque tienen que quedar afuera... Los empleados tienen miedo de estar detrás del mostrador; la policía no te da soluciones. Entonces es como que estamos atrapados”.

En otra parte la mujer reveló que “por todo esto es que estamos pensando en cerrar algunas sucursales, lo que significa sumar más problemas para gran cantidad de familias.

Pero la adversidad ya es demasiada.

Después de lo que nos pasó en la sucursal de Juan del Campillo y Marcial Candioti, pensamos que algo iba a cambiar, pero nos equivocamos”, lamentó. (En noviembre de 2012 una empleada de dicha sucursal fue brutalmente golpeada por un delincuente).

“¿Ustedes piensan que después de eso alguien se interesó por nosotros? Nadie. Vinieron los medios y atrás de ellos apareció la policía. Una vez que pasó esa euforia nunca más tuvimos ninguna novedad”, sentenció.