Tras el escándalo por amorío de Hollande

Dudas sobre el futuro de Trierweiler

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¿Épocas felices? La última aparición pública de la pareja fue el pasado 7 de enero, cuando cortaron un pedazo del tradicional pastel de Epifanía, durante un acto celebrado en el Palacio del Elíseo de París. Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

El supuesto romance entre Julie Gayet y el presidente francés, François Hollande, abrió el debate sobre el futuro y el rol de la pareja oficial de éste, Valérie Trierweiler, que podría salir hoy del hospital en el que ingresó para someterse a una “cura de reposo” tras el escándalo.

La primera persona consciente de que la situación requiere una aclaración es la propia Trierweiler, según se desprende de una conversación mantenida con el reportero de “Le Parisien” Fréderic Gerschel, el único que parece haber hablado con ella desde su hospitalización el pasado viernes.

“Es consciente de que se plantea un problema político, de que no puede seguir teniendo un gabinete y utilizar fondos estatales”, indicó el periodista, quien también reveló que Trierweiler cree que se impone un esfuerzo de transparencia.

La intimidad como cuestión de Estado

La figura de la primera dama en Francia no está regulada por ley, pero goza de ciertos privilegios, como un despacho en el Elíseo y personal a su servicio, que hacen de ella una figura pública, que suele acompañar al presidente en viajes al extranjero y lleva a cabo labores de cariz humanitario.

“¿Es normal que siga en el Elíseo a cargo de los contribuyentes cuando el presidente mantiene otras relaciones?”, se preguntó el diputado de la conservadora UMP Daniel Fasquelle, en unas declaraciones recogidas por “Le Monde”.

Trierweiler “parece dispuesta a perdonar (...) pero quiere saber rápidamente cuáles son las intenciones de Hollande”, señaló una persona de su entorno a “Le Parisien”, según el cual aunque la periodista no ignoraba los rumores que circulaban desde hacía meses, prefirió creer que eran falsos.

El escándalo estalló el viernes, cuando la revista “Closer” publicó un reportaje que detallaba los encuentros entre Hollande y la actriz, y reflejaba el escaso dispositivo de seguridad desplegado para proteger la privacidad de esas citas y la seguridad del jefe del Estado.

Hollande le habría confirmado el romance un día antes, y la pareja se habría tomado varios días de reflexión antes de aclarar su situación también a nivel público, luego de que este asunto no haya podido restringirse a la esfera privada.

Los consejeros presidenciales están volcados en el intento de centrar la supuesta relación en el ámbito personal y parecen haber descartado la necesidad de dar explicaciones antes de la gran conferencia de prensa anual prevista para mañana en el Elíseo, en la que se desgrana la hoja de ruta para los próximos meses.

Detalles jugosos

La distinción entre la línea que separa al jefe del Estado del ciudadano con derecho a su intimidad, habitualmente respetada por la prensa, no ha impedido que los medios se regodeen con detalles de esos encuentros secretos, como la vinculación del apartamento escogido con la mafia corsa.

Dicho piso pertenecía a la actriz Emmanuelle Hauck, ex esposa de Michel Ferracci, condenado a prisión por el círculo de juego parisino Wagram, que durante décadas se utilizó para financiar la vida de personajes de la mafia de esa isla gala.

La última vez que Trierweiler acudió a un acto oficial en compañía de Hollande fue el pasado 7 de enero, y su siguiente acto está previsto para el 11 de febrero, fecha de un viaje a Estados Unidos para reunirse con el matrimonio Obama.

Por lo pronto, el Elíseo confía en que este “tsunami político-sentimental”, según lo ha calificado la prensa, no ensombrezca el anuncio de medidas de contenido económico.

En tanto, la revista “Closer” prácticamente ha duplicado sus ventas en papel y ha visto incrementar en un 713 % las visitas a su sitio web, hasta alcanzar un tráfico de 1,4 millones de personas.