editorial

Bachelet: amplio triunfo y un nuevo programa

  • Nueva Mayoría se propone promover una reforma impositiva que permita obtener recursos para atender las nuevas exigencias sociales; entre ellas, una reforma educativa que asegure igualdad de oportunidades.

Tal como lo preveían las encuestas, la dirigente Michelle Bachelet fue electa presidenta de Chile con el 62 por ciento de los votos. El pasaje de la coalición denominada Concertación a Nueva Mayoría demostró ser muy efectiva y el futuro dirá si esa eficacia se extiende al plano político.

Por lo pronto, el flamante gobierno dispondrá de mayoría en ambas cámaras y las expectativas favorables de una amplia franja de la opinión pública que considera que la nueva mandataria reúne las condiciones necesarias para afrontar los nuevos desafíos de la etapa que se avecinan.

A los analistas políticos chilenos les sigue llamando la atención la trayectoria política de Bachelet. Hija de un militar simpatizante de la Unidad Popular asesinado por los esbirros de Pinochet, se desempeñó como ministra de Defensa en el gobierno de Ricardo Lagos y luego fue electa presidenta, gestión que concluyó con el apoyo del ochenta por ciento de la opinión pública.

En la Argentina, o en cualquier país con tradición populista, ello habría autorizado una apresurada reforma constitucional para asegurar la reelección permanente. Pero en este caso no fue así. Bachelet respetó la Constitución por la que había jurado, entregó los atributos del poder a su rival de derecha, Sebastián Piñera, y asumió una responsabilidad institucional en las Naciones Unidas hasta el momento en que aceptó ser la candidata de esta nueva coalición política que incluye, además del socialismo y la democracia cristiana, al Partido Comunista que retorna al gobierno luego de cuarenta años de ostracismo.

Nueva Mayoría se propone promover una reforma impositiva que permita obtener recursos para atender las nuevas exigencias sociales; entre ellas, una reforma educativa que asegure igualdad de oportunidades para todos los chilenos. Asimismo, Nueva Mayoría se propone promover la reforma de la Constitución para adecuar el ordenamiento legal, en muchos aspectos tributario de los tiempos del pinochetismo, a las realidades sociales y políticas del siglo XXI.

Si estos objetivos autorizan a decir que en estas elecciones el país ha girado a la izquierda, no se debe perder de vista que estos cambios pretenden llevarse a cabo respetando a la república democrática y asegurando la continuidad de una estrategia económica que ha garantizado el crecimiento y ha ido reduciendo progresivamente los niveles de pobreza. Se podrá estar más o menos de acuerdo con el nuevo gobierno, pero está claro que esta gestión no se propone constituir un liderazgo carismático que concentre el poder, trastrueque los logros económicos y ponga en riesgo las libertades civiles y políticas.

El debate acerca de una etapa social que complemente el proceso de crecimiento económico, forma parte de las discusiones abiertas en el mundo civilizado acerca de la complementación entre acumulación y distribución o entre gestiones conservadoras y experimentos socialdemócratas. Chile y Uruguay son el contrapunto de los regímenes populistas en América Latina, cuyas máximas expresiones se manifiestan en Venezuela, Ecuador, Bolivia y la Argentina.

Bachelet no se propone constituir un liderazgo carismático que concentre el poder, trastrueque los logros económicos y ponga en riesgo las libertades civiles y políticas.