Máximo Sozzo y la sindicalización policial

“Los políticos no deben asustarse con el debate, sino abrir la mirada”

Para el sociólogo, el levantamiento de las fuerzas fue “una demostración de poder”, pero también el desenlace de un malestar arraigado por malas condiciones laborales. Criticó que el diálogo entre política y policía sea sólo a través de las cúpulas. “Esas jerarquías escriben un guión a la medida de lo que el poder político quiere escuchar”, planteó.

b_pa_IMG_4404.jpg

Las mejoras salariales fueron la consigna principal que motorizó las protestas policiales de la semana pasada. Foto: Mauricio Garín

 

Ivana Fux

[email protected]

Para Máximo Sozzo, la crisis policial que vivió la provincia en los últimos días fue el desenlace previsible de una situación compleja que viene atravesando la fuerza. El investigador de la UNL dirigió reiterados estudios sobre la institución policial y penitenciaria en la provincia, y los resultados de esos trabajos ya evidenciaban el malestar de los subordinados, la demanda por mejores condiciones laborales y por la sindicalización, entre otras conclusiones.

En diálogo con El Litoral, Sozzo interpretó que el conflicto policial fue producto de “tendencias heterogéneas”. Por un lado, “los altos niveles de malestar de los efectivos con los funcionarios policiales, que ya se advertía en nuestra encuesta de 2008”. Malestar por el salario, pero también por sanciones disciplinarias, traslados y ascensos. “Eso se combinaba con una denuncia muy fuerte sobre la ausencia de voz para canalizar sus propias perspectivas al interior de una estructura organizativa, que privilegia las relaciones de carácter vertical en torno de las cuestiones de mando y obediencia, y que no le da ningún mecanismo de participación a esos uniformados en la toma de decisiones. Ahí había una situación que ya estaba prefigurada desde hacía tiempo, y que funciona como uno de los motores de estas protestas”, comentó.

De todos modos, consideró que hubo una segunda tendencia que propició el conflicto, vinculada con “ciertos sectores de la institución policial que han visto con preocupación” algunas decisiones tomadas para desarticular entramados de corrupción policial, básicamente por el tráfico de drogas.

“Creo que estos sectores vieron en el malestar difundido de los sectores medio-bajo y bajos, una oportunidad para lanzar una especie de desafío político a la autoridad electa democráticamente y plantear a través de estas protestas, un conflicto acerca de quién gobierna la institución policial; una demostración de poder, claramente”, opinó.

A su criterio, ambas tendencias generaron un conflicto “extraordinariamente problemático y difícil de resolver políticamente”, y aunque heterogéneas, las dos “revelan el mismo déficit: la construcción de un mecanismo de gobierno democrático para las fuerzas policiales, con sus prácticas y estrategias”. “Tenemos estructuras organizativas, estrategias y prácticas donde sigue muy presente el legado autoritario por la dictadura militar”, expresó.

El desafío

A su criterio, el gran desafío que tiene por delante el sistema político es “reaccionar en consonancia con la envergadura del asunto”. Y recordó que “desde hace mucho tiempo”, actores tanto de la sociedad civil como del mundo académico reclaman la necesidad de plantear un debate público y político acerca de cómo construir un verdadero proceso de reforma policial que genere una Policía compatible con el sistema vigente.

“Creo que deberíamos usar el fenómeno de estos días para lanzar un proceso verdadero de reforma policial, que no implica sólo una retórica de que queremos reformar la Policía, que se la escucha hace tiempo. No implica sólo decir ‘estamos de acuerdo con un modelo de Policía democrática’, sino tomar decisiones concretas para adecuar una institución, con estrategias y prácticas, a ese modelo de policía democrática. Hay que crear un diseño de carácter estructural, algo que en Argentina lamentablemente no ha ocurrido todavía”.

Para Sozzo, el desafío del poder político conlleva romper el tradicional y único mecanismo de diálogo que se entabla con las fuerzas, pero que se da a través de las cúpulas.

a_mg_DSC_4144.jpg

"Las cúpulas le escriben un guión al poder político sobre lo que está ocurriendo, formateado para mantenerse en el lugar en donde están colocados por esos mismos actores políticos”,

Máximo Sozzo

Sociólogo

“Los actores políticos tradicionalmente en la Argentina se han relacionado con la Policía de un modo muy particular. Esa relación pasa por un diálogo constante con la cúpula. Esa cúpula es un conjunto muy pequeño que, además, está colocada en esa posición por los mismos actores políticos con quienes dialogan. Entonces, es muy fácil que los actores policiales construyan narrativas acerca de lo que pasa en la vida policial, que se adecuan a lo que los actores políticos quieren escuchar. Les escriben de algún modo un guión de lo que está ocurriendo tanto con la Policía como con el delito, formateado para mantenerse en el lugar en donde están colocados por esos mismos actores políticos”, planteó. A su criterio, esa relación Polícía-poder político es “extraordinariamente perniciosa; ha deslegitimado a la política en la mirada de muchísimos efectivos que integran los sectores medios y bajos, y genera una reacción también de deslegitimación de lo que viene de la política porque si viene de ahí, es producto de un diálogo cerrado entre políticos y cúpulas”.

