Sospechas y violencia

La Junta Militar muestra sus garras en Tailandia

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Organismos internacionales denunciaron a la Junta por violaciones severas a los Derechos Humanos. Las mismas incluyen detenciones irregulares, censura extendida y amenazas. Foto: Agencia EFE

 

Agencia DPA

La junta militar tailandesa que dio un golpe de Estado el pasado jueves anunció hoy que mantendrá retenidos a los líderes políticos del país alrededor de una semana “para darles tiempo para reflexionar”, anunció hoy el portavoz militar Weerachon Sukondhapatipak.

“Aproximadamente los detendremos durante una semana”, dijo el coronel en una rueda de prensa ofrecida un día después de convocar el viernes a unos 155 políticos y activistas de las dos partes enfrentadas -entre ellos la ex primera ministra Yingluck Shinawatra- y detener en torno a un centenar. Werachon justificó el arresto de políticos asegurando que es necesario mantenerlos “al margen de la situación”.

La junta militar, además, amplió hoy su “convocatoria” y ordenó a unos 35 académicos del país presentarse ante las autoridades militares antes de las 9:00 GMT, alegando que “quien no lo haga será detenido”, según informó el creado Consejo para la Paz Nacional y el Mantenimiento del Orden que gobierna el país.

Además, unos 200 soldados registraron un departamento anoche en Khon Kaen, a unos 350 kilómetros al noreste de Bangkok, y detuvieron a unas 21 personas supuestamente con dos granadas y dos cilindros de gas, a quienes acusaron de preparar una oposición al golpe, informó el portavoz de la junta militar Winthai Suwaree. El mismo funcionario aseguró que los sospechosos confesaron que líderes del Frente Unido para la Democracia contra la Dictadura les pidieron que prepararan la lucha contra el golpe. La mayoría de los líderes del grupo, conocidos como Camisas Rojas, fueron arrestados el jueves.

Entre quienes se encuentran bajo custodia militar está el ex primer ministro Niwattumrong Boonsongpaisan, derrocado por el golpe, y su predecesora Yingluck Shinawatra, hermana del ex jefe de gobierno exiliado Thaksin Shinawatra, también derrocado del gobierno en un golpe militar en septiembre de 2006.

Otros detenidos en bases militares son los líderes de los dos movimientos de protestas, a favor y en contra del anterior gobierno, como Suthep Thaugsuban, que lideró meses de manifestaciones en Bangkok contra el ejecutivo de Yingluck y después de Niwattumrong.

Violaciones a los Derechos Humanos

Además el golpe se ha visto acompañado de una represión de los medios locales a quienes se ordenó evitar informaciones “distorsionadas” a riesgo de sufrir la persecución de las autoridades. Incluso, el jueves se impuso un apagón televisivo.

Ante este cuadro de situación, las organizaciones defensoras de los derechos humanos reaccionaron indignadas. “La situación de los derechos humanos en Tailandia está en caída libre bajo la junta militar”, denunció Brad Adams, de Human Rights Watch. “La censura extendida y amenazas a los medios pretenden silenciar cualquier crítica al gobierno militar. Si los soldados detienen a manifestantes pacíficos sentarían un peligroso precedente; nadie debe ser castigado por manifestar su opinión”, añadió Richard Bennett de Amnistía Internacional.

“Que el Ejército tenga bajo su poder a líderes políticos y civiles es muy preocupante”, dijo la Alta Comisaria de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, que pidió su puesta en libertad.

El líder del Ejército, Prayuth Chan-ocha, tomó el poder en un golpe incruento el jueves tras el fracaso de las conversaciones de mediación entre el gobierno y la oposición, anunciando nuevas elecciones y reformas, aunque sin concretar cuánto durará ese proceso. El golpe derogó la Constitución pero dejó en vigor el Senado e instituciones independientes como el Tribunal Constitucional, dejando abierta la posibilidad de que sea la cámara alta del Parlamento la que nombre a un primer ministro.