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La Boca llena de arte

Niños y adultos de La Boca, en Alto Verde, tienen la posibilidad de desarrollar actividades manuales y vincularse con expresiones artísticas -por ejemplo, visitando museos de nuestra ciudad- gracias a una iniciativa de la profesora de Artes Visuales y artista plástica Gabriela Garrote.

TEXTOS. LUCAS CEJAS. FOTOS. GENTILEZA GABRIELA GARROTE.

 

Se suele decir que el arte, en sus distintas variantes y géneros, existe para enriquecer la vida y elevar el espíritu. Muchas veces y, en reiteradas oportunidades, en la historia de nuestro país existe una parte de la población que no ha tenido acceso al disfrute de una determinada obra, ya sea musical, pictórica, teatral o cinematográfica.

Este hecho, el de la privación, se entiende, acontece en sus vidas casi como un hecho natural, quizás por su condición social y por la falta de oportunidades que le acarrea esa injusta realidad. Sí es necesario advertir que una de las causas principales no conviene buscarla en la aparente “falta de interés” de estos receptores o potenciales consumidores de arte, sino, tal vez, en la falta de oportunidades de contemplar esas creaciones artísticas y de saber, en una primera instancia, que existen. Mal podría tener deseos de conocer el magnífico cuadro “Los constituyentes” de Antonio Alice quien desconoce la existencia de tal obra, por ejemplo. Es por eso que Gabriela Garrote, profesora de Artes Visuales y artista plástica, ha decidido acercarse al barrio santafesino de La Boca, en Alto Verde, mediante la implementación de un taller, para que niños y adultos de ese distrito desarrollen actividades manuales y se vinculen con expresiones artísticas, no importa cuál sea el material o la técnica en cuestión.

En medio de estas actividades se comparte una buena mesa, se socializa y, en muchos casos, lo producido en el taller va a los hogares de quienes asisten a esta nueva experiencia. Como complemento, los chicos visitan museos, algo tan alejado, y hasta ajeno, a ellos como la definición de esa palabra.

CONTÁ CONMIGO

- ¿Cómo nació esta propuesta?

- Fue por iniciativa del padre Javier Albizu, quien me fue contando de su trabajo en Alto Verde y La Boca, misionando en la zona como padre jesuita. Entonces, como madre de dos hijos de la compañía de Jesús (Colegio Inmaculada), le dije: “Contá conmigo para cualquier actividad relacionada con el arte, desde pintar murales hasta organizar un pintada por el Día del Niño”. Entonces me senté y empecé a organizar una suerte de escuelita de arte, donde no haya un seguimiento curricular sino que se trabaje desde la mera experimentación hacia lo visual con materiales accesibles. Es una manera de ir a entregarles los elementos, el conocimiento y las posibilidades de los recursos naturales que hay en la zona. Y así comencé desde marzo del año pasado; los días martes. Los chicos que van a la escuela de La Boca a la mañana van al taller de tarde y, los que van a la tarde, concurren al taller a la mañana.

- ¿Le dedicás todo el día martes?

- Estoy todo el día, en forma permanente; esto no es sólo para niños, es para todas las edades. Por ahí van tres generaciones: la nena, la madre y la abuela. A veces, las madres dejan a los chicos en la escuela y concurren al taller. Yo no doy clases de tejido, pero a veces a las abuelas les gustas tejer y funciona como un espacio de contención, pero no de contención en cuanto a situaciones de violencia familiar o de género. Quiero destacar que la gente que vive en La Boca, y por lo que yo he vivido hasta ahora, no ha tenido este tipo experiencias. Si las hay, son leves o pasajeras; no hay robos, accidentes o muertes. Es una zona donde -básicamente- la gente vive de lo que pesca y produce en las huertas. Muchas de las madres que viven ahí trabajan como empleadas domésticas en casas de familias en Santa Fe, entonces los niños van a la escuela primaria pública y almuerzan allí. Además, hay una escuela técnica.

Con esto te quiero decir que la gente de La Boca son lugareños y yo les estoy ofreciendo un producto cultural que ellos toman. Una vez al mes convoco a amigas mías con autos para trasladar a los chicos al museo y hacer una movida. Y son situaciones más que emotivas porque muchos de ellos no sabían lo que era un museo. No habían escuchado la palabra “museo”.

En la escuela primaria los chicos, por ejemplo, no tienen la materia dibujo, o sea que no lo hacían excepto cuando la maestra les pedía algo por una fecha patria. Pero no sabían de experimentación de técnicas. El arte es fundamental para la vida y el crecimiento de las personas y debe ir paralelo a la educación, soy una convencida de eso. Y estoy muy orgullosa de ser un granito de arena en esa comunidad que tanto se brinda. Muchas veces las mamás mandan a los chicos al taller sin calzado y me dicen “Las zapatillas limpias son para la escuela”, entonces les digo “Ahora el arte también es importante en la vida de los chicos, mandalos al taller con el mismo calzado”.

