alimento de calidad, en otro formato

La “prismática” que mira al futuro

  • En Santa Clara de Buena Vista, los Mana elaboran megafardos para alimentación animal. Buscan brindar un servicio integral, gracias a esta novedosa tecnología que vino para complementar a los rollos. Ventajas y desafíos de apuntar a la alfalfa de calidad.
La “prismática”  que mira al futuro
 

Federico Aguer

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“El megafardo es muy superior al rollo. Se confecciona más seco, aunque se puede terminar pudriendo más rápido si no lo almacenás correctamente”, le dice Jorge Mana a Campolitoral. De esta manera resume las ventajas y desventajas de esta nueva metodología de henificación. Otra ventaja es su facilidad de transporte y el picado con el “crop cutter”, un sistema que mientras se confecciona el fardo va cortando la alfalfa evitando la caída de la hoja, y que como novedad, ahorra el posterior picado de ese fardo. “Se puede guardar y apilar en galpones o al aire libre, tapando con lona solamente la parte superior, conservando el 100 % de la calidad”, agrega Jorge, en relación con las virtudes de la “enfardadora prismática”, la nueva tecnología que ya trabaja los campos de la región central de Santa Fe.

Back up

Jorge Mana se hizo bien de abajo. A sus 63 años arrastra una trayectoria ligada al trabajo en el campo como medio de vida. Claro que siempre la misma nació de una búsqueda permanente por las novedades tecnológicas que permitan allanar el camino a la eficiencia. Por eso, desde los inicios se interesó en capacitarse. Fue uno de los primeros en realizar los cursos de Inseminación Artificial en Venado Tuerto, y en ligarse a las máquinas de campo, en una relación que sería para siempre.

En los 80, mientras realizaba trabajos para el Control Lechero de la Sociedad Rural junto con su mujer, Susana, se metió de lleno con los fierros y se dedicó a la venta de maquinaria Crucianelli en su Santa Clara de Buena Vista. Cuando el furor se transformó en crisis, se “largó” a prestar servicios de trilla con una vieja Senor, seguida por dos flamantes New Holland, y se inició en la confección de rollos. Hasta que una división societaria lo hizo cambiar de marca. En el 2000 arranca con dos cosechadoras Claas que le iban a marcar el camino.

En 2010 compran la primera máquina de megafardos, y dos años después la segunda. Adaptaron entonces un camión y un carretón para transportar el equipo. Para ese entonces, sus hijos ya eran parte de la empresa familiar que hoy “barre” toda la región central de la provincia.

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Humedad, tema clave. La megaenfardadora permite trabajar con un porcentaje de 16 a 17 % de humedad. Nunca menos del 12 si se aplica el sistema cutter.

Orígenes

En la última década Argentina experimentó una marcada necesidad de producir forrajes de alta calidad debido a la fuerte competencia que se produjo con la agricultura por la tierra, lo que obliga a la ganadera de carne y de leche, a aumentar su eficiencia productiva. Según el INTA Manfredi “esta realidad indica una necesaria adopción de tecnología relacionada a mejorar la cantidad y calidad de los forrajes conservados, como una forma de lograr este aumento de la productividad, junto a un mayor uso de la suplementación en ganado de buena genética, a través del suministro de raciones en comederos”, sostiene la entidad.

Detrás de la estabulación se avanza hacia el reemplazo del pastoreo por raciones equilibradas, formadas con concentrados energéticos como los granos y silajes de gramíneas, suplementos proteicos como los silajes de pasturas y henos de calidad que aportan fibra efectiva. “Estos sistemas de producción asociados a la alimentación del ganado bovino confinado permiten una mayor expresión del potencial de producción de animales de alto mérito genético, la simplicidad en la determinación del consumo de alimento y el monitoreo de los costos de alimentación”, agrega INTA.

Cómo trabaja

Estas máquinas cuentan con recolectores de 2,25 m. de ancho equipados con dedos curvos y con un reducido espacio entre ellos que favorecen la recolección del material, permitiendo un tratamiento más suave del mismo. A su vez están equipados con ruedas limitadoras que auxilian la flotación y permiten mantener la uniformidad de alimentación adaptándose a distintas situaciones. En las versiones con “Crop Cutter” el ancho del recolector es de 2,40 m. para favorecer la alimentación del rolo alimentador. Detrás del recolector se dispone el alimentador de forraje, que tiene la función de acelerar el material hacia el interior de la cámara disminuyendo los riesgos de atascamientos cuando se trabaja sobre gavillas elaboradas con alta humedad y que presenta el material en forma de bollos.

El largo de corte de la fibra puede variar de acuerdo a la cantidad de cuchillas que se monten en el cutter, dado que, por ejemplo, se puede configurar con 17 cuchillas. El bastidor de las mismas puede extraerse de la megaenfardadora hasta dejar las cuchillas al descubierto para afilarlas (ver imagen).

