El bloque se reúne para retomar un debate postergado

El oficialismo en el Senado discute el impuesto verde

Fue parte del proyecto de Presupuesto del gobierno. Y prenda de negociación con el PJ, que lo bajó. Ahora, fue puesto en la agenda del Senado por el gobernador. Hay radicales que no lo avalan.

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Aceiteras. La industrialización de granos para la exportación es el sector apuntado desde el gobierno para aplicar el gravamen.

Foto: Archivo El Litoral

 

Luis Rodrigo

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La oposición del peronismo al llamado impuesto verde (tanto de los legisladores del PJ como en el PRO) postergó, en el oficialismo, un debate que apenas se bosquejó durante 2013.

Como a instancias de la oposición, en octubre del año pasado, el gobierno de Antonio Bonfatti aceptó quitar el Impuesto Ecológico al Proyecto del Ley de Presupuesto, el tema quedó -en el propio oficialismo- sin un debate a fondo.

Ahora, el Poder Ejecutivo -en medio de un paquete de leyes mayor- volvió a la carga con el gravamen y habilitó su tratamiento en las sesiones extraordinarias. El jueves pasado, en Senadores la ampliación del temario ingresó formalmente y ya varios senadores radicales han pedido volver a discutir sobre el asunto.

Según la información que obtuvo El Litoral, el miércoles próximo el bloque del oficialismo (minoritario en la Cámara Alta) comenzará a debatir internamente la cuestión, que había quedado aplazada.

Como ocurre con cualquier medida tributaria, el impuesto verde también tiene ganadores y perdedores. Entre los primeros están las actividades productivas que no generen contaminación (y por lo tanto no serían afectadas de aprobarse el proyecto de ley); pero en el ancho mundo de los segundos (actividades industriales que generen algún impacto ambiental) los primeros destinatarios del gravamen tienen nombre y apellido: los productores-exportadores de aceite de soja, que hoy no pagan ningún impuesto provincial (están exentos de ingresos brutos).

Objeciones

Desde 2013, se sabe que hay senadores radicales que no abonan el impuesto verde. Y otros que abiertamente tratan de arrancarlo de raíz en el campo de los proyectos gubernamentales sobre el sistema impositivo.

El gravamen pretende que pague quien contamine. La iniciativa es inédita en todo el país. Y su principal novedad normativa es que en lugar de abonar una multa, producto de la penalización por el incumplimiento de otra norma sobre el medio ambiente, directamente se abone un gravamen específico.

Para algunos radicales en el Senado, el llamado impuesto verde o impuesto ecológico, es en realidad “un impuesto a la contaminación”. Y según lo que interpretan sus detractores -bajo un discurso doblemente ambientalista, pero defensor de las aceiteras- es que la ley puede leerse como una suerte de autorización a dañar los ecosistemas. Así, “el que paga tiene derecho a contaminar”, resume esta posición.

Otros senadores -con argumentos más domésticos- comparan, molestos: “Con un impuesto así van a pagar el impuesto verde las aceiteras y no las automotrices”.

Los legisladores de los departamentos donde se desarrollan estas industrias, obviamente, están más expuestos a las quejas de los que, de prosperar el impuesto, van a tener que pagarlo.

Con un ojo en la Casa Gris

La reunión del miércoles del oficialismo en el Senado para tratar el tema del impuesto verde no será definitiva. Apenas una primera charla sobre el tema para delinear el trabajo legislativo de 2014.

Es que se sabe que -ya en 2013- de los 8 senadores oficialistas (ocho radicales más un socialista), en al menos la mitad de hombres de la UCR había dudas. Y dentro de esos cuatro, dos radicales sin medias tintas no quieren ni oír hablar del tema.

Como se ha dicho, el proyecto es parte de un paquete mayor, que incluye asuntos muy diferentes. Desde la creación de la empresa “Santa Fe Gas y Energías Renovables Sapem”, hasta modificaciones a la Ley de Electrificación Rural, pasando por un régimen de control y gestión integral de los “Aceites Vegetales y Grasas de Frituras Usadas (Aceites Vegetales Usados - Avus) y la Ley de Uso del Suelo y Hábitat.

De acuerdo con la información con que cuenta este diario, para la Casa Gris el impuesto verde es una aspiración que no se resigna, aunque tampoco se pondrán todos los esfuerzos en reclamar una pronta aprobación.

Un par de senadores radicales tiene un ojo puesto en lo que les pide el Ejecutivo, pero también otro en lo que le sugieren las empresas de sus departamentos.