Sozzo fue terminante: “No romper esa tradición es justamente una de las razones por las cuales ha sucedido lo que ha sucedido; ningún proceso de reforma policial puede darse sin escuchar la voz de los policías. Y eso no puede querer decir escuchar sólo la voz de las cúpulas a las que designa la autoridad política”, planteó.

Sindicalización

El sociólogo recordó que ya en 2008, el 90% de los policías encuestados en uno de sus trabajos se pronunció a favor de alguna forma de sindicalización. “Ése es un dato empírico innegable. Y la política no puede reaccionar frente a esto diciendo simplemente no, porque es una respuesta demasiado tosca y alimenta situaciones como las que vivimos en estos días; la discusión es sobre qué quiere decir sindicalizar. Si uno piensa la sindicalización a partir de un principio de pluralidad, reconociendo que la Policía no es un todo homogéneo para evitar que las futuras asociaciones representativas sean cooptadas por las estructuras jerárquicas, creo que sería positivo y haría público algo que ya acontece”, dijo.

A su criterio, la conformación de estas organizaciones permitiría visibilizar relaciones de poder y luchas internas que existen en la institución policial (ver El Dato).

“Muchas veces, los actores políticos construyen sus opiniones sobre un vacío, como si hablar de la sindicalización se nos hubiera ocurrido a nosotros, cuando hay decenas de países que tienen asociaciones sindicales de policías. Por ejemplo, Gran Bretaña, España, Canadá. Hay muchos lugares donde hay uniones o sindicatos de policías desde hace tiempo”, comentó.

Sozzo instó a ser realistas. “No creo que el sindicato vaya a producir necesariamente un cambio en la cultura ocupacional de nuestras policías en el sentido de una democratización de sus perspectivas. Eso sería ingenuo. La cultura ocupacional de la policía -recordó- está caracterizada por segmentos muy fuertes atravesados por formas autoritarias poco compatibles con los principios de la vida democrática. Y es cierto que los sindicatos pueden transformarse en vehículos de esas perspectivas. Por eso, la sindicalización no va a ser la panacea, pero transparentará lo que ya ocurre entre bastidores, y ello ya me parece importante. Pero no lo transformaría en una especie de panacea -insistió- porque no lo es”.

Aclaró, además, que todas las experiencias de sindicalización del mundo “evitan, de algún modo, el derecho a huelga como lo observamos en otros sectores” del mundo del trabajo.

“Hay muchas experiencias de las que podemos a aprender. No estamos hablando de sacudir algo que nunca fue sacudido -reiteró-. En muchos lugares hay cosas para aprender y es importante que los actores políticos, en vez de asustarse frente al debate, abran un poco la visión hacia lo que acontece efectivamente en el mundo, con estos temas y con otros como la reforma policial. Muchas veces, los funcionarios políticos se dejan guiar por sus intuiciones cuando en realidad, hay un saber acumulado que es necesario utilizar”, concluyó.

“No somos utópicos”

  • “A veces cuando hablamos de esto (de experiencias como posibles soluciones para resolver los problemas) nos acusan de ser un poco utópicos, porque uno viene del mundo académico donde es muy fácil asociar nuestra actividad con la construcción de ideales”, dijo Sozzo.

Sin embargo, advirtió que “muchos escenarios nacionales donde la situación de la Policía tenía una deslegitimación aún más fuerte que la que tienen hoy las Policías argentinas, como Irlanda del Norte, Sudáfrica o Venezuela, encararon en los últimos años procesos de reforma policial a partir de la creación de un espacio de debate entre el mundo de la política y de la policía, que sale de la competencia electoral, que diseña nuevas estructuras organizativas y que demuestran que ese camino es viable”.

“Es un camino viable”, insistió en resaltar el investigador, pero aclaró que ello sólo es posible “con mucha decisión política y mucho diálogo para la construcción de consensos”.

El dato

Policía política

  • “La Policía es política”, aseguró Sozzo. “Nadie debería pensar que en la Policía no hay relaciones de poder, de fuerza y luchas como en cualquier estructura institucional pública. La construcción de algún tipo de reconocimiento de asociaciones que representan a los trabajadores haría esa lucha pública. Es decir, lo que hoy ocurre entre los bastidores y que sólo es conocido por quienes tienen algún tipo de contacto con las fuerzas, se volvería materia de información pública. La Policía sigue apareciendo hoy ante la sociedad como una institución cerrada, y eso genera la imagen de homogeneidad, pero es falso”, sentenció.

La clave

Error

  • El ministro de Defensa nacional, Agustín Rossi, aseguró hoy que el gobierno “no se desentiende” de los conflictos como el que generó la protesta policial y rechazó la sindicalización de los agentes porque, dijo, “sería un gravísimo error” que “complicaría al poder político”. Además, destacó que “las fuerzas de seguridad federales que han jugado un papel más que importante en la crisis de las Policías provinciales”, pese a lo cual hubo saqueos y más de diez muertos.