Hoy concluyó la entrega de cuerpos

Un año de dolor en el caso del bar mexicano Heaven

Silencio, esa es la respuesta que reciben los familiares de los trece jóvenes desaparecidos hace un año en un bar de la capital mexicana; no hay nadie que les diga por qué mataron a sus hijos.

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Así se encuentra la entrada del bar Heaven hoy. Aún quedan los mensajes de aliento que los mexicanos dejaron para los familiares de las víctimas. Foto: Agencia DPA

 

Redacción El Litoral

Agencia EFE

Silencio, esa es la respuesta que los familiares de los trece jóvenes desaparecidos hace un año en un bar de la capital mexicana reciben cada vez que van a preguntar por las investigaciones; no hay nadie que les diga por qué mataron a sus hijos en esta urbe que presume de estar libre del crimen organizado.

“Se llevaron y asesinaron a personas, no se llevaron a unos pajaritos de una jaula. Se llevaron seres humanos que son nuestros hijos y queremos justicia, que se sepa qué fue lo que pasó y por qué. Ya va a ser un año y no sabemos nada”.

Es Julieta González, madre de Jennifer Robles, una de los trece jóvenes que desaparecieron el 26 de mayo de 2013 en un bar ubicado a pocos metros del Ángel de la Independencia, el símbolo de la capital mexicana.

Sucedió a plena luz del día, en “el Heaven” que acabó dando nombre al caso, un “after hour” en el que los jóvenes estaban cuando recibieron un aviso de que iba a haber una redada policial y, al salir a la calle, fueron secuestrados.

Los cuerpos de los jóvenes aparecieron en agosto pasado en una fosa clandestina en el Estado de México.

Hoy la fachada de ese bar, incautado por la fiscalía, continúa recordando los hechos con dos enormes lonas con mensajes claros y directos: “Somos seres humanos los cuales fuimos desmembrados de nuestras familias. Solo pedimos justicia”, se lee en una.

Sospechas y hermetismo

Con 24 detenidos por este caso que conmocionó a la sociedad mexicana, los familiares no sienten que haya terminado, sino que más bien la historia acaba de empezar. Y es que no han conocido un solo detalle de las investigaciones desde que aparecieron los cuerpos.

La última captura fue la de Javier Rodríguez, alias el Javi, presunto autor intelectual y material del secuestro. Las autoridades dieron cuenta de ello el jueves en una rueda de prensa en la que no se admitieron preguntas. Las madres acudieron a la fiscalía a pedir explicaciones, pero no tuvieron éxito.

“No hay quien nos reciba”, afirma Eugenia Ponce, la tía de otro de los fallecidos, Jerzy Ortiz, hijo de Jorge Ortiz Reyes, alias el Tanque, recluido en un penal de Hermosillo por tráfico de drogas.

En opinión de Ponce, no es posible que hayan tardado tantos meses en detener al autor principal y que lo hayan agarrado justo ahora, cuando los focos de la prensa volverán a alumbrarlas por el aniversario.

“La percepción de las familias es que quieren terminar esto y no es posible”, apuntó esta mujer que exigió saber “cuánta gente participó, a quién están encubriendo y qué autoridad está ahí metida”.

La fiscalía capitalina atribuye el crimen a una venganza del grupo delictivo “La Unión de Insurgentes” por el homicidio de uno de sus integrantes, Horacio Vite Ángel, supuestamente por miembros de la banda rival, “La Unión de Tepito”, pero no dan más detalles.

El pasado jueves Jennifer fue enterrada. Rodeada de flores, música de banda de la también fallecida Jenni Rivera y gritos de dolor de sus familiares reclamando, una vez más, justicia.

Cuando la fiscalía identificó los cuerpos, los familiares no confiaron en los resultados y exigieron la intervención de un equipo argentino que se trasladó a México y confirmó las identidades.

Desde entonces, los familiares acordaron acudir cada dos días a la fiscalía a reclamar cada uno de los diez cuerpos.