César Miño

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En el partido que pasado el mediodía de hoy (hora de nuestro país) marcó el cierre de la gira correspondiente a la última Ventana IRB de la temporada, el Seleccionado Argentino de Rugby venció a su par de Italia por 19 a 14, en un casi desierto Stadio Olímpico de Roma.

Más allá que el único exito del tour europeo representa una especie de bálsamo para un momento tan delicado, está claro que Los Pumas cerraron un año signado no solo por la involución en su juego, sino también por cuestiones foráneas a los campos de juego, que imperiosamente necesitan ser modificadas lo más rápido posible.

En cuanto al partido de hoy, como era dable esperar fue deslucido, ya que se desarrolló en un contexto lento y previsible, a lo que deben sumarse los inconvenientes generados por una lluvia que magnificó las impericias de ambos protagonistas.

De este modo, la monotonía del juego ocasionó escasísimas situaciones factibles para sumar, que mayoritariamente estuvieron focalizadas en los kicks a los postes. Para colmo de males, el escocés Allan, apertura de La Nazionale, tuvo una tarde pésima, lo que le impidió aprovechar la exagerada cantidad de penales cometidos por el equipo visitante.

Como contrapartida, Los Pumas apoyaron el primer ensayo de la gira, cuando el rosarino Juan José Imhoff definió fiel a su estilo, una correcta y aislada acción colectiva visitante, que resultó determinante para cerrar la etapa inicial 10 a 9 en favor del representativo albiceleste.

El complemento

La segunda etapa mantuvo características similares, más allá que Argentina incrementó su supremacía en el line-out y fortaleció la tarea en el scrum, dentro del marcado equilibrio existente en el concepto general del modesto juego propuesto por ambos.

El marcador coquetó con ambos y pudo haberse direccionado hacia cualquiera. Finalmente festejaron austeramente Los Pumas, que con gran entereza y la certeza del apertura tucumano Nicolás Sánchez (autor de 14 puntos y abanderado a la hora de tacklear), lograron imponer condiciones ante el adversario de menor jerarquía que les tocó enfrentar en este cierre de año.

Dos victorias en una temporada es muy poco: más aún, cuando se lograron ante Georgia (en junio pasado, con otro plantel) e Italia. Pero más allá de cuestiones que pueden sonar resultadistas, la profunda reflexión debe focalizarse en el aspecto más relevante de este momento: la involución en el juego.