Claudio Gugnali y esa “locura” por Santa Fe...

“Madelón es un técnico bárbaro”

El colaborador de Sabella dijo que “a Leo lo conozco desde que jugamos juntos en San Lorenzo. Me hice muy amigo de él y le tengo un cariño enorme”. Pidió que “no se olviden” de él y que le pregunten referencias de jugadores.

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Santa Fe, siempre presente

El cariño inmenso que tiene Gugnali por nuestra ciudad queda reflejado en sus palabras y el enorme gesto de recibir al periodista de El Litoral a solas en Cidade Do Galo.

Foto: Remigio Bouquet

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Belo Horizonte)

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Se le iluminan los ojos y parece quebrarse a cada momento. Cuando a Gugnali le preguntan por Santa Fe o por Unión, entiende que empieza a pagar deudas. No se olvida de Colón. Primero, porque allí jugó y guarda un buen recuerdo. Pero también porque tiene amigos sabaleros. Pero Claudio Gugnali vivió momentos fuertes en Unión, como cuando su salud le jugó una mala pasada con un cáncer que le hizo pasar el momento más duro. Él era coordinador de inferiores en ese entonces, Unión lo aguantó, le dio contención y apoyo, se recuperó, volvió, dirigió al equipo y casi logra el ascenso a Primera en aquella Promoción ante Gimnasia de Jujuy.

—Se viene una pregunta tonta, Claudio. ¿Seguís de cerca a Unión?

—Soy un agradecido a la vida, estoy muy contento por lo que me toca vivir ahora y no lo tomo como una revancha porque la vida te da y te quita, siempre y a todos. En Unión me trataron muy bien, me ayudaron a salir de una situación muy difícil, me tuvieron paciencia, me dieron amor y respeto... ¿Qué más puedo pedir?... Yo siempre estoy pendiente de ese club, de lo que pasa y por supuesto de mis amigos de Santa Fe, que no todos son de Unión, hay de Colón también. Además, está Leo Madelón allí.

—¿Cómo es tu relación con él?

—Excelente desde todo punto de vista. Lo quiero mucho, es un amigo de toda la vida, un tipo excelente. Jugamos juntos en San Lorenzo, él era soltero, yo ya estaba casado y me quedaba en la casa de él cuando entrenábamos doble turno porque yo vivía en La Plata y en ese entonces no había autopista, nada.

—Esto denuncia que son dos “viejitos”...

— (Risas) ¡Sabés cómo lo quiero a Leo! Es un tipo bárbaro, jamás me olvido de él y aunque pase tiempo que no nos hablamos, el sentimiento de afecto y de gran recuerdo siempre lo tengo. Ojalá que tenga la mejor de las suertes. Voy a charlar con él cuando esto termine, porque siento un gran aprecio y respeto. Unión tiene un gran entrenador y una gran persona allí.

—¿Te preguntaron por algún jugador en Unión?

—Siempre hablamos de fútbol, pero ahora no... Se ve que se olvidaron de mí... Es una broma, se ve que están respetando este puesto y esta responsabilidad que tengo, pero los amigos santafesinos siempre me preguntan y yo les contesto de corazón, porque quiero muchísimo a ese club, tengo una gran debilidad por Unión y estoy siempre disponible para lo que sea.

—Estamos a diez días de la final. ¿Tenés algún sueño?... El mío, si te interesa, es que el 13 de julio pueda estar en el Maracaná viendo Argentina-Brasil y quedarme afónico como quedé luego de gritar como loco el gol de Di María...

—No te puedo decir que no es el mismo, pero para llegar a ese sueño tenemos en 48 horas un partido importante y dificilísimo. Nosotros somos los responsables de llevar adelante esa ilusión que es la tuya y la de todos los argentinos. Por lo tanto, tenemos que ser mesurados y prolijos, no relajarnos nunca, ser responsables de ese sentimiento y tener esperanza. La esperanza es volver el 14 en ese avión que nos trajo, gritando como los jugadores gritaron el martes cuando llegamos al Arena Corinthians. Ahí me di cuenta de que al partido lo ganábamos.

—¿Vas a volver a dirigir?... Perdoná, ¡mirá la pregunta que se me ocurre hacerte en pleno Mundial y antes de jugar cuartos de final!

—Te la contesto... Yo aprecio mucho a Sabella, muchísimo. Hoy sólo pensamos en el Mundial y nada más que en el Mundial. Y si me apurás, salvo que Sabella me eche y no me quiera más, con él estoy tremendamente cómodo... Te cuento otra anécdota: estoy acá charlando con vos porque Sabella me dio permiso. Hoy no es un día de atención a la prensa, pero él me dejó que viniera porque le expliqué la situación y de qué se trata... Todo lo que venga de esa ciudad hermosa que es Santa Fe, a la que quiero con locura, es bienvenido para mí. La vida seguramente me dará la posibilidad de dar la vuelta y volver a lo que fui, un entrenador, un cabeza de grupo. Hoy me siento muy cómodo con Alejandro, lo respeto mucho como persona y como técnico y seguiremos juntos... Salvo que me eche...

—Serán bienvenidos los asados en Santa Fe, supongo...

—A los muchachos de allá les voy diciendo que preparen el fuego que a partir del 15 estaré disponible para ir allá y comer unos buenos asados con ellos.

—Con Pancho Rodríguez a la cabeza...

—¡Panchito!... Me vuelve loco... Es un técnico oculto, me dice quién tiene que jugar, a quién poner, a quién sacar... Pero él no sabe que no sabe nada de fútbol...