Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

Retrospectivas, de Hitchcock a Sandro

Retrospectivas,  de Hitchcock a Sandro

Junto al mar y gratuitamente se exhibió para un público masivo “Relatos salvajes”, de Damián Szifrón.

Foto: Gentileza 29º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

 

Roberto Maurer (Enviado especial)

Uno de los megaeventos del festival fue la exhibición gratuita para un público masivo de “Relatos salvajes”, en la plaza seca situada frente al mar, entre el Auditorium y el Hotel, en pantalla gigante y por primera vez con sonido 5.1, o algo así. La taquillera película ha sido convertida en un estandarte del cine argentino que se mide por recaudaciones.

Nunca hubo tantas secciones no competitivas, sea revisionistas o del cine actual, algunas sin interés artístico, aunque sí para la cinefilia irracional. Por ejemplo, un ciclo dedicado a las películas de Sandro, ninguna de ellas cinematográficamente calificadas, aunque pueden atraer al estudioso de la cultura popular de los 70 y, naturalmente, a los fans. Es un acontecimiento, al menos técnico: fueron recuperados diez títulos mediante una remasterización digital, y se ven como cuando se estrenaron en el cine Colón de Santa Fe. Es “cine de cantante”, un género que todo lo subordinaba al ídolo.

El cine se democratizó con el VHS, y la generación de los 80 quedó sentimentalmente anclada en esas películas. Se presenta una sección denominada “Generación VHS”, que rescata al cine de acción de Chuck Norris y Stallone, estudiantinas picarescas y cosas peores. Pero son acompañadas por un par de originales documentales sobre fenómenos de la época. “Bogaloo Eléctrico: La salvaje historia jamás contada de Cannon Films”, de Mark Hartley, es uno.

¿Quién no recuerda los nombres de Menahen Golam y Yoran Globus que tantas veces veíamos en los créditos? Fueron los productores o aventureros que crearon Cannon para ocupar la industria hollywoodense, sin escrúpulos ni responsabilidad, pero con fuerte vocación comercial. Se encumbraron con un cine rápido, de poca plata, guiones absurdos, carreras destruidas y bancarrotas. Ése fue su paso por los 80.

El otro documental es “Alma perdida: el viaje fatídico de la isla del Dr. Moreau”, de Richard Stanley, que cuenta en primera persona su desdichada experiencia con un proyecto suyo de años que terminó en catástrofe. Sólo pudo filmar cuatro días de “La isla del Dr. Moreau” antes de que lo reemplazaran y ahora cuenta lo ocurrido, que permaneció oculto, y que fue la consecuencia de enfrentar a Hollywood.

LOS CLÁSICOS DE ARTKINO

Ya desde otro lado, el de la seriedad, merece destacarse otra revisión, la titulada “Cosmos 70, un homenaje a la distribuidora Artkino Pictures”.

La empresa de Isaak Argentino Vainikoff fue representante oficial del cine soviético y países de Europa del Este, aunque también trajo películas de Ingmar Bergman y españolas de la transición a la democracia, así como brindó apoyo a nuestro cine independiente. Naturalmente, muchas de sus importaciones eran vulnerables a la censura y alguna vez lo llevaron a la cárcel. En 1966, Volnikoff abrió el cine Cosmos, que se convirtió en una valiosa sala de cine arte.

En lugar de destruir el material, como es costumbre en las distribuidoras, el mismo fue preservado y en 2013 la familia donó ese patrimonio cultural a la Filmoteca Buenos Aires, donde es revisado, clasificado y difundido.

A Mar del Plata llegaron 11 títulos, que seguramente fueron elegidos entre los que hicieron época o dejaron una huella en la memoria, como “Pasaron las grullas”, “Detrás de un vidrio oscuro”, “Los amores de una rubia”, “El fascismo al desnudo” y “El 41”. En su momento, todos fueron estrenados comercialmente en salas santafesinas y pasaron por Cine Club.

Otra retrospectiva es “Brittania Lado A: El primer Hitchcock”. Directamente desde el British Film Institute, son tres film mudos, que algunos aventuran que forman parte del mejor período de Hitchcock. Estas obras integran un ambicioso proyecto de restauración del Archivo Nacional del citado instituto.

DEL CINE ACTUAL

Más allá de las operaciones de rescate, entre las secciones dedicadas al cine más nuevo figura “Italia alterada”, con realizaciones periféricas al cine comercial italiano actualmente en crisis.

Son cineastas a descubrir, como Roberto Minervini, de quien se programó su Trilogía de Texas. No parece cuerdo que un italiano haya filmado únicamente en Texas. Nació en Italia, estudió en Nueva York y Madrid, y fue docente en Asia.

De Minervini, vimos “The passage”, donde se manifiesta su inclinación por el verismo adherido al espíritu del cine independiente norteamericano. Es un relato de carretera protagonizado por tres solitarios que no se conocen y que atraviesan Texas en un auto hasta que lentamente van estableciendo lazos que se parecen al afecto y la solidaridad.

La figura principal es Ana, una mujer latina a quien el médico le pronosticó pocas semanas de vida, entonces sufre, no se resigna y viaja en busca de un sanador en el auto de un sujeto despreciable que acaba de salir de la cárcel y sólo piensa en robarle. Luego se suma un buen hombre que viaja a una localidad donde presentará una muestra extravagante de arte contemporáneo. Desfilan sórdidos escenarios suburbanos y paisajes naturales, se van cruzando todo tipo de personajes, pero el film nunca se deja tentar por la picaresca o el pintoresquismo al alcance de la mano. Siempre hay tensión dramática, Ana se está despidiendo del mundo, y aunque entre ellos casi no hay palabras, el relato es seco, sus compañeros van entendiendo y todos encontramos consuelo en un estado de triste armonía.