al margen de la crónica

Efecto colateral

El cambio climático puede afectar a la industria mundial del vino por la proliferación del moho que cubre las uvas y que contiene una toxina que puede ser cancerígena, según un estudio de la Universidad Internacional de la Florida.

Investigadores de esta universidad de Miami estudian la toxina conocida como Ochratoxin, presente en el moho que cada vez aparece más en las uvas debido al calentamiento global.

Cuando las uvas se machacan para elaborar los caldos, las toxinas entran en contacto con el jugo, lo cual es potencialmente dañino para los seres humanos, apuntan los investigadores.

“Los efectos del cambio climático se pueden observar en la proliferación de moho en las uvas y éstos son malos, particularmente el tipo que segrega Ochratoxin, porque los consumidores pueden terminar ingiriéndola con el vino”, dijo a Efe Aaron Welch, biólogo de la FIU y director del estudio.

“A medida que el clima se hace más caliente provoca también mayor humedad, lo que a su vez hace que crezca más moho y, aunque no está probado que sea tóxico en humanos, sí se han comprobado sus efectos cancerígenos en animales”, explicó el investigador de la FIU.

Welch agregó que aún cuando los estudios sobre los efectos de la toxina producida por el moho en las uvas no están muy avanzados, la evidencia hasta ahora es suficiente para prever sus posibles efectos sobre los seres humanos.

Sin embargo, aclaró que su intención no es crear una alarma sobre el consumo de vino, porque actualmente la presencia de esta toxina es bastante baja, sino preparar a la industria para el futuro.

En este sentido, la solución en la que trabaja Welch y su equipo es el desarrollo de una levadura que sea capaz de eliminar esta toxina del vino.