llegan cartas

Cambios en avenida Rivadavia

Fernando Arizpe

Santa Fe

Recientemente la Municipalidad de Santa Fe puso en marcha una nueva modalidad circulatoria en un tramo de la Av. Rivadavia (entre Mendoza y Bv. Gálvez). Esta disposición pretende imponer un necesario orden en la circulación vehicular separando los carriles para autos particulares del carril exclusivo para los colectivos urbanos (derecha) y el carril de detención de taxis y remises (izquierda), eliminando para tal efecto el estacionamiento en ambas aceras.

La iniciativa refleja la inquietud de ordenar los espacios públicos para movernos con más seguridad y comodidad. Sin embargo, la solución al problema de la movilidad urbana no se limita a la simple disposición de carriles exclusivos de circulación, ya que la movilidad forma parte de una compleja red de aspectos que se relacionan entre sí. De hecho, en la ciudad no hay parte que no tenga que ver con las otras partes y con el mismo todo en su conjunto. Uno de los tantos ejemplos es la eliminación de un carril de estacionamiento que debería estar condicionada, al menos, por la dotación simultánea del mismo en otro lugar, y digo “al menos” porque ya que se pensó en estos lugares, habría que verificar el déficit que existía ya desde antes de su eliminación. Es necesario considerar que la Av. Rivadavia, precisamente en ese tramo, brinda acceso a varios sanatorios, entre otros servicios importantes, que ya sufrían y ahora sufren más el déficit de estacionamientos.

Por ello resulta necesario que antes de tomar decisiones, se realice una lectura integral del fenómeno urbano, incluyendo para tal efecto todos los aspectos físicos, espaciales, sociales, culturales, económicos, sin descartar las necesarias consultas públicas y la participación de profesionales en la materia para que realicen los pertinentes estudios de sistematización urbanística y así verificar y resolver las consecuencias físicas, espaciales, socioculturales y reglamentarias de cualquier decisión urbana que se pretenda tomar.

Es lógico deducir para cualquier urbanista que si existe un plan urbano, necesariamente existe por lo menos una lectura estructural de la ciudad. Sin embargo, puede no existir la lectura específica del sistema de movilidad, lo cual no quiere decir que el plan no funcione o esté mal, sino simplemente que hay que complementarlo con los abordajes pertinentes a la problemática vigente. Es precisamente en estos casos cuando se demuestra que un plan no se termina nunca porque se actualiza y perfecciona con las demandas diarias de la vida urbana. Lo que un plan permite es el ajuste de las decisiones en función de una visión sistémica de la realidad urbana.

Aunque parcial, es entendible y justificada la crítica que hace María acerca de la falta de estacionamiento en Rivadavia (nota de El Litoral del jueves 23 de Enero de 2014). Todos en la ciudad queremos y necesitamos orden, seguridad y comodidad para movernos, es bueno que haya iniciativas gubernamentales que conduzcan a ello; pero es mejor aún si antes de tomar una decisión se consulta previamente a la población, al plan urbano y a los especialistas en la materia.