Se trata de Juan Fernández, de la facultad regional Santa Fe

Un ingeniero de la UTN local, en el primer hito espacial argentino

Se dedicó a hacer mediciones de radiaciones electromagnéticas en el Arsat-1, primer satélite nacional geoestacionario de telecomunicaciones que será enviado a órbita en pocos meses. “Fue un orgullo”, destacó el experto.

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En pleno trabajo. El ingeniero Juan Fernández, de la UTN local, realizando mediciones adentro del Arsat-1.

Foto: Gentileza UTN Santa Fe

 

Luciano Andreychuk

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Un ingeniero de la UTN Santa Fe fue testigo y participante directo de uno de los mayores logros que tendrá la historia espacial del país: la construcción del Arsat-1, primer satélite geoestacionario de telecomunicaciones hecho en la Argentina. Se trata de Juan Fernández, director del Laboratorio de Medición de Campos Electromagnéticos y Ruidos (Lamcem), que depende del Grupo de Investigación de Sistemas Eléctricos de Potencia (Gisep) de la facultad regional local.

Fernández fue convocado por Invap Sociedad del Estado (con sede en Bariloche) para medir la radiación no ionizante de campo electromagnético en el ambiente laboral del satélite (radiación a la que están expuestos los científicos que allí trabajan). El trabajo de medición de radiaciones que realizó Fernández duró una semana (fue durante el mes pasado). Luego lo continuó una semana más Juan Pedro Gallegos, becario y estudiante avanzado de la facultad tecnológica local.

La empresa Arsat (Argentina Soluciones Satelitales) construye el Arsat-1, que será enviado a órbita desde Guayana Francesa en el segundo semestre de este año. Su destino final será a 36 mil kilómetros de distancia de la Tierra. Y su misión: transmitir desde el espacio durante 15 años señales para telefonía celular, Internet, datos y TV digital (ver Infografía). Es un satélite geoestacionario porque estará en órbita fija (no rotará). Y lo construyen científicos argentinos (excepto el sistema de comunicaciones).

Sobre el trabajo

“Nos convocaron para hacer mediciones de radiaciones no ionizantes a que están expuestas los científicos que están trabajando en el área del satélite del Invap (en una cabina metálica blindada) durante los ensayos mecánicos (de vibraciones, ruidos, etc.) y de telecomunicaciones. Mi trabajo fue medir los niveles de ondas electromagnéticas en ese ámbito laboral, un monitoreo de radiaciones que a valores superiores a los normales pueden ser perjudiciales para la salud humana”, contó Fernández a El Litoral.

Los científicos y técnicos están expuestos a estas radiaciones hasta 12 horas por día. “Afortunadamente, los resultados finales de nuestras mediciones dieron muy bien: no hubo riesgos”, expresó el experto. La metodología de trabajo en el Invap es muy rigurosa. Nada queda librado al azar, todo está planificado con la sincronía de un reloj. “Y nada se deja para mañana: los problemas se resuelven en el hoy, sí o sí. Se trabaja de lunes a lunes, no hay descanso. Me tuve que adaptar a esa forma de trabajar. Fue una experiencia muy buena”, resaltó.

Ocurre que no tiene que haber ninguna falla en el satélite, porque una vez que esté en órbita, tiene que durar en el espacio 15 años, recepcionando y retransmitiendo señales. Sin ninguna falla. “Y si eso no ocurre, si algo sale mal, se tira por la borda el trabajo de siete años, y millones de dólares”, explicó Fernández.

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Ing. Juan P. Fernández

UTN Santa Fe (Lamcem/Gisep)

Lo que hay que saber

Descripción. “El Arsat-1 es como una caja de zapatos grande, metálica, rectangular, de unos 5 metros por 4 metros. Está hecho de aluminio. Se vuelve grande cuando despliega las ‘orejas', que son los dos paneles solares, que en órbita estarán girando permanentemente de cara al sol. Y cuando despliega su antena principal de recepción se torna aún más grande”, graficó Fernández.

Procedimiento. El satélite se lanza y una vez que llega a 750 km de altura se desprende de la cápsula madre. Allí emite la primera señal y espera la comunicación de la Tierra. Luego, por propulsión propia, en tres semanas debe llegar a los 36 mil kilómetros de altura.

Protocolo. Hay un protocolo de ubicación que no debe fallar. El satélite girará en la posición precisa, se pondrá de cara a la Tierra, agudizará su ángulo de enfoque, dejará las antenas apuntando y quedará listo para recibir y emitir señales.

Entrega: si todo eso ocurre sin ninguna complicación, Arsat (Argentina Soluciones Satelitales) queda en condiciones de entregar el satélite al “cliente”, que es el Estado nacional.

Gisep y Lamcem

  • El Laboratorio de Medición de Campos Electromagnéticos y Ruidos (Lamcem) depende del Grupo de Investigación de Sistemas Eléctricos de Potencia (Gisep), cuyo director es el reconocido Dr. Walter Giménez. Juan Fernández es también director del Dpto. de Ing. Eléctrica de la UTN Santa Fe.