CON LO QUE HAY

- ¿Cómo trabajan?

- Buscamos barro de la zona de la orilla, lo amasamos, lo limpiamos y lo trabajamos. No lo cocinamos, no tenemos horno de barro; pero tengo una ceramista amiga, Mariel de Gurdulich. De repente, trabajamos una vez el mes con ella y cocinamos las piezas de los chicos. El año pasado hicimos un pesebre, una experiencia hermosa. Otras veces llevo papel de diario y hacemos esculturas con papel. En otra oportunidad, un amigo carpintero me facilitó madera y clavos e hicimos cosas en madera. Pero esto es abierto, si alguien me quiere regalar algo, lo puede hacer; no tengo auspiciantes, no quiero ir a una librería y que me regalen algo. Si me quieren regalar algo de manera natural, lo pueden hacer en la Iglesia Padre Alfonso Rodríguez o acercarlo al Colegio Inmaculada, a través del padre Leonardo Nardin, que es el director, o también dirigirse directamente a La Boca.

- ¿Dónde queda La Boca exactamente?

- Donde termina el terraplén de Alto Verde, hay un puente y por allí se accede a La Boca, es un apéndice que mira al río. No hay contaminación y se escucha el canto de los pájaros. Siempre involucro a amigas para que me ayudan porque hay días que tengo clases de 20 chicos, que se van renovando, y la situación me desborda. Se juntan las madres, las abuelas y se me hace difícil la tarea. También el martes era un día para relacionarme con mis amistades, ¡ahora les pido que me acompañen y una vez al mes cocinamos pastas y comemos entre todos!

MOTIVAR Y ENSEÑAR

- ¿Fue mucha gente cuando comenzaste con el taller?

- No. Tuvimos que generar una cierta motivación antes de que empiecen el taller de arte. Cuando hicimos la primera convocatoria había un integrante de cada familia y muchos no sabían lo que era un taller de arte, entonces se fueron enterando. Como es un lugar pequeño, de no más de 15 cuadras, cuando trabajamos con alguna técnica todos se van enterando y quieren participar. No hubo cuestiones de timidez y lo interesante es que cada chico se lleva el trabajo a su casa. A veces hay trabajos de proceso que demoran tres o cuatro semanas en secarse y recién después se los llevan.

- ¿Trabajan de manera funcional con lo producido?

- Sí, tratamos de celebrar el Día de la Madre, el Día del Niño o del Abuelo, y que produzcan en torno a esos motivos. Por ejemplo, trato de contarles, a manera de cuento, la historia del arte. Cuando hacemos esgrafiados sobre algún jabón, les hablo sobre el arte Egipcio o sobre los jeroglíficos. Cuando trabajamos con barro les cuento sobre las culturas milenarias: los Mayas y los Aztecas, por ejemplo. A algunos chicos les queda esa información y otros se los llevan a manera de cuento.

- ¿Qué lugares han visitado los chicos de La Boca?

- Los llevamos al MAC, al Sor Josefa, a la Plaza de las Tres Culturas, a la Galería AG y al Museo Etnográfico, por ejemplo. Además, los chicos dibujan en el museo mismo, es decir que se vuelven con la experiencia de haber dibujado en vivo. Sé que no les vamos a enseñar historia del arte o historia social pero escuchan, aprenden, miran y, obviamente, la devolución después es mucho más rica a la hora de expresarse, por eso trato de que sea in situ.

Es decir, que dibujen en el museo y que cuando vuelvan a sus casas ya tengan la experiencia en la mente y en el corazón. Lo notable es que la palabra “museo” no estaba dentro de su vocabulario y ahora, cuando les digo que vamos a ir a alguno de esos lugares, me dicen: “¿A cuál?, ¿adónde?, ¿cuándo?”. A veces llevamos las facturas de la copa de leche para comer algo entre los paseos. Pero, fundamentalmente, lo hago porque pienso que el día de mañana van a ser adultos, y quizás alguno de ellos viva en la ciudad y pueda reconocer esos espacios que recorrieron de niños. Por eso también es importante el contacto que puedan tener con artistas actuales, por lo que he convocado a colegas amigos para que comparten esta perspectiva.

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gabriela y los chicos de la boca en plena producción artística.

Un cambio de vida

Gabriela Garrote fue secretaria de Cultura la Municipalidad durante la gestión de Martín Balbarrey. Está convencida de que el arte puede modificar substancialmente la vida de estos pibes de La Boca; y de sus madres y abuelas también. Hay mucho de cierto en eso.

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la experimentación con distintos materiales es uno de los rasgos distintivos del taller de arte a cargo de la profesora de artes visuales gabriela garrote.

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los chicos de la boca exhibiendo con orgullo sus obras.

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