En Santa Rosa de Calchines

Le sacan el jugo a las zanahorias

  • El cultivo consolida su área de implantación, sustentado por nuevas tecnologías y un manejo que optimiza la siembra, la cosecha y la comercialización. Sin embargo, todavía tiene deudas pendientes en un escenario difícil.
Le sacan el jugo a las zanahorias

Salto de calidad. La sembradora neumática obliga a modificar el manejo y la cosecha del cultivo. Foto: Gentileza INTA

 

Federico Aguer

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Los Schmidt llevan una tradición de cuatro generaciones produciendo en la zona de la costa. El legado de su abuelo suizo alemán los impulsó desde entonces, posicionando a esta familia como un referente de la zona de Santa Rosa de Calchines. La localidad, otrora capital del gladiolo, supo ser referente en la producción floral y durante años desarrolló cultivos como el maní o la batata, aunque con el paso del tiempo transformó su producción hacia la zanahoria, que esta campaña incrementó el área sembrada sustentada en una creciente incorporación de tecnología, la que facilita las etapas de siembra y cosecha.

A diferencia de otros quinteros de la zona, los Schmidt venden el total de su producción a Buenos Aires, mercado que demanda un producto de alta calidad y uniformidad. Por eso, decidieron apostar por la incorporación de tecnología, y dos años atrás importaron un equipo de cosecha desde Bélgica, uno de los pocos que entraron al país antes del cierre total de importaciones.

La cosechadora de zanahorias que incorporaron ofrece una cosecha de alta calidad gracias a su mecanismo de prensado de gran resistencia. El equipo ofrece una recolección fluida y también garantiza la calidad de las zanahorias, ya que las cuchillas “desprenden” el tallo verde sin dañar el tubérculo, que es elevado por una zaranda hasta el equipo de transporte.

Tecnología

Además, el equipo ahorra mano de obra, ya que entre los 3 (el abuelo Carlos, su hijo Adrián y su nieto Kevin) han constituido un equipo eficiente que dependiendo del clima y de la demanda, salen al campo a cosechar, logrando un ahorro de tiempo considerable (cosechan de 10 a 15 toneladas/hora).

Según le cuentan a Campolitoral, en Santa Rosa la zanahoria se comienza a implantar con los primeros “frescos” de febrero y el proceso se extiende hasta por cuatro meses, pero que contar con el equipo de cosecha automático obligó a optimizar también la siembra, que ahora se hace de manera neumática a dos hileras, para “sacarle el jugo” a la cosechadora.

Esa plasticidad de la ventana de siembra permite especular con las necesidades de la demanda, para cosechar en momentos de precio firme, “aunque lo percibido por el productor en estos días dista bastante de ser la cotización ideal”, se lamentan los Schmidt. El tema no es menor, y constituye tal vez la mayor amenaza para un cultivo que viene pidiendo pista pero que nunca termina de despegar.

Para el Ing. Marcelo Soressi, de INTA, este año los productores van a ir “para atrás”. Según señaló a Campolitoral, “en éstos momentos se está cubriendo el costo de producción, y si le ponemos la inflación, cuando haya que reponer los insumos se va a perder plata”, sostiene, en relación al precio en el campo va desde $0,45 a $0,60 el kilo, cuando en el Mercado la bolsa de 20 kg. promedia los $72 y en la verdulería el kilo se vende a $7.

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Selección. Carlos Schmidt acumula años de experiencia en la zona de la costa. Destacó los avances en el manejo que trajo la tecnología de semillas, siembra y cosecha.

Según el Mercado local, la bolsa de la “20 por 1” (un producto más seleccionado, que se vende en 20 bolsas de un kilo y requiere más mano de obra en el lavadero), se paga $72 de promedio. A granel, o “moño”, la bolsa de 20 kg. alcanza los $42.

Para Adrián Schmidt la relación históricamente perjudicó al productor, pero en los últimos años, la caída en el consumo combinado con el aumento de los insumos dolarizados va a ser un golpe difícil de aguantar. “La producción de Santa Rosa compite con la de Santiago del Estero, pero nosotros hemos implementado mucha tecnología en semilla”. Además, Santa Rosa es tal vez el único lugar en el mundo donde se hace zanahoria sobre zanahoria, porque la tierra arenosa y el clima de verano impide la proliferación de los hongos que esta práctica agronómica implica en el resto del mundo. “El calor quema los hongos, pero la situación del país castiga a la zanahoria como a la cebolla o la papa, que sufre una drástica caída en la demanda y el consumo. Además, los insumos a precio dólar (sobre todo la semilla), el herbicida y el fertilizante vienen con un 30% de aumento”, se lamenta.

