Tres ediles analizaron el período de sesiones que pasó

Concejo: una retrospectiva y la pulseada política que se viene

Hubo consensos, pero costó mucho acercar posiciones en temas polémicos como tren urbano, presupuesto y subas en tasas, relocalización de boliches y tribunal de cuentas. Ahora, con más paridad legislativa, los acuerdos serán clave.

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Cerca, pero en veredas muy distintas. A la derecha, los justicialistas Martínez Kerz y Pignata. A la izquierda, el radical Ariel Rodríguez. El nuevo Concejo promete un debate más fino, casi ajedrecístico: habrá que buscar consensos.

Foto: Flavio Raina

 

Luciano Andreychuk

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El Concejo Municipal es la caja de resonancia política donde se legisla sobre temas que afectan de lleno la vida de los santafesinos. Muchas veces, esa función de representación semidirecta que asume el Deliberativo pasa desapercibida, eclipsada por los liderazgos del Poder Ejecutivo. Pero el debate y la construcción de consensos -entre un interbloque frentista formado por radicales y socialistas, y un arco opositor representado por el justicialismo, 100 % Santafesino y el PRO- es una función esencial y necesaria que debe asumir el Legislativo local.

El 5 de diciembre pasado, la composición del Concejo cambió. Hasta entonces, y durante los últimos dos años, hubo mayoría oficialista en número. Ahora, con la nueva conformación, son siete oficialistas contra siete opositores. Hay paridad de fuerzas, aunque en caso de empate el voto del presidente del Cuerpo (el radical Leonardo Simoniello, del interbloque frentista) vale doble y desempata. El oficialismo tiene esa ventaja; apretada, pero ventaja al fin.

Consensos, disensos

En una breve mirada en retrospectiva sobre lo que ocurrió en estos últimos dos años en el Concejo, los consensos entre unos y otros estuvieron presentes más en cuestiones institucionales -declaraciones de interés, pronunciamientos sobre temas provinciales y nacionales- y en normas donde hubo trabajo conjunto, como el Buzón de la Vida; en proyectos para obras en barrios, y en normas sociales y medioambientales (como el Banco de Tierras y el Programa de Alimentación Saludable, o los reguladores de excedentes pluviales, entre otros).

Pero en temas polémicos o “ideológicamente sensibles”, hubo posiciones políticas intransigentes y enfrentadas, que bloquearon la posibilidad de acuerdos. Eso ocurrió en los debates sobre, por ejemplo, la actualización periódica de la TGI; o la propuesta de Roberto Campanella (quien cumplió su mandato y dejó su banca) de pedir a la Nación que se envíen a la ciudad agentes de Gendarmería para atender la inseguridad (cosa que finalmente ocurrió con la reciente rebelión policial y los saqueos); el Presupuesto 2013, las subas en multas (con la “famosa” UF, Unidad Fija, que ata los valores al aumento de las naftas) y en tasas administrativas y derechos, etc.

También hubo rígidas diferencias entre oficialismo y oposición cuando se trató la iniciativa de vender el tren urbano; o la reelección de las mismas autoridades del Tribunal de Cuentas (propuestas por el intendente). O aquella frustrada intención de un sector de la oposición de reducir en un 30 % la planta de funcionarios municipales; o el Presupuesto 2014, la tasa vial y el pedido de endeudamiento del Ejecutivo por 135 millones de pesos para poder cerrar las cuentas del actual ejercicio anual.

Contrapuntos

En este marco de desacuerdos quedó una inquietud en el tintero: ¿se apresuró el tratamiento del Presupuesto 2014? ¿Debió tratarlo la vieja o la nueva composición de ediles? Para los opositores Ignacio Martínez Kerz y Sebastián Pignata (PJ), “creímos viable tratar el presupuesto con la composición que salió. Pero tácticamente no advertimos que, en realidad, con el presupuesto se tapaba una discusión más importante aún para la actual administración: Corral había mandado el mensaje de ampliación presupuestaria de $ 135 millones para poder cerrar el ejercicio 2013”, coincidieron en diálogo con El Litoral.

Esa ampliación de presupuesto “era para pagar sueldos a empleados, lo cual nos pareció una aberración desde el punto de vista de la administración financiera. Con la mayoría del interbloque, se legitimó la situación de endeudamiento del municipio”, criticó Martínez Kerz. “Además se aumentó, a pedido del intendente, entre 25 y 30 % las tasas administrativas, derechos y Seom. Nos opusimos y no hubo forma de frenar la mayoría oficialista que aprobó todo esto”.

Ariel Rodríguez (FPCyS-UCR) tuvo otra visión sobre el tratamiento del Presupuesto 2014: “No hubiese cambiado en nada si se trataba con la anterior composición o con la que asumió ahora. De hecho, de haber sido tratado por los nuevos ediles (el Presupuesto 2014), esto hubiese sido más perjudicial en términos políticos, ya que se los obligaba a éstos, recién llegados a la actividad deliberativa, a tratar una norma muy compleja y en poco tiempo. Creo que la decisión de que lo tratara el Concejo anterior, que ya tenía experiencia, fue buena”, dio su postura a este diario.

Una difícil dinámica legislativa

¿Faltó “cintura” política para salirse de posiciones intransigentes de un lado y de otro, y lograr establecer algún consenso entre el interbloque y el arco opositor en lo temas más polémicos que se trataron? Para Sebastián Pignata (PJ) “nosotros siempre tratamos de llegar a un consenso básico. Pero en la anterior composición, el oficialismo imponía siempre su mayoría y era muy difícil”, respondió.

Martínez Kerz fue más duro en sus expresiones: “El Concejo más de una vez se convirtió en una escribanía del Ejecutivo, en una democracia delegativa. Porque el oficialismo, sólo por tener el número mayoritario, muchas veces impuso los temas”, fustigó el edil. Ambos justicialistas coincidieron en que ahora, con la nueva formación, se van a tener que buscar más consensos desde ambos lados.

Según Ariel Rodríguez, “si se toma el concierto global de los cuerpos legislativos en la provincia, nuestro Concejo es uno de los lugares donde más niveles de consensos se logran. Casi todos los mensajes del intendente tuvieron alguna modificación en comisiones, muchas fueron consensuadas. En orden a la eficacia de la tarea legislativa, los niveles de consensos han sido muy altos”, fue la lectura de Rodríguez.

El radical deseó que “esos niveles se mantengan con la nueva composición”. Después, el “nervio” político a veces es poco manejable: “Las discusiones del recinto están asociadas con el contrapunto muchas veces. Y en decisiones muy importantes no nos pudimos poner de acuerdo (oficialistas y opositores), porque hay visiones diferentes de la ciudad”, cerró Rodríguez.