editorial

  • En un mismo día, dos adolescentes fueron asesinados en la ciudad. Un caso se produjo en barrio San Lorenzo. El otro, a la salida de una escuela.

Violencia extrema

La ciudad de Santa Fe se vio conmovida por un nuevo hecho de violencia. Un chico de apenas 17 años asesinó a un compañero de 16 en la vereda misma de la escuela primaria para adultos Hipólito Yrigoyen, que funciona por las noches en el mismo edificio de la escuela Drago, en Av. Gral Paz al 5300.

El homicidio ocurrió allí, pero pudo haberse producido en cualquier otro punto de la ciudad. De hecho, no parece ser éste un típico caso de bullying. El enfrentamiento que derivó en un asesinato refleja características que exceden el mero acoso u hostigamiento escolar.

En el sitio del delito, la policía encontró al menos dos armas blancas. Incluso, se informó que el supuesto homicida contaría con varios antecedentes penales, probablemente cometidos cuando tenía menos de 16 años y, por lo tanto, era todavía inimputable.

Los docentes de la escuela Hipólito Yrigoyen se lamentan por no haber sido capaces de percibir a tiempo el enfrentamiento que existía entre estos dos alumnos. Sin embargo, no parece sencillo prevenir este tipo de desenlaces. La violencia extrema se ha convertido en un recurso al que se apela sin que existan pasos intermedios.

Del malestar, se pasa a la acción. De una mirada, al enfrentamiento corporal. La palabra, como instrumento de resolución de conflictos, parece haber desaparecido. Y, entonces, hasta la más insignificante de las diferencias personales puede derivar en un hecho irreparable.

El Ministerio de Educación de la Nación acaba de presentar la Guía Federal de Convivencia Democrática: una serie de recomendaciones sobre cómo actuar en las escuelas ante situaciones de violencia.

En esta guía se plantea, por ejemplo, que frente a la sospecha de que un alumno está armado, las autoridades educativas deben convocarlo a la dirección -siempre acompañado por más de un adulto- y llamar de inmediato a la familia.

Si se llega al momento en que el estudiante ya ha mostrado el arma, los docentes deben considerar siempre la posibilidad de que pueda estar cargada, pedirle que quite el dedo del gatillo y sugerirle que la deje sobre una superficie horizontal.

La elaboración de esta Guía de Convivencia Democrática es un hecho positivo. Sin embargo, habrá que advertir que, frente a los niveles de violencia que amenazan a gran parte de la sociedad, las recomendaciones oficiales destinadas a los docentes parecen algo ingenuas.

El mismo día en que se produjo este homicidio frente al edificio de la escuela, otro chico de 17 años fue asesinado en su casa de barrio San Lorenzo. En el lugar la policía encontró 11 vainas servidas de balas calibre 9 milímetros. La víctima fue acribillada a balazos y, además, recibió varias heridas de arma blanca.

Este caso no tuvo tanta repercusión por el simple hecho de que no sucedió a la salida de una escuela, sino que ocurrió en un barrio en el que la violencia suele ser moneda corriente. Sin embargo, ambos homicidios reflejan un profundo problema social, y dejan al descubierto situaciones delictivas que atañen a la Justicia penal.

El gobierno provincial impulsa en estos momentos la discusión acerca de un anteproyecto de Código Procesal Penal Juvenil. Este proceso debe completarse cuanto antes, pues el tiempo apremia.

El gobierno provincial impulsa en estos momentos la discusión acerca de un anteproyecto de Código Procesal Penal Juvenil.