Primer ensayo

Con la intención de mensurar los pro y los contra de estos equipos, el INTA, a través del Módulo de Tecnologías de Forrajes Conservados, en convenio la empresa fabricante, realizó un trabajo de evaluación comparativa entre una megaenfardadora con procesador de fibra, una megaenfardadora estándar y una rotoenfardadora de cámara variable. El objetivo fue conocer las prestaciones y comparar los parámetros obtenidos con los proporcionados por una rotoenfardadora, que es el sistema de henificación más adoptado y difundido en nuestro país. El ensayo se llevó a cabo en diciembre de 2012 en Humberto 1º, Santa Fe, en un lote de alfalfa pura variedad Trinidad 87.

Alguno de los resultados más interesantes, quedaron a la luz a la hora de medir las pérdidas. Las megaenfardadoras (tanto en su versión con cutter como sin cutter), tuvieron un porcentaje 35% menor que la rotoenfardadora. “Siendo ambos recolectores de bajo perfil se estima que esta diferencia se debe a que el recolector de mayor ancho (2,25 m.) trabajó mejor sobre la andana de 1,7 m. de ancho. A su vez, las megaenfardadoras poseían un recolector diseñado con mayor número de dedos curvos con reducido espacio entre ellos, lo que favoreció la recolección del material”, concluye el informe.

Un complemento ideal

Para el Ing. Agr. Federico Sánchez, de INTA Manfredi, el megafardo encierra múltiples beneficios, aunque hay que develar sus secretos para explotarlos al máximo. Además, se trata de una tecnología que vino para complementar al rollo, no a desplazarlo. “El megafardo aporta más de 18 % de proteína bruta. Se trata de una tecnología particular, que al igual que las picadoras, no está en manos del productor, sino de contratistas, por su elevado costo, a diferencia de la rotoenfardadora, que están mayormente en manos de los productores”.

Según este joven ingeniero, con el megafardo se logra más calidad, ya que cuida más la hoja de la alfalfa (donde está la proteína). Por su forma prismática se facilita el transporte, y su capacidad e henificar 40 tn. contra 16 o 17 de la roto significan otras ventajas inobjetables. “El cutter henifica fardos de 5 a 7 cm. de corte, a partir de lo cual esa fibra está lista para entrar a un míxer horizontal, no vertical. Dentro de las raciones, el megafardo introduce fibra para los sistemas intensivos y generales”, explica con marcado acento cordobés.

“A su vez, a un rollo de 600 kilos hay que desmenuzarlo, al fardo lo cortás racionándolo por la hilera de hilos”, agrega.

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Almacenaje y transporte. No es necesario el galpón. Con una simple lona de silo, Mana mantiene la calidad del alimento protegida de los elementos.

Fotos: Campolitoral

Lo barato sale caro

Según Sánchez, otro tema clave es el almacenaje, ya que es más eficiente en el uso por unidad de volumen. Un rollo ocupa 170 k/m3 contra el megafardo que ocupa 250 kg/m3, por lo que compacta más material. Aunque esto presenta mayores ventajas para el transporte, también encierra secretos: “si no lo tapás se fermenta y genera problemas más graves, porque al estar más compactado le cuesta más mojarse. Sí o sí se deben tapar”, aconseja en concordancia con los consejos de Mana.

“Con el sistema cutter también gastamos más combustible, pero que ahorramos luego en el míxer. Si se gasta un litro más, se ahorran dos en el míxer más tarde. También mejora los niveles de digestibilidad para el animal”.

Finalmente, Sánchez remarca el concepto de fondo: es una tecnología que complementa. “Ayuda a incorporar el heno en la alimentación, aprovechando su proteína y su fibra”. Un dato importante si valoramos el costo de los equipos: Una roto ronda los 40 mil dólares y una mega casi 300 mil, más un tractor de 300 hp. que la “tire”.

Un cliente exigente

Para Jorge Mana, la relación con los fabricantes de maquinaria no ha sido fácil. En la búsqueda permanente de la adaptación de los equipos, ha reforzado, adaptado y modificado cada “fierro” que pasó por sus manos, destacando la importancia del servicio posventa como una herramienta que enriquezca a ambas partes, aunque en la práctica esto no siempre es tan así. Tanto que para estupor de muchos- rechazó el viaje a Alemania que regala Claas a quien adquiera una cosechadora. “¡Cómo me voy a ir a pasear si tengo que trabajar para pagar la máquina!”, dispara con una amplia sonrisa. “Hago lo que me gusta: trabajar en el campo con mis hijos”, confiesa. Y se nota.

El dato

Llegaron para quedarse

En Argentina las megaenfardadoras desembarcaron con fuerza a partir de 2009, y desde entonces fue incrementando la participación en el mercado a medida que encontró los principales usuarios en contratistas que brindan servicio a productores, y a algunos productores que producen megafardos para comercializarlos, tanto en el mercado interno como para exportación.