De domingo a domingo

Del presunto paraíso del Club de París al infierno del caso Boudou

En apenas 30 horas, el gobierno pasó del éxtasis a la agonía con dos novedades trascendentes, una que lo elevó primero hacia el triunfalismo y una segunda que casi enseguida le pegó de lleno en la boca del estómago: al fin de la negociación con el Club de París le siguió el llamado a indagatoria judicial del vicepresidente de la Nación, Amado Boudou.

Como denominador común, la paranoia oficial no perdió los reflejos de enrostrarle a la prensa una gran dosis de actividad conspirativa en el tratamiento de las informaciones. Pese a esa visión del complot permanente, por el terrible impacto institucional que representa, hay que comenzar necesariamente por dar detalles sobre la situación de Boudou, el primero de ellos, debido a su investidura y jerarquía, desde el plano político.

Demasiados puntos oscuros

Está más que claro que en su imparable deslizamiento, el vicepresidente involucra cada vez más a la presidenta Cristina Fernández, a quien le traslada su malísima imagen, aunque por ahora esta cuestión parece que interesa poco y nada en Olivos, pese a que está en tiempos de romance cada vez más frío con el grueso de la opinión pública.

Luego, hay que ahondar en la cuestión judicial y nada más objetivo que apelar al escrito de seis carillas que el juez federal Ariel Lijo empleó para imputar a Boudou, como una muestra de lo difícil que la tendrá el vicepresidente a la hora de declarar, ya que deberá clarificarle al juez demasiados puntos oscuros.

La investigación del magistrado llegó a una serie de conclusiones, algunas de ellas relativizadas como es de estilo por verbos en potencial, pero otras con aseveraciones bastante contundentes, como el “conocimiento” que Boudou tenía de Alejandro Vanderbroele, que lo muestran al vicepresidente como gestor del salvataje de una empresa para hacer negocios con el Estado, que él mismo podía luego convalidar debido a su alto cargo en el gobierno.

Estos son los motivos textuales más graves de la “maniobra” y de las “ilegalidades” que expuso Lijo para citarlo:

* Aprovechando su condición de funcionario público, Amado Boudou, junto a José María Nuñez Carmona, habrían adquirido la empresa quebrada y monopólica Ciccone Calcográfica, mientras Boudou era ministro de Economía.

* Lo hicieron a través de la sociedad The Old Fund y de Vandenbroele, con el fin último de contratar con el Estado nacional la impresión de billetes y documentación oficial.

* Boudou habría tenido injerencia, de forma directa, presenciando las reuniones para la adquisición y en el trámite de un plan de pagos ilegal en la Afip.

* Habría intervenido a través de esos terceros en los actos necesarios para el levantamiento de la quiebra, con el objetivo de obtener el certificado fiscal para contratar con el Estado nacional.

* La maniobra se habría materializado con división de funciones: Boudou habría aportado su condición de funcionario público y Nuñez Carmona habría realizado, como privado, aquello que Boudou no podía, justamente por su cargo.

* En razón de que el ministro de Economía no podía adquirir el monopolio de la producción de billetes y que Nuñez Carmona tampoco podía hacerlo debido a su pública relación con él, asignaron a Vandenbroele ese rol, quien ya actuaba como representante de The Old Fund.

* Una vez que se concretó la operación, se habría puesto en marcha el salvataje de la empresa, para así lograr el objetivo final de contratar con el Estado nacional para la impresión de billetes.

* Con la finalidad de que Ciccone Calcográfica sea contratada, Boudou habría interrumpido una licitación que tramitaba en Casa de la Moneda, que permitía el autoabastecimiento de la producción de la totalidad de las demandas de billetes del Banco Central.

* Paralelamente, se habría procurado obtener el certificado fiscal para contratar. Para ello, primero se tramitó un plan de pagos ante la Afip, ilegal por vía administrativa, que incluía la quita de intereses, honorarios y multas.

* Una vez que Boudou fue elegido vicepresidente, Compañía de Valores Sudamericana (CVS, continuadora de Ciccone), a través de Vandenbroele, solicitó un nuevo plan de pagos ante la Afip que fue aprobado (por un pedido por escrito a Ricardo Echegaray) y desembocó en la concesión del certificado fiscal para contratar con el Estado, tres días después de que Boudou asumiera.

