Será enterrado mañana

Los restos de Mandela ya se encuentran en su pueblo

 

Agencia EFE

El avión con los restos de Nelson Mandela llegó hoy al aeropuerto de Mthatha, ciudad situada a 30 kilómetros de Qunu, la aldea en la que creció y donde será enterrado mañana.

El avión militar Hércules C-130 que transportó el féretro de Mandela tocó tierra una media hora antes de lo previsto, tras salir a las 09:58 GMT de la base militar aérea de Waterkloof, cerca de Pretoria, donde fue despedido por su partido, el gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA).

La aeronave fue recibida con gritos de júbilo por una multitud que le esperaba en el aeropuerto, donde una guardia de honor dio la bienvenida a los restos de Mandela.

Una procesión con el féretro del expresidente recorrerá la distancia entre Mthatha (Provincia del Cabo Oriental, en el sudeste del país) y Qunu, donde el clan Thembu del expresidente oficiará una ceremonia tradicional.

Decenas de personas esperan entre danzas tradicionales el féretro del héroe sudafricano en Qunu.

“He venido desde cerca de la ciudad de East London, a unas tres horas, porque quiero rendir mi último tributo a Nelson Mandela”, dijo la joven Lungelo Magengelwa, enfundada en una camiseta amarilla con el rostro del expresidente.

“Es un momento muy emocionante, estoy a punto de llorar”, añadió Magengelwa.

Junto a ella, mujeres vestidas con atuendos tradicionales xhosa -la etnia mayoritaria en la zona y a la que pertenecía también Mandela- bailan y cantan canciones en su idioma en recuerdo de su vecino más ilustre.

Mientras tanto, los organizadores del funeral de Estado que se oficiará mañana en Qunu reparten banderas a quienes ocupan, a la altura de la localidad, los márgenes a ambos lados de la carretera N2, por la que llegará el cortejo fúnebre.

Unos 4.000 personas, entre ellas una veintena de mandatarios internacionales y dignatarios como el Príncipe de Gales, asistirán este domingo al funeral del expresidente sudafricano.

Nelson Mandela falleció el pasado 5 de diciembre a los 95 años rodeado de su familia en su casa de Johannesburgo, tras una larga convalecencia por problemas respiratorios.

análisis

Por Laszlo Trankovits

El futuro de Sudáfrica sin Mandela

¿“Cuando Madiba muera, morirá la libertad”, decía en 2012 el sensacionalista título de una columna publicada en el diario sudafricano “Times”. El texto profundamente pesimista reflejaba el miedo de muchos en ese momento.

Tras 20 años de democracia y convivencia relativamente pacífica en Sudáfrica es algo que cuesta imaginar, incluso aunque sigan abiertas profundas heridas derivadas del apartheid. Sin embargo, muchos temen que tras la muerte del “padre de la nación” el país se encuentre ante tiempos difíciles. Incluso el presidente, Jacob Zuma, llamó a la población el pasado junio, cuando empeoró el estado de salud de Mandela, a que no cundiera el pánico.

El arzobispo emérito Desmond Tutu está entre quienes cree en la estabilidad de la joven democracia y contradijo a quienes opinan que ahora el país “arderá en llamas”.

Pero muchos sudafricanos lo ven de forma diferente.

Pese a que Zuma invoca los ideales de Mandela como una herencia política a la que los sudafricanos deben ahora hacer justicia, el presidente y su partido gobernante, el Congreso Nacional Africano, llevan años protagonizando escándalos de corrupción y nepotismo. “El CNA sigue siendo un típico partido africano, corrupto y saqueado por la mala gestión”, opina el politólogo Stephan Bierling.

Unos piensan que sin el “padre supremo” al CNA todo le resultará más difícil, mientras otros opinan que desaparecerán ‘inhibiciones al ataque a los blancos‘ en el seno del partido, como dice una empresaria de la capital que no quiere dar su nombre. Y es que muchos blancos también creen que el ambiente entre blancos y negros se ha enrarecido.

Para muchos la muerte de Mandela marca el fin de una era, porque pese a que desde hacía mucho tiempo ya no estaba activo en política, el Nobel de la Paz seguía siendo la conciencia de la nación, un recordatorio mudo de la libertad y la disposición a la paz.

Y es que su visión extraordinaria pasó por la reconciliación con sus antiguos enemigos, un mensaje inesperado para los combatientes por la libertad victoriosos. Mandela quiso unir en una “sociedad del arcoiris” a blancos, negros y personas de otras razas en una comunidad floreciente y pacífica.

Una visión que estuvo muchas veces en peligro de olvidarse. “19 años después del nacimiento de una democracia no racista, el racismo sigue siendo un aparte de la realidad de la que no se habla en público”, analizó el ex embajador estadounidense John Cambell quien agregó que “el apartheid fue sustituido por la autosegregación”, ya que muchos sudafricanos viven en entornos sociales de sólo blancos o de sólo negros.

Sobre todo la mayoría negra está decepcionada por el ritmo del cambio social. Millones de personas siguen viviendo en la pobreza extrema, el desempleo asciende al 25 por ciento y casi la mitad de los jóvenes negros está desempleado, lo que se suma a que para la mayoría de la población sigue vetado el acceso a las riquezas del país, con su industria y sus ricos recursos naturales.

La brecha entre ricos y pobres apenas se ha reducido desde 1994, pese al gobierno del CNA. Pocos negros lograron ascender socialmente como empresarios, académicos o funcionarios de alto rango. Desde hace años se agudiza el tono de la lucha de clases, al tiempo que aumenta un agresivo nacionalismo negro y la violencia política. Y la situación económica también es gris.

La muerte de Mandela tendrá también repercusiones en el día a día político, sobre todo de cara a las elecciones previstas para 2014.