Un arbitraje perjudicial que inclinó la cancha para un solo lado...

El huracán Delfino arrasó a Unión

El Tate terminó con tres menos y hasta Madelón se “sacó”. Hubo mucha rigurosidad en los fallos, perjudiciales para Unión. Falta un partido para que termine una temporada para el olvido.

El huracán Delfino  arrasó a Unión

Delfino ya echó a Bertochi, Toranzo está en el piso, Bruna trata de apaciguar a su compañero, Vella y Palacios miran. Foto: DyN

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Los árbitros pueden equivocarse y conviven con el error. Esto es tan viejo como el fútbol. Y aceptable. Sobre todo para aquéllos que pensamos en un fútbol gobernado adentro de la cancha por hombres que aciertan y se equivocan. Los árbitros no son infalibles, pero a veces sus fallas son tan groseras y para un mismo lado, que perjudican y se transforman en responsables. Es posible que Huracán no hubiese necesitado de Delfino para ganarle a Unión; o sí. La duda será eterna e imposible de develar. Había sido un poco más el de Kudelka que el de Madelón en el primer tiempo. Pero antes de la media hora, Unión se quedó con uno menos. Y el vendaval de decisiones arbitrales en contra de Unión se dieron en el segundo tiempo. Algunas de ellas muy rigurosas, como las dos amarillas para Bruna y Caballero que determinaron sus expulsiones (estaban amonestados). Como así también la mano dura con el cobro de infracciones que no lo eran o que podrían haber sido dimensionadas de manera diferente. Por ejemplo, cuando le marcó una mano (casual) a Zurbriggen en la puerta del área, en una pelota que tras el rebote en el defensor rojiblanco se fue al córner.

Delfino es uno de los mejores árbitros del fútbol argentino y es el que está sindicado para ser el representante de nuestro país en el próximo Mundial. O por lo menos para convertirse en candidato a dirigir en Rusia. Pero ayer tuvo un pésimo rendimiento y, lo que es peor todavía, todos sus errores —que fueron varios— apuntaron hacia el mismo lado, perjudicando a Unión y beneficiando a Huracán.

Después, con las expulsiones que desnaturalizaron por completo el partido, Huracán se dedicó a entretener la pelota y cuando quiso atacar le creó problemas a una defensa que terminó marcando cómo pudo y con un mediocampo que dejó de existir cuando se fue quedando sin Bertochi ni Bruna ni Caballero (justamente tres jugadores de la misma línea).

Unión entró en un desconcierto del que la responsabilidad pura y exclusiva pasó por los errores arbitrales. ¡Cómo habrá sido el desconcierto generalizado, que Czornomaz —el ayudante de campo del expulsado Madelón— sacó a Tarquini, que había ingresado hacía un rato! No pudo rearmar nunca el mediocampo, se quedó sin “5”, Alemán empezó a enloquecerse y jugó al filo del reglamento, enojado con el árbitro y con los rivales. Conclusión: una situación que llenó de impotencia a todo Unión con la lógica consecuencia de una derrota que, al menos, tuvo el consuelo de haber sido por la mínima diferencia.

Huracán complicó mucho en el juego aéreo, producto de las falencias de Unión en ese aspecto. Salvo Sánchez y Salinas, más el acompañamiento de Bertochi durante la media hora que estuvo en la cancha, el resto de los jugadores de Unión no tienen altura ni condiciones para cabecear. Zurbriggen se las ingenió por abajo y Mauri también (correcto el pibe en la marca de un complicado Espinoza), pero ni ellos dos ni Vella son jugadores de talla suficiente ni de aptitudes para

síntesis

Huracán 1

Unión 0

Cancha: Huracán.

Arbitro: Germán Delfino.

Huracán: Díaz; Mandarino, Domínguez, Mancinelli y Arano; Capurro, Cuesta, Toranzo; Espinoza, Caruso y Martínez. A.S.: Monzón. Estuvieron en el banco: Sosa, Villafañez y Romero. D.T.: Frank Darío Kudelka.

Unión: Castro; Vella, Sánchez, Zurbriggen, Mauri; Caballero, Bruna, Bertochi y Alemán; Palacios y Salinas. A.S.: Arce. Estuvieron en el banco: Evangelista, Sandona y Bolzicco. D.T.: Leonardo Carol Madelón.

Gol: en el segundo tiempo, a los 6 m Martínez (H).

Cambios: en el segundo tiempo, a los 11 m Faría (U) por Mauri; a los 22 m Tarquini (U) por Salinas; a los 27 m Abila (H) por Caruso; a los 37 m Villarreal (H) por Capurro; a los 39 m García (U) por Tarquini y a los 40 m Gallegos (H) por Toranzo.

Incidencias: en el primer tiempo, a los 28 m expulsado Bertochi (U) por supuesto codazo en perjuicio de Toranzo; en el segundo tiempo, a los 11 m expulsado Bruna (U) por doble amarilla; a los 26 m expulsado Caballero (U) por doble amarilla; a los 27 m expulsado Madelón (técnico de Unión) por protestar y a los 45 m expulsado Ruiz (ayudante de campo de Madelón) por protestar.

Amonestados: en Unión, Castro, Bruna, Caballero, Alemán y Palacios.

El huracán Delfino  arrasó a Unión

Capurro y Caballero disputan la pelota ante la atenta mirada de Kudelka y del asistente Esquivel. El ex Colón tuvo un partido aceptable y fue ovacionado cuando el técnico lo sacó. El de Unión se fue expulsado. Foto: Télam

colaborar en el juego aéreo. Entonces, los centros que llovieron sobre el área de Castro, sobre todo en el primer tiempo, terminaron con un cabezazo de un jugador de Huracán inevitablemente. Y esta fue una seria complicación para Unión.

A todo esto, Unión mostró orden pero poco volumen de juego. La tenencia de la pelota pasó por los pies de Capurro y Toranzo, que fueron dueños del mediocampo. Y el contragolpe pareció el arma ofensiva de Unión, que estuvo muy cerca en un mano a mano de Alemán (se le fue larga y conjuró Díaz) después de una buena jugada en la que intervinieron Salinas y Palacios.

La descomposición alevosa que sufrió el equipo por los fallos del juez, hicieron que el segundo tiempo se desnaturalizara. Aún así, Unión tuvo una muy clara en un mano a mano de Palacios que desvió Marcos Díaz. Fue apenas Martínez clavó un tiro libre estupendo en el ángulo de Castro, cuando todavía Unión intentaba rearmarse con 10. Luego, cuando quedó con 8, se le hizo imposible, sobre todo porque jamás pudo encontrarle la vuelta al mediocampo y terminó jugando con un 3-3-1 con Diego García, Alemán y Faría —tres jugadores de mitad de cancha para arriba— tratando de hacer lo que podían en el medio, con un nulo poder de contención.

Cuánto menos, al partido lo ganó Huracán con la inestimable y valiosa colaboración de Delfino. El local reguló en el final y sólo por la pésima puntería de Caruso y Abila —ambos de bajo nivel— no consiguió aumentar las cifras. Pudo hacerlo, pero prefirió jugar a tener la pelota y no a atacar. Reitero el concepto: había sido más en el primer tiempo. Y llegó al gol cuando estaban 11 contra 10 y no 11 contra 8. Pero Delfino terminó favoreciéndolo con una rigurosidad, a mi entender, desmedida en contra de Unión.

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Palacios y Salinas se juntan y luchan con el grandote Mancinelli, que ganó muchas pelotas por arriba en el área de Castro. Foto: Télam