* Así, se habría cumplido el objetivo último de la maniobra: la impresión de billetes de curso legal.

* Con la firma del contrato entre CVS y Casa de la Moneda, se acordó la impresión de 410.000.000 billetes.

La bomba en medio de la fiesta

Toda esta lluvia de datos y de pruebas, que según el juez se consiguieron por entrecruzamiento de llamadas y declaraciones testimoniales, más el pedido “reiterado” de la propia defensa y el de “los tribunales superiores” y “dado que se encuentra reunido el estado de sospecha”, le dieron a Lijo sustento jurídico para llamar a indagatoria a Boudou, a sus supuestos socios y a dos miembros de la familia Ciccone.

Tres días antes, los rumores que recogieron las diputadas Patricia Bullrich y Laura Alonso indicaban que se pretendía “desplazar” a Lijo y esa circunstancia aceleró sin dudas la definición del juez, quien tiró la bomba en medio de la fiesta kirchnerista por el cierre con el Club de París.

Pese a la euforia, en este caso, han quedado un par de dudas no despejadas aún, como por ejemplo que no todo será tan automático y por qué el ministro de Economía, Axel Kicillof dijo que los países del Club “se comprometieron” a pedir a sus agencias de crédito que reabran los créditos con la Argentina cuando se pague la primera cuota a mediados de junio, mientras que el comunicado del Club señaló textualmente que los miembros “que lo deseen podrán renovar sus créditos para la exportación”.

Más allá de la clara importancia que tuvo el hecho como un hito más para superar la situación de aislamiento que generó el mismo gobierno durante buena parte de la década, el grado de entusiasmo que provocó la novedad puertas adentro del kirchnerismo fue tal que muchos notorios ideólogos de la heterodoxia económica tuvieron que archivar conceptos pronunciados a fines de 2013 sobre devaluación y endeudamiento, dos temas sobre los que el gobierno ha pegado una voltereta discursiva, debido a la falta de dólares en la economía.

La culpa de ya sabemos quién

En materia de medios, la indagatoria judicial a Boudou, la estatización de la llamada Universidad de las Madres, las peripecias de Lázaro Báez en Suiza, los nombres de cinco terminales automotrices en parate productivo y las confesiones de Fábrega fueron noticia en apenas tres días.

La creencia de todos esos pichones de la comunicación, que además de ser manipuladora, subestima a la sociedad, es que si las cosas no adquieren visibilidad periodística no existen y que cuando la tienen es sólo para desestabilizar al gobierno y no para informar sobre hechos graves, como es la probable antesala de un procesamiento para el vicepresidente de la Nación. Por lo tanto, suponen que siempre es mejor engañar a los futuros votantes con el disimulo informativo que exponer todo lo que sucede.

Pese al 1 a 5 tan notorio que surge del conteo de esos temas, ellos persisten en la fantasía de que todo aquello que no le conviene al gobierno nacional sea barrido debajo de la alfombra por los canales de información. Desde el gobierno se dijo que el tema Boudou era culpa de los medios (“linchamiento mediático”) y no responsabilidad de un magistrado que había decidido, dentro de los procedimientos, que el funcionario se defienda en la sede de su juzgado y machacaron que los comunicadores habían generado el caso justo ahora, para empañar el logro parisino. Hasta dónde ellos creen que la gente acepta esos argumentos de tan poco sustento es otra cuestión, ya que hasta sus mismos partidarios se la toman a risa, ya que saben que son chicanas políticas y sólo las defienden por pertenencia partidaria.

Hugo E. Grimaldi

(DyN)

La indagatoria judicial a Boudou, la estatización de la llamada Universidad de las Madres, las peripecias de Lázaro Báez en Suiza, los nombres de cinco terminales automotrices en parate productivo y las confesiones de Fábrega fueron noticia en apenas tres días.

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Del triunfalismo por superar la situación de aislamiento internacional que generó el mismo gobierno, a la rabia por la indagación al vicepresidente Boudou, con la consecuente paranoia oficial de que la culpa es de la prensa.

Foto: Archivo El Litoral