Precio, rinde y sanidad

Para el Ing. Soressi el precio condiciona el rinde, ya que el rendimiento en kilos por hectárea es muy variable, y lo realmente útil, lo que no se tira, también. “Según la época del año va desde 25 toneladas/hectárea hasta algunos lotes de 45 ton/ha. Además del número de plantas que está relacionado con la época de siembra. Con calor fallan muchas semillas, y esto está relacionado con el precio de la zanahoria que le pagan al productor en el campo: si el precio es bueno, con un tamaño mediano se saca, pero cuando los precios caen, se deja crecer un poco más para tratar de compensar un poco la caída, obteniendo más peso”, explica.

A nivel sanitario, también juegan un papel importante las enfermedades. “Si hay ataque de hongos, es conveniente cosechar temprano, antes de que la enfermedad avance en el lote y no sirva”, aconseja Soressi.

Los nematodos son la plaga con mayor incidencia en el cultivo, que atacan a siembras tempranas, sobre todo “si hay condiciones para que se desarrolle la población, y seguramente se pierda todo el lote afectado. Todos éstos factores inciden en el descarte, que es la zanahoria que se tira por no ser apta para el mercado, que va desde un 10 a un 50%”, agrega el especialista.

Para los Schmidt, el descarte también está ligado a hábitos de consumo, ya que una zanahoria demasiado grande no es muy llamativa en la góndola, por lo que dejarla crecer por mucho tiempo en el lote implica un riesgo muy grande.

Lo cierto es que el cultivo tiene todo para seguir creciendo, y que la nueva tecnología importada y nacional ofrecen alternativas superadoras, pero contra la crisis es poco lo que se puede hacer. Es un cultivo noble y los híbridos aportan mayor eficiencia productiva. Los Schmidt por ahora le vienen sacando el jugo, esperando que la cosa cambie para dar el salto de calidad. Cuatro generaciones los avalan.

En argentina y en el mundo

  • La producción mundial de zanahoria está en torno a los 20 millones de toneladas, siendo China el principal país productor con el 24% del total

mundial, seguido de Estados Unidos con el 10,6%, que junto con Rusia, Polonia y Japón producen algo más del 50% de la producción total mundial. El cultivo de zanahoria en Argentina ocupa entre 7.000 y 9.000 hectáreas (2009) y la producción oscila entre 200.000 y 250.000 toneladas anuales.

Para “Coco” Alcober, principal proveedor de insumos de la zona, la campaña es mediocre, no mala. “Los insumos están dolarizados, y al haber devaluaciones, los precios subieron porque cambió la relación peso-dólar, a excepción del gasoil que sí aumentó considerablemente. La zanahoria es uno de los 4 productos más consumidos y Santa Rosa es la zona más tecnificada del país. Estimamos que el 80 % de la semilla son los nuevos híbridos, sembradoras neumáticas y cosechadoras automáticas”. A contramano de los Schmidt, Alcober sostiene que el consumo aumentó. “El problema lo tendrán el año que viene aquellos productores que no puedan hacer una buena campaña”, dijo.

El dato

Mecanismo desbrozador

El equipo de cosecha automático tiene tantas ventajas que ya se fabrica una versión nacional. El mecanismo desbrozador solo tiene un único punto de engrase por módulo, y lubrica las seis hojas desbrozadoras a través de un canal interior. Esto reduce significativamente el tiempo empleado para realizar las tareas de mantenimiento. Al contrario de lo que ocurre en los sistemas de tracción por cadenas convencionales con tensor de cadenas, dos grandes piñones reforzados situados en el interior de la caja de cambios garantizan en todo momento una sincronización perfecta entre las cuchillas. Como resultado de ello, las zanahorias no pueden arrancarse por el extremo y las cuchillas duran más tiempo. La cosechadora nacional es todavía un prototipo que se está evaluando, a cargo de la empresa RimAgro, que si bien plantea diferencias en las cuchillas, luce similar al equipo belga.

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Cosechando. Para Adrián Schmidt, la zanahoria es un cultivo que está ligado a la historia familiar, aunque no está pasando por su mejor momento por la caída en el consumo.

Fotos:Campolitoral