Los pedidos a la orden del día

Es todo un tema...

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Río de Janeiro)

Pasó el domingo. Algunos hinchas advirtieron la presencia de los dirigentes de Unión, puntualmente de Emilio Lamas. Y se acercaron para solicitarle entradas. Se dice que fue un “mangazo” que no pasó a mayores. Pero lo mismo que al dirigente de Unión, le pasó a otros. Desde Angelici y D’Onofrio hacia abajo, todos.

El domingo en el Maracaná había unos 40.000 argentinos adentro del estadio y decenas de miles afuera. Algunos pagaron cualquier cosa por entrar a la cancha y lo consiguieron. Hubo 30 que se quisieron colar y algunos de ellos fueron detenidos. La cuestión es que la situación irá “empeorando” a medida que pase el tiempo y si la suerte nos acompaña.

Por lo pronto, Argentina va a jugar en Porto Alegre, que es una ciudad muy cercana a nuestro país y que estará tremendamente invadida por argentinos que estarán en las mismas condiciones. Es decir, sin entradas, pululando por la ciudad y tratando de ingresar a toda costa.

La pregunta que todos nos hacemos es: ¿y si llegamos a la final?, ¿se imaginan lo que sería otra invasión de argentinos en Río?, ¿y si es con Brasil?... La realidad es que muchos viajaron para ver la fiesta de afuera, la del fan fest, la de las playas en las que se duerme... Pero se duerme de verdad, porque algunos pasaron la noche en las arenas de Copacabana y se ahorraron unos buenos pesos, aunque quizás ni siquiera los tenían.

Así está la cosa. Ayer observé de qué manera se revendían entradas para el partido Bélgica-Argelia, que se jugó a cancha llena, con 60.000 personas en el estadio, el bullicio y el color de todos los partidos y la sensación de que si algo anda realmente bien en este Mundial, es que se juegan todos los encuentros a cancha llena. Y por lo tanto, la reventa funciona a full y la posibilidad de hacerse unos pesos está latente.

Como apostilla curiosa, la presencia de un jujeño en el Mineirao. Se fue contento porque se dio el gusto de ver un partido del Mundial. Y elogió a Mario Sciacqua: “Con Mario Gómez, el equipo no funcionaba. Vino Sciacqua y lo hizo andar, consiguiendo el milagro de salvarnos. Estamos muy contentos con él y con Callejo, que demostró que es un jugadorazo”, dijo el jujeño, luego de “deleitarse” con Bélgica-Argelia.