Cosquín Rock Día 1

Gala de leyendas

Ayer comenzó el principal festival rockero del interior, con León Gieco, Illya Kuryaki & The Valderramas, Skay Beilinson y los Fakires y Charly García como números centrales.

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Illya Kuryaki & The Valderramas volvió a combinar clásicos como con temas de “Chances” (su última placa), apoyados en una poderosa banda que tiene como referente al guitarrista Matías Rada, y una intensa puesta visual

Foto: IAA

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Ayer, bajo un techo de nubes, se desarrolló la 14ª edición del Cosquín Rock, la cita mediterránea de todos los veranos organizada por la productora Bestiario (el imperio rockero del interior liderado por José Palazzo).

El primer nombre de peso en subirse al escenario principal fue Iván Noble, quien repasó en formato rockero su repertorio solista (lejos de las versiones jazzeras que ensayó en algún momento), con temas como “Olivia” y “Sapo de otro pozo”. “Estoy debutando en el Cosquín Rock, no cualquiera se desvirga a los 46”, afirmó. No se privó de “Avanti morocha” y “Oxidado”, de sus tiempos en Los Caballeros de la Quema.

Para ese entonces, y con un leve retraso, los rosarinos de Cielo Razzo mostraban lo suyo en el escenario 2, al otro lado de una “tierra de nadie” rodeada de atracciones, stands y fuentes sonoras varias.

Reversionando

A esa altura muchos se dieron cuenta de que en la otra punta, León Gieco estaba entonando “La memoria”, y hacia allí partieron para escuchar “Blues de los plomos” con Aníbal Forcada. Infierno fue la backing band de la noche, acompañando al solista en “Pensar en nada”, “En el país de la libertad”, “Todos los caballos blancos” y un “Sólo le pido a Dios” muy punk.

Una versión metalera de “El ángel de la bicicleta” fue coreada por unos cuantos. “Para Charly que está escuchando ahí atrás” llegaron “Los Salieris de Charly” y luego “El Fantasma de Canterville”.

A bailar

En el mismo escenario donde regresaron hace dos años, días después de la muerte de Luis Alberto Spinetta, Illya Kuryaki & The Valderramas volvió a combinar clásicos como “Chaco” con temas de “Chances” (su última placa), como “Ula Ula”, pasando por “Jaguar House”, apoyados en una poderosa banda que tiene como referente al guitarrista Matías Rada, y una intensa puesta visual. Dante Spinetta (de sombrero) y Emmanuel Horvilleur (de poncho) se largaron con “Jugo”, “Expedición al Klama Hama”, “Águila dorada” (ovación a las imágenes de Luis), “Funky Futurista” y “Jennifer del Estero”, entre lo viejo y lo nuevo. “Coolo”, “Remisero” y “Abarajame” fueron el bailongo final.

Vieja alquimia

Esta vez no fue García el del concierto subacuático, sino Skay Beilinson, o simplemente “el Flaco” para los miles que cantaron que se vuelvan a juntar los Redondos. “Bienvenidos a mi mundo, éstas son mis cicatrices”, dijo el frontman de fedora de ala ancha y anteojos oscuros, mientras se desataba una lluvia furiosa que había amenazado durante todo el día. Pero el ex muchacho de ojos azules hizo frente a los problemas técnicos y hasta improvisó algunas líneas melódicas sobre la cuestión para llenar un bache.

Ni el comienzo con “La Luna en fez”, ni éxitos como “Flores secas”, ni siquiera la celebrada “Oda a la sin nombre” generaron la explosión popular de “El pibe de los astilleros” (precedida por una versión acústica y blusera de “Mariposa Pontiac”, él solo en la pasarela bajo el agua) y “Ji ji ji” (descontrol total). Hubo una canción más, aunque ya había quedado todo dicho.

Comunión con el público

Mientras la gestión del escenario trataba de acomodar las cosas, la garúa remitió para cuando tuvo que salir Charly García, precedido por el trío de cuerdas de The Prostitution haciendo el riff de “Satisfaction” antes de “Cerca de la revolución” y “Rock and Roll Yo”, “Dileando con un alma (que no puedo entender)”, “El Fantasma de Canterville” (segunda versión en la velada), “Nos siguen pegando abajo”, “Demoliendo hoteles”, “Pasajera en trance”, “Desarma y sangra” (interesante versión con las cuerdas, “eso también es rock and roll”, dijo el bicolor), “La sal no sala” (Con Pity Álvarez como invitado), “El amor espera” y “No voy en tren”.

Tras un intervalo con imágenes del Teatro Colón (donde presentó “Líneas paralelas”), la ampliada formación y el mito del rock nacional volvieron por más, fascinando a muchos de los presentes más allá de algunos altibajos en la interpretación y en el soporte técnico: alguien gritó “miren a Dios”: ¿qué más se le puede decir a un artista?

De esta parte, lo más llamativo pasó por una versión sincronizada de “Instituciones”, con Nito Mestre cantando desde un video, tras “Rezo por vos”. Después de un “Chipi Chipi” medio de entrecasa, salió una versión dinámica de “Los dinosaurios”. En la despedida, antes de los fuegos artificiales, sobrevino una larga versión de “Eiti Leda”. Después de eso quedaba escapar, antes de que se desate de nuevo la garúa.